
Esta tarde vino a visitarme el gato de Cheshire. Sereno, se pegó tres horas y media sobre el televisor «¿Qué te pasa? entraste por la puerta como los demás, ahora te quedas medio dormido encima de la tele y ni desapareces, ni muestras una pata aquí, una boca allá...¿Qué tienes?» le pregunté, cansado de verlo sin intermitencias. «No sé qué me pasa, no me encuentro muy bien hoy», me dijo. Bajó de la tele de un salto y se fue por donde vino.
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