Entra un hombre o una mujer en una pajarería, se entretiene mirando las jaulas de los pájaros y al rato se acerca al ornitovendedor.—Hola, buenas tardes, querría comprar un loro.
—Acompáñeme —le dice el ornitovendedor, mientras le hace un gesto de venga venga con la mano extendida.
—No faltaba más —le responde el comprador o la compradora.
—Mire qué loro más majo.
—¿Cuánto vale?
—1200 euros.
—¿Y cómo que vale 1200 euros?
—¿Que cómo que cómo vale 1200 euros? Oiga, este loro recita la lista de los reyes godos a la perfección.
—Ah, bueno, está bien... pero no es lo que buscaba...
—Mire este otro loro. Le canta el romance de
La Lirio igualito igualito que Nati Mistral.
El loro, al oír la palabra «lirio», se pone todo hueco y canta perfectamente entonado:
—La Lirio, la Lirio tiene, tiene una pena la Liro y se le han puesto las sienes moraítas de martirio...
—¿Y cuánto vale este loro? —pregunta el/la comprador/compradora.
—El loro de la Lirio vale 1800 euros. Pero ojo, que los vale, mire qué planta, mire qué voz —le responde el ornitovendedor.
—Cantar mal no canta, pero yo quería otra cosa... Oiga ¿y este loro chuchurrío y viejo de la jaula del fondo cuánto vale?
—¿Que cuánto vale este loro chuchurrío y viejo de la jaula del fondo? este loro, este loro chuchurrío y viejo de la jaula del fondo vale 7800 euros, pero ojo, que es una maravilla de loro —le dice el ornitovendedor.
—Para costar eso, ya tiene que ser bueno el loro, sí ¿y qué hace? —pregunta el/la comprador/a.
—Huy, este loro es una maravilla. Mire ¿ve esta cintita de raso verde que lleva en la patita izquierda?
—La veo, la veo.
—Pues mire qué maravilla, si le tiro de la cintita verde le canta en francés perfecto con acento belga el
Ne me quitte pas.
El ornitovendedor da un tirón de la cinta verde y el loro se pone a cantar:
—Ne me quitte pas, il faut oublier, tout peut s'oublier, qui s'enfuit déjà, oublier le temps, des malentendus, et le temps perdu, a savoir comment, oublier ces heures, qui tuaient parfois, a coups de pourquoi, le coeur du bonheur, ne me quitte pas, ne me quitte pas, ne me quitte pas, ne me quitte pas...
—Ah, muy bonito, muy bonito... cómo canta de bien el loro —dice admirado el/la comprador/a.
—Pues mire —le dice el ornitovendedor— ¿ves esta cintita de raso azul que lleva atada en la patita derecha? pues si tiro de ella le canta el
Irish rover en perfecto irlandés. Mire —el ornitovendedor tira de la cinta azul que lleva atada el loro en la patita derecha y el loro se pone a cantar:
—In the year of our Lord, eighteen hundred and six, we set sail from the Coal Quay of Cork, we were sailing away with a cargo of bricks, for the grand City Hall in New York...
—Ah, pue sí que canta bien este loro en irlandés, sí... Oiga —le dice el/la comprador/a al ornitovendedor— ¿y si tiro de las dos cintas a la vez?
–¡Me caigo, hijoputa!* —le responde el loro.
*O
hijaputa, si ha decidido que el supuesto comprador sea una compradora.