jueves, 24 de enero de 2008

Sobre los polluelos y sus mapas celestes

Me he puesto muy tierno imaginándome a los pollicos en el nido mirando el cielo nocturno. Ahí con esos ojazos, discutiendo entre ellos si Orión esa noche estaba un poco más a un lado que al otro respecto a la rama de enfrente.

«Cuando era explorador, me enseñaron cómo encontrar la estrella Polar: bastaba con colocar la punta de la manecilla del reloj en la Osa Menor o extrapolar desde el labio frontal de la Osa Mayor una distancia que fuera siete veces su profundidad. Las aves no nacen con este conocimiento, no porque sea impensable que pudiera ser innato, sino porque de serlo pronto quedaría obsoleto. El eje de rotación de la Tierra, y por tanto el polo norte celeste (el punto del firmamento que corresponde al norte), oscila en un ciclo de 27.000 años que recibe el nombre de precisión de los equinoccios. El ciclo es rápido si tomamos como referencia el tiempo evolutivo, y las aves han respondido a esta circunstancia desarrollando un algoritmo especial para aprender dónde se halla el polo norte celeste en el firmamento nocturno. Y todo ello se produce mientras permanecen en el nido y no pueden volar. Los polluelos miran al firmamento nocturno durante horas, observando la lenta rotación de las constelaciones. Descubren el punto alrededor del cual las estrellas parecen moverse, y registran su posición con respecto a varias constelaciones cercanas, adquiriendo de este modo la información que, en mi caso, conseguí a través del manual del buen explorador. Transcurridos varios meses, las aves son ya capaces de servirse de cualquier constelación para mantener una dirección constante, pongamos por caso, tener el norte siempre detrás mientras vuelan hacia el sur, o volar hacia el polo norte celeste durante la primavera siguiente para volver al norte.»

Steven Pinker, Cómo funciona la mente, «La venganza de los torpes»,
p. 240. Editorial Destino, Barcelona, 2007.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo siento Harry, parece que lamentablemente ni el Kremlim, ni el Mossad ni los mismísimos yihaddistas nos hacen puto caso y, lo que es peor aún, incluso hemos perdido la bandera de Romania que tan guapamente lucía en Centroeuropa, un poco abajo a la derecha. Tendremos que cambiar la estrategia. Ya pensaré algo.

Mientras tanto dígame qué tal estaba el Sirah ése que le han regalado por su cumpleaños cumpleañero, que en alguna ocasión he estado tentado de pedírmelo. Por ejemplo, dígame si no habría preferido más dos entradas para ver a Naím Thomas en el nuevo musical que se estrena en Madrí o bien que Steven Pinker se divorciara de su actual exótica mujer y se dedicara a escribir un nuevo libro de autoayuda para el matrimonio.

Harry Sonfór dijo...

Pues el vino que vino está más que bien. Correctísimo (para mí suele ser más importante que esté correcto que otras cosas). Este que me llegó es un crianza Cabernet, Merlot, Syrah y Tempranillo, todojunto. La nota de cata no se la voy a hacer, que ya sabe usted que todas son parecidas. Vaya, que poniendo intenso color, poniendo frutas del bosque y compota y si quiere pone que también tiene notas mentoladas, grafito, pizarra y tostados del roble y ya tiene una nota de cata preciosa. Es como para hacer poesías. Que si pone las palabras «rocío», «tierra», «pasión» y «piel» y le mete cuatro palabras por en medio ya tiene un poema. Si quiere que el poema quede más íntimo, no olvide poner «tu» delante de «piel», y así parecerá que lo escribe a una persona en concreto pero que lo deja leer a todo el mundo. Qué generoso es el arte poético. Bien, a lo que iba, que el vino está bien bueno. Además te regalan 12 copas (6 y 6) que también son más que correctas. No cambio mi regalo por nada del mundo, ni por dos entradas para ver a Naím Thomas. No. Si cantara Pinker en el musical aún va que te va.
No desespere, antes o después irán entrando al blog todos los humanos del mundo y cuando estén todos dentro contaremos la verdad sobre el sentido de la vida y todo eso. Pero eso sólo cuando estén todos dentro y a la vez. Será bonito.

Harry Sonfór dijo...

Oiga, bien, vale, hemos perdido la bandera de Romania, pero las dos banderas canadienses se mantienen; frescas, lozanas, altivas, orgullosas, impertérritas.

Anónimo dijo...

Fijo, bien tiesas las de Canadá.
Mosqueadica me tiene el/ la de la Bahía de Hudson.
Felíz cumpleaños Harry!!

Harry Sonfór dijo...

¡Eso, ea, bien tiesas!

Anónimo dijo...

Oiga, Harry, tenemos que tener mucho cuidado con Faren, ha sido decir que miraba fijo al de la Bahía de Hudson y desaparecer del mapa. Cuadadínnnn.

Harry Sonfór dijo...

Oiga, Arkab, es verdad. Me he quedado de piedra. Pues mire que es grande Canadá...

Yahuan dijo...

1. Este blog me parece entusiasmante.

2. El artículo es de lo más interesante.

3. Desde luego que a mí me dijeron que las aves se orientaban porque tenían ortolitos (creo que es iones de magnesio) en los oídos, pero ... se ve que no, o al menos, no del todo.

4. Saludines

Anónimo dijo...

Corroboro lo anterior. Este blog crea adicción. Se ha fijado que tiene un lector en "Pernambuco"? Yo creìa que ese sitio era una leyenda donde se perdían las cosas.

Anónimo dijo...

Lo de los ortolitos me ha llegado al alma. No tengo ni idea de lo que son, pero me parece una teoría más científica que la de la memorización de las cartas celestes desde el nido. Bien, me está empezando a caer gordo Pinker. Tenía que decirlo y ya no me podía aguantar más. Yo ya tenía asimilado que era una cuestión de magnetismo sin resolver y ahora viene el Pinker éste y me habla de aprendizaje nocturno. Pues no me lo creo. Los pajaritos por la noche duermen, y algunos hasta roncan. He estado buscando por ahí y he encontrado un precioso artículo sobre las migraciones del petirrojo, ese pajarillo que le cae bien hasta a Ángel Acebes, y dice que todo está por descubrir, que todo es un misterio para el Gran Íker (este hombre empieza a debernos ya mucho dinero, Harry), pero relaciona la cosa de la orientación (en el petirrojo) con el magnetismo, el color de la luz y, no se lo van a creer, con su ojo derecho. Toma ya. El artículo es precioso, al menos para mí que crío pájaros desde que hace miles de años.

Está en edición bilingüe castellano-catalán en http://www.joseplainez.org/GRUP%20MOIANES/GENM-MAGAZINE/orientacio_pitroig.htm

Anónimo dijo...

Se me ha cortado la dirección, la correcta es:

http://www.joseplainez.org/GRUP%20MOIANES/GENM-MAGAZINE/orientacio_pitroig.htm

Anónimo dijo...

Nada, que no hay manera, la pongo partida y el que quiera que la junte:

http://www.joseplainez.org/GRUP%20MOIANES/
GENM-MAGAZINE/orientacio_pitroig.htm

Harry Sonfór dijo...

Bienvenida, Yahuan, es un placer tenerla por aquí. Me alegra mucho que le guste el blog.
¡Viva!

Harry Sonfór dijo...

Oiga, Arkab, que me he leído de cap a cua el artículo del petirrojo y me ha gustado mucho. Luego he pensado que pobres bichos, todo el día ahí que si te pongo una luz que te pongo otra, pero el artículo es muy interesante. He de confesar que la teoría de lo del ojo y la luz me ha resultado más científica, y lo de los otolitos la apoya (todos tenemos otolitos, que en vulgar sería algo así como piedredicas del oído), pero no me negará que la imagen de los pollos mirando la inmensidad del cielo por la noche no es más bonita. Y aún creo que hay más: los pájaros se orientan gracias a los otolitos que tienen en los oídos, que les dan un sentido del equilibrio y de la orientación gracias al ojo derecho con el que miran el cielo nocturno cuando están en el nido. El mismo artículo que usted trae dice que los petirrojos emigran de noche y ¿por qué? pues para seguir la ruta que tienen ya fijada después de tantas noches de insomnio. Ya está, se mete todo en una coctelera y se descubre la verdad verdadera. Por ahora, lo único que me cambia la imagen que me había hecho es que ahora me imagino los pollicos con el ojo izquierdo guiñao, oteando el horizonte nocturno.

Harry Sonfór dijo...

Y aún hay más. Yo hubiera querido de mil amores decirle a usted, Arkab, que eso lo pone Pinker, pero que lo saca de otro libro (pues Pinker hace un tocho así de gordo sacando de aquí y de acullá, como Punset, vaya. O mejor al revés, que Punset saca a Pinker y éste no saca a Punset), pero no hay manera. La razón es que el libro tiene al final un fajo de notas perfectamente numeradas y dispuestas por capítulos, pero, ay, a los de Ediciones Destino se les ha olvidado poner los enlaces con los números en voladitas. O sea, que no han puesto las voladitas. Que se les ha olvidado, como también se les ha olvidado hacer una última corrección de las galeradas y así el libro está lleno de dobles espacios cuando debería haber uno, erratas e incluso gazapos. También se olvidan de poner algunos puntos y algunos espacios después de punto. Vaya, así estoy, buscando quién cuenta eso de los pájaros insomnes y por ser, pueden ser unos veinte autores. Pero déjeme que mañana saque un rato y lo rebusque, que antes o después encontraré al autor de los pollos mirones. Hoy ya no, que mañana tengo reunión de la comunidad y debo descansar para que mañana pueda decidir si es bueno lo de poner las canaletas o no ponerlas. Oiga, pero ¿usted se ha fijado qué pelazo que luce Pinker?

Harry Sonfór dijo...

Oiga, Faren, que busco al lector de Pernambuco y no me aparece. No me diga que también lo ha hecho desaparecer. Eso sí, que estoy muy contento, que hoy tenemos banderita japonesa. Ay, qué bueno todo.

Anónimo dijo...

Ay, qué ilusión que me hace ver mi mano en un blog en el intelneeeeel, agarrando ese híbrido de canario bronce y cardenalito de venezuela. Que conste que esto lo digo sin afán de protagonismo, sino para afianzar los lazos del blog con los visitantes de esa república bolivariana.

Parece ser que Faren mira el fiji de fuera, que va más retrasado que el fiji de dentro, en el que ya no está Pernambuco. ¿Pues saben qué les digo? Que ya no pienso ver nunca más uno solo de los goles que marque Juninho Pernambucano en alguno de sus trallazos desde fuera del área. O vuelve el señor/a de Pernambuco, o no veo al Juninho. Ea.

Harry Sonfór dijo...

Oiga, que va a ser verdad lo que dice el artículo sobre los piticlis que se orientan con el ojo derecho. Mire si no su foto, con el bicho ahí mirando fijo con el ojo derecho atento a lo que le dice como si fuera usted su guía espiritual, su brújula, su faro de Alejandría recortado en el horizonte.
Es verdad, la banderita de Pernanbuco se mantiene en el fiji pequeño pero en el fiji grande no está. Para mí que el fiji exacto exacto no es, que se escora unos grados para arriba o unos grados para abajo y lo mismo te dice que Faren ha entrado desde Montreal y a saber si donde está es en Gárgoles de arriba.

Harry Sonfór dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Harry Sonfór dijo...

¡Ay el piticli!

(He suprimido el comentario anterior porque había puesto una letra de más. Ahora está bien).