Aparición del perfil de un espíritu rodeado de una gasa ectoplasmática, a la moda de los años veinte. Las apariciones de espíritus y las apariciones de ovnis tienen eso en común, que se transforman, se arreglan y se emperejilan según la moda del momento. En este caso parece que el espíritu arregló su peinado con tenacillas calientes. Las apariciones marianas no, que esas mantienen la compostura y se aparezcan en el siglo que se aparezcan tienen siempre su punto Murillo. La foto la he tomado de aquí y el autor, Tom, tiene cuatro más, todas ellas bien interesantes. Resulta difícil ver la foto en conjunto, a los vivos y a la muerta a la vez. Primero se mira a la muerta, luego a los vivos, luego otra vez a la muerta... pero resulta difícil verlos a la vez. Como esa imagen de la copa que se transforma en dos perfiles, y luego en copa, y luego en dos perfiles. Hace siete años leí un artículo de John Berger sobre las pinturas rupestres de la recientemente descubierta cueva de Chauvet, en el sureste de Francia:
[...] En la cámara más lejana están dos leones, dibujados con carbón negro. De tamaño natural, aproximadamente. Uno junto a otro, de perfil, el macho detrás y la hembra, con el cuerpo en contacto y en paralelo, más cerca de mí.
Son una presencia única, incompleta (faltan las patas delanteras y las garras posteriores, que, me da la impresión, nunca se dibujaron) pero total. La superficie de la roca a su alrededor, que tiene, como es natural, color de león, se ha convertido en león. En este caso fue seguramente el color de la roca lo que movió al pintor, que quiso completarla con su dibujo de los animales.
Intento dibujarlos. La leona está junto al león, se frota contra él, dentro de él. Y esta ambivalencia es el resultado de una elisión increíblemente ingeniosa, que hace que ambos animales compartan un mismo contorno. El borde inferior del lomo, el vientre y el pecho pertenecen a los dos, y lo comparten con elegancia animal. Luego sus contornos se separan. Las líneas de la cola, espalda, cuello, frente y hocico de cada uno son independientes, se acercan, se separan, convergen y terminan en distintos puntos, porque el león es mucho más largo que la leona. Sigue.
Y todo esto me recuerda ahora los patrones de las revistas de confección. De crío me pegaba horas vivas mirando esas hojas grandes de papel basto de la revista Burda y de otras más de la época de las que no recuerdo el nombre, llenas de líneas y líneas (línea continua, línea discontinua, línea-punto-línea, línea-equis-línea...) que se mezclaban unas con otras. La única manera de reconocer, de separar visualmente el patrón elegido de los demás, consistía en seguirlo con el ojo con ayuda del dedo, recorriendo la senda sobre el papel, como cuando se aprende a leer. Así, con paciencia, aparecía una manga ranglan o un bolsillo de plastón entre una pernera de pantalón acampanado o bajo la trasera de una falda evasé. Y entonces, ya reconocido y delimitado, ese patrón brillaba con luz propia por encima de los demás. Se había descubierto, develado ante los ojos. Magia pura.
miércoles, 30 de septiembre de 2009
Otra aparición
martes, 29 de septiembre de 2009
Otro Perrete
Y ya metidos en harina, como diría Cora Smith en El cartero siempre llama dos veces, vamos a poner otra foto con un perrete. Esta foto me gusta mucho. Miren qué cara de foto pone el perrete. Qué bien posa. Parece una actriz de Hollywood de los años treinta. La foto me gusta mucho, también, porque bien podría llamarse Perro con busto. Miren en la parte superior de la foto. Hay un busto. Es, posiblemente, el busto de una señora que lleva un bonito vestido de cuadro vichy, no sabemos si azul, verde, naranja o rosa, pero confeccionado con tela de cuadro vichy. Toda la foto es un plano de perro, a la altura de un perro, y por eso la señora queda en segundo plano, guillotinada, como en los dibujos animados de animales en los que de los humanos solo se ven las piernas, el talle y, como mucho, el busto. No es necesario más para un perro, que disfrutan de un catálogo mental de piernas mucho más completo que el que tenemos los humanos. Le preguntaría a Cano qué reflexión haría de esta foto Antonio Muñoz Molina (ese hombre que hace un tiempo era un señor con bigote y desde que se ha dejado barba se ha convertido en un lobisome), pero Cano ya escribió hace un tiempo que no sabe la manera de dejar un comentario en este blog. Voy a lanzarle un órdago* a ver. A ver si comenta.
*Órdago viene del euskara, de or dago, «ahí está». Recuérdenlo y así cuando vayan a un bar vasco y lean «Salda dago» sabrán que algo «está» o algo «hay». Memoricen después el término purrusalda, le quitan el purru (puerro) y se queda el salda, esto es «caldo o salsa». Ya lo tienen: salda dago: «Hay caldo». Salda dago. No me digan que no suena bien.
lunes, 28 de septiembre de 2009
Niño y perro con cabeza borrosa
En la foto vemos a un niño tras una balaustrada que posa con un perro con la cabeza borrosa.
Si quieren, pueden comprar la foto aquí.
Quedaría literaturizable decir que el perro quiso borrar toda huella imperecedera que quedara de su imagen tras la muerte y agitó la cabeza con furia para que sus rasgos se velaran en la placa fotográfica, pero no es verdad. El perro meneó la cabeza y ya está. No era consciente de que le fueran a sacar una foto. Lo sentaron ahí, sobre la balaustrada y meneó la cabeza. A los perros les gusta menear la cabeza, beber agua a lengüetazos haciendo mucho ruido, correr, oler el culo a los otros perros, morder huesos duros entre las últimas muelas con la cabeza ladeada y los ojos muy abiertos, ladrar a los extraños y romper zapatillas. Las fotos se las traen al pairo. Las fotos y casi todo lo demás. Yo de crío tuve una perra negra como el demonio que se me comió una biblia. En concreto, se comió las cubiertas, la cinta marcadora, buena parte del índice, las primeras páginas y el Génesis hasta Caín y Abel y unas cuantas páginas de Los Salmos; del salmo 14 al salmo 78. Conservo esos restos con cariño porque es lo único que me queda de la perra. Eso ocurre en una película sobre cosas satánicas y seguro que a la perra, al meterle el primer mordisco a la biblia, le salen chispas por la boca, se yergue sobre sus patas traseras y se pone a hablar en lenguas extrañas, en gatosiamés, por ejemplo. Pero no pasó nada de eso. Se comió parte de la biblia y se quedó tan pancha.
Tampoco es cierto que el perro de la foto moviera la cabeza para parecerse a un cordero, aunque se asemeje a un cordero. No hay perro que sueñe convertirse en cordero. Los perros sueñan con otros perros, con el tibio olor de la tripa de su madre cuando mamaban, con gatos que corren espantados, con piernas humanas, con grandes tesoros de huesos y ternillas escondidos bajo tierra, con amplias praderas de hierba en la que revolcarse, con pelotas de goma dura y con aspersores automáticos de agua.
domingo, 27 de septiembre de 2009
¡Ole clavel!
Es una mujer extraordinaria, de esas que convierte a los niños en hombres y a los hombres en niños.
Burt Lancaster, inspirao, en la película Los profesionales, de Richard Brooks (1966).
Solarística
Cuando descendí por primera vez a 300 metros, me fue difícil mantener la altura, porque comenzó a soplar el viento. Concentré toda mi atención en el pilotaje. Durante cierto tiempo no miré hacia afuera. Por eso, penetré en la niebla.
—¿Era una niebla corriente?
—No era una niebla habitual. Parecía más bien una capa coloide, muy viscosa. Cubrió los cristales. Era tal la resistencia de esa niebla que comencé a perder altura. En el lugar donde debía estar el sol, la niebla se iluminó de rojo. Al cabo de media hora salí a un espacio abierto. Era redondo, con un diámetro de cientos de metros. Noté enseguida un cambio en el estado del océano. Las olas desaparecieron y su superficie se puso transparente, casi del todo. Debajo de ella se concentraba un limo amarillo. Cuando éste emergía, brillaba como el cristal. Luego empezaba a bullir, espumajeaba y se solidificaba. Parecía un almíbar quemado. Ese limo se unía en grandes conglomerados y, paulatinamente, formaba diferentes figuras. El helicóptero comenzó a ser atraído hacia la niebla y tuve que hacer resistencia a ese movimiento. Cuando volví a mirar hacia abajo, vi algo parecido a un jardín. Vi unos árboles, vallas, acacias, caminos. Todos eran de esa misma sustancia.
—¿Tenían hojas esos árboles y plantas? ¿Los matorrales y las acacias?
—No, parecían ser de yeso, de tamaño natural. Después comenzaron a fragmentarse, rompiéndose. La ebullición se hizo más intensa y todo se cubrió de espuma. [...] Descubrí un objeto flotante. Me parecía que era el mono de Fechner. Viré, para no perderlo de vista. En este momento la figura se levantó un poco. Como si flotara, sumergida hasta la cintura en la ola. Ese ser humano no llevaba mono y se movía.
—¿Era un ser humano?
—Sí, un ser humano.
—¿Le vio la cara?
—Sí.
—¿Quién era?
—Un niño.
—¿Lo había visto usted antes?
—No, nunca. Cuando me acerqué a él, noté que algo no estaba bien.
—¿En qué sentido?
—Al principio no entendí de qué se trataba, pero después comprendí que era demasiado grande. Tenía unos cuatro metros de altura. Sus ojos eran azules y el pelo negro.
—¿Tal vez se siente usted mal? Podemos aplazar la reunión.
—Continuaré. Estaba totalmente desnudo, como un recién nacido. Y mojado, mejor dicho, grasiento. Su piel brillaba. El subía y bajaba junto con la ola, manteniéndose siempre encima. Independientemente de esto, avanzaba. Eso era repugnante.
Declaración del piloto espacial Berton en la película Solaris de Andrei Tarkovsky (1972), basada en la novela homónima de Stanisław Lem (1961).
En la foto, Hari (Natalia Bondarchuk) se descubre ante el espejo con un retrato de Hari en las manos.
miércoles, 23 de septiembre de 2009
De las letras de plomo
Cuando al componer se encontraba una letra rota, matada o de otra fundición, en principio se depositaba en un cajetín de un rincón de la caja, cajetín que recibía nombres distintos según los países. Por ejemplo, en español se llamaba cajetín de las ánimas o cajetín del pastel; en Italia, cajetín de la concordia, y en Francia, cajetín del diablo. Cuando se trataba de materiales abundantes se depositaban en cajones, los cuales recibían los nombres de cajón de los muertos si en ellos se depositaban los materiales rotos o desgastados y cajón del pastel si en ellos se depositaba el pastel, es decir, el conjunto desordenado de materiales tipográficos.
José Martínez de Sousa, Antes de que se me olvide, una aventura tipográfica y bibliológica personal e intransferible, Trea, Gijón, 2005
Los siluros asesinos
Leo aquí, veo este vídeo aquí, luego veo la tira de Cano aquí y me he dicho «pues esto se merece un cartel». Los de las obras se han quedado solos, que ahora los jubilados dicen que es más divertido ver a los siluros depredadores. Más animado sí que es. Por ahora no han arremetido contra los cascos de los barcos, démosles tiempo para que cojan confianza.
martes, 22 de septiembre de 2009
¡Vuelve PLUTÓN BRBNERO!
Este miércoles, 23 de septiembre, a las 22:45 horas, PLUTÓN BRBNERO, y después MUCHACHADA NUI ¿Qué más se puede pedir?
Pasión
Ayer vi Pasión de Ingmar Bergman (1969). Me dejó el cuerpo medio malo. Me gustó mucho y me dejó el cuerpo medio malo de cruda que es. Imagínense, Andreas (Max von Sydow), es un tipo sueco que vive en una isla sueca. Al poco tiempo llega una chica viuda sueca, Anna (Liv Ullmann) y poco después conoce a otra chica sueca casada, Eva (Bibi Andersson). Andreas, como era de esperar, se lía con una y luego con otra. Con lo guapo que está Max von Sydow haciendo de hombre solitario que vive en el campo es normal que las enamore a pares. Mientras, durante, a la vez, los vecinos de la zona buscan a un asesino de animales, que se carga todo bicho de granja viviente que encuentra a su paso. En la escena de las ovejas muertas parece que acaba de pasar por allí el guerrero Áyax, cuando le dio el ataque porque no le regalaron la armadura de Aquiles. Y eso, que me dejó el cuerpo medio malo. Ahora me la vería otra vez. Madre lo que me gustó.
Y ahora una canción bonita de Jubilee, que no se puede estar todo el día venga a sufrir y sufrir.
lunes, 21 de septiembre de 2009
Ay, Stephen, qué guapete que eres
Hoy celebramos el cumpleaños de Stephen King. Pues hay que celebrarlo por todo lo alto. Hace muchos años que no leo nada de Stephen King, pero de chaval, oigan, me hizo pasar muchos mejores ratos que Emilio Salgari, Enid Blyton, Juan Ramón Jiménez y su Platero, García Lorca (ay, por el amor de dios, que no lo aguanto), y Edmundo de Amicis (madre de dios, Edmundo de Amicis, con su Corazón y el pequeño vigía lombardo, que era para emprenderla a gorrazos hasta acabar con ellos). Stephen King me enseñó a leer libros así de gordos sin cansarme. Pues anda que no es eso cosa buena. Con esos ojillos miopes y esa quijada no se puede ser mala gente. Que ahora es millonario, carajo, pues me alegro. Que lo sea Paulo Coelho no, que me irrita. Y me irrita por una razón: porque saca de mí todo lo malo, esto es, lo que me queda de creyente que me lleva a desear que un rayo divino le caiga sobre la cabeza cuando esté en su campo de golf sobre su cochecito de golf y lo reviente ¡Plas, catacroco!, reventao. Seamos claros: mi parte creyente me lleva a desear la creación de un ser superior no para que sea el artífice de todo lo creado e increado sino para que le tire un rayo mortal a Paulo Coelho y lo convierta en una lata de comida para perros. Así está la cosa. Económicamente, eso es un derroche. Tanto cartucho para tan poca mecha. Un rayo divino que acabe con todos los catolicorros, neo evangelistas, neo catecumenales y demás no sería un derroche, sería algo muy bonito de ver. Esta noche volveré a rezar deseando todo eso y a ver qué pasa. Si el Altísimo está para todos, pues allá que voy.
domingo, 20 de septiembre de 2009
Mochuelo
«mochuelo (fr. bourdon; i. omission, omissive word, out, compositor's omission) Omisión involuntaria de una o más palabras, frases o párrafos que al componer comete el compositor. (También se llama bocado, bordón, comido, dejado, olvidado, omisión, salto.)»
José Martínez de Sousa, Diccionario de bibliología y ciencias afines, Trea, 2004, Gijón.
«mochuelo m. Impr. Omisión de una o más palabras, miembro del discurso, frase, etc., que se comete en la composición.»
Diccionario de la lengua española. Vigésima segunda edición, 2001, Madrid.
Ejemplo práctico:
[...] De mi viaje a la pequeña ciudad del Vaticano no conservo muchos recuerdos. Entre otros, mi primera entrevista con varios componentes de la curia romana con motivo del primer pacto de Letrán en un hermoso salón preciosamente decorado al estilo cinquecentista en el que puerta me lo encuentro con los pantalones a la altura de los tobillos interpretando el ridículo bailecito ese que se puso de moda en ciertas discotecas de provincia y locales costeros de dudoso gusto que consistía en echar primero la cadera a un lado, luego al otro y luego hacia atrás para acabar con dos saltos hacia el frente con los pies juntos y volver a la posición inicial.
sábado, 19 de septiembre de 2009
A mover el esqueleto
Que este señor no tiene foto mala es un hecho. Que el que se inventó el texto del cartel tenía el día salao, también.
En «Stalker»
Que se cumpla lo previsto.
Que ellos den crédito
y se rían de sus pasiones.
Lo que ellos llaman pasiones
realmente no es una energía anímica,
sino un roce entre el alma
y el mundo exterior.
Lo principal es que crean en sí.
Y estén desamparados, como niños,
porque la debilidad es grande,
y la fuerza fútil.
Cuando el hombre nace,
su cuerpo es débil y ligero,
cuando muere es fornido y duro.
Cuando un árbol crece
es tierno y mimbreño,
pero cuando su tronco está seco y rígido,
se está muriendo.
La dureza y la fuerza son satélites de la muerte.
La flexibilidad y la debilidad
expresan la lozanía de la existencia.
Por eso, lo que se ha endurecido
no vence.
Poema de Arseni Alexándrovich Tarkovsky en Stalker de Andrei Tarkovsky (1979), película basada en el cuento «Una merienda en el camino» de los hermanos Arkadi y Borís Strugatsk. Traducción de Pablo Enrique López Rodríguez.
PS: Javier, que es el amigo al que no se le pasa una en cuestión de autorías, me envía documentación y me dice que esos versos no pertenecen a Arseni Alexándrovich Tarkovsky, el padre de Andrei Tarkovsky, sino al Tao Te King.
Encuentro esta traducción:
LXXVI
El hombre, cuando nace, es blando y flexible.
Cuando muere, queda duro y rígido.
Las hierbas y las plantas, cuando viven, son tiernas y flexibles.
Cuando mueren, son quebradizas y secas.
La dureza y la rigidez son las compañeras de la muerte.
Lo tierno y lo flexible son los compañeros de la vida.
Por eso, un potente ejército perderá la batalla, y un árbol duro será cortado.
Lo grande y fuerte está debajo.
Lo tierno y débil está arriba.
Así que, sin dudarlo, los versos son del Tao Te King. Javier bien podría haber enviado un comentario diciéndome «Eres más bruto que un arao, que eso es del Tao Te King», pero no, que lo hace de otro modo y encima me envía un libro todo dedicado a Tarkovsky. Ya no se puede pedir más. Llevo una temporada todo loco con Tarkovsky, pero sé que en un tiempo se me pasará. Bueno, no se me pasará pero lo trataré de otra forma, con más distancia, pero ahora, como estoy tonto con él pues así me va. Si un día acusan a mi señora de mi asesinato, seguro que alega en el juicio «Ya, pero es que está todo el día con el Tarkovsky para aquí y con el Tarkovsky par allá» y seguro que el juez la comprende y la absuelve. «Es que mira que hacía las películas lentas y largas» dirá el magistrado.
viernes, 18 de septiembre de 2009
Un robot obediente
El señor con gesto adusto de la imagen es un robot-contestador telefónico que diseñó en 1964 el vienés Claus Scholz. Tengo mis dudas, pero creo que no prosperó mucho este invento. Ahora las compañías de teléfonos te ofrecen el mismo servicio y además no ocupa espacio en el pasillo. Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad. Pero también se ha perdido ese trato cercano, amable, que te da un robot que descuelga el teléfono al fondo del pasillo. Y los sustos, también se han perdido esos sustos.
Ahora, en el siglo XXI, ya no tenemos tiempo para inventar robots humanoides de poca utilidad. Eso sí, robots con aspecto de banqueta con la habilidad de hacer botar una pelotita sobre su asiento durante largo rato sí.
La foto es de Keystone Features / Getty Images.
Añado un segundo invento del profesor Claus Scholz de Viena: el robot que da fuego y pasa el aspirador. Qué cosa más grande. O es el mismo que el que cogía el teléfono o va a ser que este hombre los hacía todos clavaos.
jueves, 17 de septiembre de 2009
Los tres cerditos y el niño
Cambio Radical, su blog de confianza, anda siempre a la zaga buscando las imágenes que más puedan perturbar a sus lectores. En este caso, la foto fue tomada en Disneyland en 1955. La encontré en miehana's photostream, que cuenta con una maravillosa selección de imágenes sobre el mundo Disney: maquetas, publicidad, fotos de los locales de Disneyland en sus tiempos buenos... (ay, esos garitos tiki, que me vuelven loco). Como sé que el señor Portorosa estuvo hace poco en Euro-Disney pues le voy a dedicar esta entrada.
Tengo el cuento de los tres cerditos como un cuento norteamericano, aunque es posible que una versión mas antigua viajara desde Inglaterra hasta allí. En todo caso es un cuento instructivo que te enseña que si eres de natural dejado siempre tendrás un hermano mayor al que acudir cuando tengas problemas. También, que si eres el hermano más cabal, antes o después te vendrán a tu casa los hermanos más vivales y descabezados. Tras muchos años de oírles «eh, que yo llevo mi vida, que voy a mi bola, que soy libre», al tiempo, te vienen con la murga. En el cuento no sale, pero en la versión original hay varias escenas en las que mamá cerda llora desconsolada y le dice al cerdito cabal «ay, hijo, no me des más disgustos y ayuda a tus pobres hermanos, que mira lo mal que les ha ido en la vida, que no han tenido suerte como tú y no le des un disgusto a tu padre que está del corazón, que lo vas a matar del disgusto si no dejas entrar en la casa a tus hermanos» y papá cerdo le dice que «es tu obligación ayudarlos porque son de tu sangre y la sangre llama y no le des un disgusto a tu madre que mira cómo está por lo que has dicho». Hay otra versión en la que el cerdito cabal no permite entrar a sus hermanos en la casa de ladrillos, recién llegados de unas vacaciones en Ibiza, y deja que el lobo feroz los devore, lenta, felizmente, con deleite, justo delante del porche mientras él mira por la ventana. Es una versión tirando a gore y de terribles trazas cuando al final se descubre que el cerdito previamente había contratado al lobo por una módica cantidad, más derecho a comida-cena, claro está.
miércoles, 16 de septiembre de 2009
De los gulones [una muestra de bulimia en el reino animal]
[...] hay también otros animales llamados gulones*, del tamaño de un perro grande, las facciones como de gato, las uñas muy largas y fuertes, la cola como de raposo: estos cuando cazan o matan alguna bestia comen de ella hasta que no les puede caber más en el estómago o vientre, el cual se hincha tanto, que parece que quieren reventar; y cuando se sienten así, se meten por lo más espeso de los montes hasta que hallan dos árboles muy juntos, y metiéndose entre ellos, aprietan el vientre de manera que forzosamente viene a vomitar lo que han comido, y acabando de hacerlo, tornan a comer otro tanto y también a vomitarlo, y tantas veces hacen esto, que acaban de comer toda la bestia, por muy grande sea.
Antonio de Torquemada, Jardín de flores curiosas, Edición de Giovanni Allegra, Castalia, Madrid, 1982.
*Se refiere al glotón, Gulo gulo (Linnaeus, 1758).
lunes, 14 de septiembre de 2009
Ke pascha tronkos!!! Guassssaaaaaaaa!!
[el signo de admiración] es una línea derecha sobre un punto, como una i buelta para abajo: y sirve de señalar, kuando nos admiramos. Xesús, ke gran mal!
De la obra Ortografía kastellana nueva i perfecta de Gonzalo Correas (1630), citado en Perdón, imposible, guía para una puntuación más rica y consciente de José Antonio Millán, RBA, Barcelona, 2005.
La Ortografía kastellana nueva i perfecta completa digitalizada la pueden encontrar aquí.
Hit-Parades
Los cuatro temas más cantados en casa Sonfór de la semana:
La Karencica y el Richar
El Manolo
Bigott
y otra más
Qué le voy a hacer si nací melódico.
sábado, 12 de septiembre de 2009
Una aparición
Fue tantas veces del cuarto de estar a la cocina, de la cocina al baño y del baño al dormitorio que, sin quererlo, al morir, la suma de todos esos viajes la convirtieron en fantasma. Era un fantasma de andar por casa, que iba, a paso lento, del cuarto de estar a la cocina, de la cocina al baño y del baño al dormitorio. Era un fantasma que no daba muchos sustos. Sus apariciones consistían en eso, en una figura velada que iba del cuarto de estar a la cocina, de la cocina al baño y del baño al dormitorio. Tan sólo una vez la nueva inquilina pasó miedo cuando vio al fantasma cerca del lavadero agitando los brazos. Ese hecho se remonta al año 1942, cuando la anterior inquilina, frente al lavadero, dejó caer por accidente un recipiente de loza con la comida recién hecha. El recipiente de loza cayó, rompió dos baldosas y su contenido se extendió por todo el suelo de la cocina. Ese día infausto se quedó grabado en la memoria de las paredes como en una película, pero con sesiones restringidas; mejor, caprichosas. Así, bastó que a la nueva inquilina se le fuera de las manos un tazón de porcelana lleno de café con leche que se derramó por todo el suelo de la habitación para que el resorte se accionara y el traspunte avisara al fantasma para que saliera, pronto, a escena. Salió, ejecutó la representación (agitando los brazos, llevándose las manos a la cara, cayendo de rodillas con gesto afligido) y luego se incorporó, se dirigió al cuarto de estar, del cuarto de estar al baño, el baño al dormitorio y allí desapareció.
viernes, 11 de septiembre de 2009
Unos demonios domingueros
Otra mujer, llamada Eufemia, natural de Corriongo, en la diócesis de Milán, llevaba siete años poseída por el demonio. Los malos espíritus, según ella posteriormente manifestó, la atormentaban con especial saña los domingos y días de fiesta, y sobre todo durante la celebración de la misa. Sus familiares la llevaron ante el sepulcro de san Pedro Mártir, para ver si el santo la curaba, y en cuanto la posesa entró en la iglesia los diablos empezaron a agitarla aparatosamente y la obligaron a dar gritos y a decir:
—¡Mariola! ¡Mariola! ¡Pedrillo! ¡Pedrillo!
A pesar de la resistencia que oponía, sus parientes la acercaron al sepulcro del mártir y, al aproximarse a él, los demonios salieron de ella arrojándola al suelo y dejándola aparentemente muerta; mas, un momento después, Eufemia, cual si acabara de resucitar, se levantó por si misma completamente sana.
Vida de san Pedro Mártir, en La leyenda dorada de Santiago de la Vorágine, Alianza, 1995.
El grabado pertenece al libro Scelta d'alcuni miracoli e grazie della santissima nunziata di Firenze, Pietro Cecconcelli, Florencia, 1619.
jueves, 10 de septiembre de 2009
Ar Da Ete inde Cano Cano
Leo que han nombrado a José Luis Cano hijo predilecto de la ciudad de Zaragoza. Si la medalla se la hubieran dado a sus hermanos Nacho y José María servidor hubiera montado en cólera, pero como la medalla se la dan a él pues me parece muy bien y me alegra mucho. En el blog de Cano Inde le felicita, Cano se lo agradece y le dice que qué ojo tiene para elegir cuadros, que eligió un cuadro suyo para ilustrar una entrada de su blog (del blog de Inde) e Inde le responde que no recuerda ahora qué cuadro eligió. Eso así contado rápido, que se entiende mejor si lo leen en el lugar de los hechos.
Bien, pues servidor que es de natural curioso se ha dicho «a ver qué cuadro de Cano eligió Inde para su blog» y he buscado en Gooogle, que nunca falla. Bien, no falla pero al final no he encontrado el cuadro. Eso sí, he encontrado este vídeo que, a juzgar por el título, algo va a tener que ver con ellos.
Ar Da Ete inde Cano Cano
Que es un vídeo en el que sale un chaval turco tocando con el guitarrico una canción muy pegadiza. Y me he dicho «pues la voy a poner para celebrar lo de que hagan hijo predilecto a Cano y que Inde tiene buen ojo para elegir cuadros, que es una canción muy pegadiza». Vamos a celebrarlo pues.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
¡Venga purines!
[...] Cuando yo llegué a esta casa hace veintisiete años, este río estaba tan lleno de salmones y truchas que contratamos a un vigilante para que no se los llevaran los domingueros. Pero vinieron los ecologistas y dijeron a los agricultores: «No pongáis nitratos en vuestros huertos porque son perjudiciales para las personas». Entonces, los agricultores decidieron sustituir los nitratos por estiércol y cuando cubrieron los campos de estiércol y purines la lluvia los arrastró al río y mató a los peces. Hoy, el río prácticamente no tiene vida. El problema con las ideas de los verdes es que son bienintencionados, pero nunca piensan en las consecuencias.
James Lovelock, especialista en química atmosférica y uno de los padres de la teoría Gaia en el libro de entrevistas Cara a cara con la vida, la mente y el universo de Eduard Punset. Destino, Barcelona, 2006.
martes, 8 de septiembre de 2009
¡Celebramos 45727 visitas a Cambio Radical!
Cambio Radical, su blog de confianza, celebra que del 18 de abril de 2007 (fecha de apertura) a la fecha de hoy, 8 de septiembre de 2009, ha recibido 45727 visitas. Bien es cierto que una buena parte ha entrado con la intención de encontrar información sobre la «cochinilla hembra», «Jack London en calzoncillos» «La importancia de las mayúsculas», «La sangría francesa», «nombre de los dedos de la mano», «Inventor de la guillotina» y ahora andan queriendo descubrir para qué sirve la tela azul que regalan con los cartones de Camel. Es posible que más de uno (y más de cien) no haya encontrado lo que buscaba. Es posible que algún otro sí o todo lo contrario. Lo importante es que hoy celebramos que Cambio Radical ha recibido 45727 visitas, que no está mal, no es para tirar cohetes pero no está mal. Para un blog que no pone noticias del día ni fotos artísticas de señoras en pelota no está mal ¿Que por qué no esperar a un número redondo para la celebración? porque servidor es de natural nervioso, cagaprisas, culo de mal asiento y perejil en todas salsas. No me sé esperar. Esa es la verdad.
Así que hoy les tengo que pedir un favor. Promociónenme en su blog. Es más triste de pedir que de robar. Todo aquel que quiera y le parezca bien, que haga una entrada en su blog con la noticia: «Cambio Radical ha recibido 45727 visitas» o como ustedes quieran ponerlo, a ver qué sucede. A ver si es verdad que la publicidad funciona y que la promoción entre blogs es buena cosa. No les pido más. No les cuesta mucho. Vaaa... que me hace ilusión y va a servir para un estudio sociológico sobre el ser humano del siglo XXI y las nuevas tecnologías. Bueno, tampoco es eso, pero que me hace ilusión. Márketing de ese que dicen. A ver. Y muchas gracias por anticipado.
Niño enmascarado con rifle
La foto del niño enmascarado con rifle (1895-1905) pertenece a la colección Phillips de negativos en placa de vidrio del Powerhouse Museum de Sydney. Da cosa. Por eso la he puesto, porque da cosa.
domingo, 6 de septiembre de 2009
M
Pron-to ven-drá el vam-pi-ro con su cu-chi-llo
y ha-rá con-ti-go pi-ca-di-llo*.
*Primera escena de la película M (M, el vampiro de Düsseldorf en España), de Fritz Lang (1931).
El vagabundo escribe con tiza la letra M (de mörder, asesino) sobre la palma de su mano, en mayúscula (o versales), la imprime sobre el hombro izquierdo del asesino y éste se da cuenta de que ha sido descubierto cuando la niña le dice que tiene la espalda manchada. Descubre la letra en el espejo del escaparate, mirando por encima de su hombro. Tanto el vagabundo, cuando escribe la letra, como el asesino, cuando la lee en el espejo, ven la letra al derecho. Los demás, la verán al revés. Es una suerte que la letra M mayúscula sea simétrica en sus dos lados, que lo mismo da leerla del derecho que del revés. Si, pongamos por caso, en lugar de M le hubiera escrito una Z o una B, los demás vagabundos habrían dicho ¿pero éste qué ha querido escribir ahí? Pero hubo suerte y era una M. Caso resuelto.
Es posible que Lang se conociera al dedillo el libro décimo de La República de Platón, donde se discute sobre la apariencia, la realidad y la esencia. Y se habla de espejos:
—(...) Coge un espejo, dirígelo a todas partes, y en el momento harás el sol y todos los astros del cielo, la tierra, a ti mismo, los demás animales, las plantas, las obras de arte y todo lo que antes mencionamos.
—Sí, haré todo lo que dices en apariencia; pero nada de eso existirá, ni tendrá realidad.
Al asesino de M le sucede lo contrario, que encuentra la realidad en los espejos. Cuando lee la letra en su espalda; cuando ve a la niña víctima a través del espejo enmarcado con navajas en el escaparate de la tienda de herramientas y cuando pone caras de asesino frente al espejo de su habitación, en la pensión. Lo demás, lo que no ve reflejado en el espejo, es para él una realidad menos nítida. Por eso está enfermo.
sábado, 5 de septiembre de 2009
Mi sepelio
Ya he decidido mi entierro, y lo quiero como el de las fotos. Quiero un entierro con muchas carrozas victorianas tiradas por muchos caballos, bandas de música tocando piezas fúnebres tristísimas y muchos elefantes. En realidad no sé por qué quiero muchos elefantes pero siempre me han parecido unos animales muy fúnebres cuando se ven sometidos por los humanos. Quiero un entierro con muchos elefantes. Si uno de ellos se desmanda, se salta el protocolo de proboscídico amaestrado, sale del desfile, asusta a unos cuantos viandantes y rompe el escaparate de alguna tienda al paso de la comitiva, mejor que mejor. Más espectáculo. No quiero muertos, ojo, solo un pequeño susto con un elefante desbocado. No quiero muertos que desvíen la atención, que para muerto ya estaré yo. Mi último deseo es el de un entierro íntimo lleno de mucha gente desconocida. Y elefantes. Marcharán los elefantes a paso lento, pesado, pero con la delicadeza y elegancia que tienen los elefantes cuando pisan. En mitad de las piezas fúnebres interpretadas por la orquesta los elefantes barritarán tristemente y eso producirá una profunda congoja en todo el que lo mire. No deseo un entierro de esos en los que los amigos del difunto abren botellas y se emborrachan con retenida alegría. Quiero un entierro bien triste, en el que los amigos se queden con mal cuerpo y que ese mal cuerpo les dure, al menos, una semana. Y si les dura más, mejor. Y muchos elefantes barritando. Y perros vagabundos corriendo y ladrando detrás de los elefantes. Y un caballo que se desboca y relincha porque un perro le acaba de morder las cernejas. Y que sea una tarde bien gris y plomiza. Así sería un entierro bonito. Luego, a mitad del desfile, que se abran las nubes y llueva, sin parar, que llueva más que en el entierro de Zafra y parte de la comitiva se cubra las cabezas con los bolsos, con periódicos, con bolsas de plástico, con lo que tengan a mano, y murmuren entre ellos. Quiero un entierro humilde, sencillo, pero espectacular. Al final, con el tiempo, a los muertos se les recuerda más por sus entierros que por sus actos. Así que quiero un entierro bonito. Será un entierro íntimo, con restricciones. No podrán formar parte de él ni cofrades de semana santa ni creacionistas. A todo el que sea una u otra cosa, lo oculte y se cuele en el entierro, los ojos se les encenderán en llamas y quedarán ciegos hasta el fin de sus días (para algo tendrá que servir morirse, alguna cosa buena debe de tener, y tampoco pido mucho, un poco de piroquinesis aplicada de andar por casa). Y muchos elefantes, y carrozas y caballos a paso marcial. Quiero un entierro, triste, fúnebre, nada de esos actos asépticos que preparan en las capillas de los cementerios modernos, que parece que el muerto no se ha ido para siempre sino que se ausenta por unos días o que está en la sala de cuidados intensivos a ver si mejora. Deseo un entierro bien triste, dramático. Con muchos elefantes barritando, caballos resoplando, perros que aúllan y ladran y gente apenada. Cuando el féretro se encuentre cerca de la capilla, los que me quieren se verán obligados a discutir con algún familiar que desee darme un entierro cristiano (ay, esa familia tan tradicional cuando es menester, más preocupada por lo que les conviene que por los deseos del finado). Así que les tocará reñir, oponerse, forcejear para que mi cuerpo no pase, no cruce, no roce el umbral de la iglesia. De tanto forcejeo, es posible que el féretro caiga de la carroza, choque contra el suelo embarrado y mi cuerpo salga descoyuntado como un fardo blando, salpicando a los de la primera fila. Será una escena desagradable para los presentes, pero dará una nota de color. Y entonces arreciará la lluvia y los elefantes barritarán, los caballos relincharán y los perros ladrarán como locos. Alguien dirá que aquello es una escena dantesca, pero no le hagan caso, en toda la Comedia no encontrarán una escena así; es una escena fúnebre. Y, al día siguiente, les ruego que no hagan caso de las letras que escriban los que no hablaron de servidor en vida, pues serán o letras vacías o letras falsamente sentidas. Pobres de los que se alimentan de los sepelios pues les espera el infierno de los tibios. Para la comitiva, he pensado también en poner un bonito grupo de majorettes, pero no sé si colocarlo al principio o al final del desfile. Igual pongo dos, uno al principio y otro al final. Serán majorettes tristes, vestidas de negro, que harán twirling muy despacio, pero serán majorettes a fin de cuentas, que siempre dan un punto alegre. En todo caso, espero que me quede mucho tiempo para decidirlo. Y por favor, a todos los que presencien el entierro, digan a mis allegados que en vida fui bueno, miéntanles si fuera necesario. Que se sientan orgullosos, felices de haberme conocido. Díganles que me querían. Eso les quedará. Poco cuesta.
viernes, 4 de septiembre de 2009
Unos cuantos peces de cuidado
Ciertamente dicen que el salmonete cohíbe la tempestad de las pasiones, pero vuelve ciegos instantáneamente a los que comen sus ojos.
Y el que se llama timalo por la flor; porque así llega a oler el que a menudo los come, causa que éste pueda oler los peces en los ríos.
Dicen que por ley de naturaleza ninguna de las morenas es de sexo femenino, pero se aparean y se renuevan, y multiplican sus crías con semilla ajena, pues muy a menudo ciertas serpientes se reúnen en las costas en las que viven y, amables, producen sonidos y silbidos, y de costumbre se aparean con las morenas que a tal llamada acuden.
Es también cosa digna de admiración que un erizo de mar, que no mide más de medio pie, pueda dejar como encallada en tierra firme cualquier nave a la que dé en pegarse y no le permita moverse hasta que se suelta, y por ello tal poder es terrible.
Y el que llaman espada porque hiere con agudo espolón, éste temen mucho que en medio del mar se llegue a una nave, pues si se enoja al punto la perfora y partida la hunde en súbito remolino. Hácese también temible por la cresta de su lomo, que es como sierra para las quillas: con ellas las ataca nadando por debajo del barco, y cortándolas da paso a las olas. Así que es temible por su cresta como por su espada.
Y el dragón marino, que según dicen tiene bajo sus plumas veneno, es temible para los que lo capturan, y cuantas veces pincha, al herir suelta veneno.
Se dice que el torpedo tiene otras armas de destrucción: pues al que toca uno de estos peces todavía vivo, los brazos y las piernas se le entumecen y todos los demás miembros como muertos dejan de hacer su oficio. Así de dañosa suele ser el aura de su cuerpo.
Con estos y otros peces enriqueció Dios el mar, y entre sus olas entremetió muchas tierras que habitan los hombres por su fertilidad.
Geoffrey de Monmouth, Vida de Merlín, Siruela, Madrid, 1986.
Sueño 7
Me acerco despacio a la entrada de la caverna y alcanzo a ver en ella algo que me impresiona grandemente; dentro hay dos puercos humanizados que manipulan una vagoneta vieja, de las que se usan en las minas; la ponen en los carriles que van al interior de la caverna. Dentro de la vagoneta alcanzo a ver seres humanos normales; parecen muertos pero sé que están dormidos.
No sé si éste es otro sueño o continuación del anterior... creo que me desperté pero no estoy seguro. El comienzo es el mismo, otra vez me estoy acercando a la boca de la caverna. Dejo atrás el sol y el cielo azul. Me adentro y veo en el fondo un resplandor muy intenso; cuando llego allí me maravillo al ver una ciudad extraordinariamente moderna; todo está lleno de luz que sé es artificial: eléctrica. Es una ciudad totalmente de acero y vidrio: el futuro. Sigo caminando y de pronto comprendo que no he visto ni un solo animal ni una sola persona. Ahora me hallo ante una gran máquina, una suerte de enorme transformador eléctrico, muy moderno, conectado con muchos y gruesos cables, como cables de alta tensión. Parecen mangueras negras. Se me ocurre pensar que esos cables están conduciendo sangre; me siento muy excitado y hallo en el bolsillo del pantalón un objeto que reconozco inmediatamente: es una navajita que me regaló mi padre cuando yo tenía unos doce años. Me acerco a la máquina y corto uno de los cables con mi navajita; súbitamente salta algo y me empapa. Es sangre. Me despierto muy angustiado y bañado en sudor.
Sueño de un profesional triunfante en «Variedades de agresión y destructividad, la agresión maligna: necrofilia», Anatomía de la destructividad humana de Erich Fromm, Siglo XXI editores, Madrid, 1975.
jueves, 3 de septiembre de 2009
De ornitología
(...) En buena parte de las hermosas tierras que recorre el río Amazonas, en los bosques de montaña tropical y subtropical, puede hallarse un pequeño pajarillo conocido como pájaro Chitví-Chitví o o pijuí txivit-txivit [Synallaxis meliusculus, perteneciente a la familia de los Furnariidae] de bellísimos colorido y canto peculiar. De él dijo Frey Antolino de Azmetategui que «és un pájaro muy hermoso y de reconocida intelijencia que no solo repite lo que uno ú otro diga sino que, si assi le place, mejora lo dicho», y es por ello la razón por la que «muchas gentes de letras, mugeres y hombres de la nobleza van á su encuentro y asi cuando lo hallan pregúntanle sobre toda cosa que les ronda por la cabeza y que no [les deja] conciliar el sueño». El pájaro Chitví-Chitví, sigue Antolino de Azmetategui «contesta á todas y cada una dellas, con hermoso trino [y] gran sabiduría, mas ha ocurrido que algunos poetas, muchos de reconocida pluma en la corte por estar emparentados con gente noble o por ser del gusto del Rey, que fueron en su busca para mejorar sus escritos, no encontraron respuesta que les satisficiera y sí una suerte de risa que el pajarito fabrica desde su garganta y luego contesta "eso que decis no hay manera de enmendallo"». Y sigue el autor español «dicen de este curioso pajarillo que le gusta la cerveza y los frutos que son amargos como el ajenjo» (...).
Bernardo São José de Gerais, A rota da Amazônia, de Arequipa para Macapá. pp. 534-541. Ouro Preto, 1858.
miércoles, 2 de septiembre de 2009
When Will I See You Again
Marideliwes ha puesto en su blog el vídeo de la canción del anuncio de Heineken y, oigan, es darle al play y hasta te cambia el color de la habitación. Yo estoy muy contento, que si no hubiera visto el vídeo en su blog me habría perdido ese documento. Ahora comparen el fino trabajo del cámara ahí girando y ese público tan elegante con lo que hacía José María Iñigo en España en aquellos años y verán que no hay color. Qué programa más fino. Hasta los jarrones de las mesas son bonitos. Así que aprovecho también para ponerles esta foto de The Three Degrees, las de la canción del anuncio de Heineken, miren qué guapas están, que la he encontrado en, posiblemente, la página más trendy cool del mundo mundial. ¿Que no la conocían? Pues no saben lo que se estaban perdiendo. Madre mía qué fotos más buenas. Ay qué bueno todo. ¿Que quién es el señor que calza el mono o salopette de la foto de debajo a la izquierda de la foto de las Three Degrees? No, no sé quién es el señor que calza el mono o salopette de la foto de debajo a la izquierda de la foto de las Three Degrees. Yo he venido aquí a enseñarles la foto de las Three Degrees, que están tan guapas, y se van ustedes a ver al señor que calza el mono o salopette de la foto de debajo a la izquierda de la foto de las Three Degrees. Así no hay manera de hacer un blog serio.
Pan-panfama, fama-famapan
Primer acto:
Un invidente entra en una cocina, posa sus dedos sobre un rallador que hay sobre la encimera y dice «¿Pero quién ha escrito esta mierda?»
Segundo acto:
el 30 de julio de 1932, Albert Einstein, animado por la Liga de las Naciones y el Instituto Internacional de Cooperación Intelectual de París, envió una carta Sigmund Freud para cruzar impresiones sobre las guerras. Su pregunta es: ¿Hay algún camino para evitar a la humanidad los estragos de la guerra? Freud se lo piensa y repiensa todo y le contesta dos meses después. En su extensa carta le habla un poco de todo, que los conflictos entre humanos se zanjan con la violencia, que las pulsiones de los humanos son de dos clases (las eróticas y las de agresión) y muchas más cosas que podrán encontrar aquí, que aparece la correspondencia entera. A mí me gusta mucho el siguiente párrafo, que imagino que cuando lo leyera Einstein se quedaría con todo el pelo de puncha:
(...) Rarísima vez la acción es obra de una única moción pulsional, que ya en sí y por sí debe estar compuesta de Eros y destrucción. En general confluyen para posibilitar la acción varios motivos edificados de esa misma manera. Ya lo sabía uno de sus colegas, un profesor Lichtenberg, quien en tiempos de nuestros clásicos enseñaba física en Gotinga; pero acaso fue más importante como psicólogo que como físico. Inventó la Rosa de los Motivos al decir: «Los móviles {Bewegungsgründe} por los que uno hace algo podrían ordenarse, pues, como los 32 rumbos de la Rosa de los Vientos, y sus nombres, formarse de modo semejante; por ejemplo, "pan-panfama" o "fama-famapan"».
No me digan que no es un párrafo salao. Que no se entiende, también. Pero salao, es muy salao.
martes, 1 de septiembre de 2009
La Noche de la Iguana, John Huston (1964)
Un Jesucristo alcoholizado, encarnado por un Richard Burton sudoroso, que ha perdido la fe y ha sido expulsado de su iglesia anglicana, encuentra trabajo como guía turístico en un autobús que lleva señoras mayores por la costa mexicana. En el viaje se encuentra con la demoníaca Concupiscencia (Sue Lyon, de nuevo, Lo-li-ta), que es una muchacha ardiente que va siempre acompañada de la Celosa Moral (Grayson Hall). Con la Concupiscencia realiza un bautismo en el agua que no le lleva a buen puerto. Al llegar a Puerto Vallarta, que es mejor puerto, busca refugio en el hotel de Dios, un dios pescador horaciano y borrachete, que acaba de morir hace pocos días y se encuentra de nuevo, tras un tiempo, con su compañera, la Virgen María (Ava Gardner), que va siempre acompañada de dos ángeles bailones que tocan maracas. Al poco de llegar aparece El Espíritu Santo (Cyril Delevanti), que como Espíritu Santo que es no sabe hablar de otra forma sino en verso, y con su nieta, la Samaritana (Deborah Kerr) y se hospedan en el templo. Luego la Samaritana ayuda a la Virgen María a cortar unos pescados para una comida y organizan una multiplicación de peces cortándolos en pedazos que da de comer a todas las señoras mayores del autobús y la Virgen María aprueba el carácter de la Samaritana, pues le parece una tía dura. Luego Jesucristo discute con la Celosa Moral por un desliz con la Concupiscencia (un afaire rápido que tienen), orina sobre todas las señoras mayores y se van enfadadas. La Concupiscencia y la Celosa Moral desaparecen para siempre. Por la noche, Jesucristo sufre un mono espantoso y la Virgen María lo ata a una hamaca para que no se desmadre. Esa noche, la Samaritana habla con Jesucristo, le da de beber de su agua y le cuenta historias jugosas como la del señor gordo que se masturbó educadamente con su ropa interior en Venecia. Cuando Jesucristo vuelve en sí y se calma, la Samaritana le pide que libere su espíritu con un acto de magia simpática que consiste en cortar la cuerda que tiene presa a una pobre iguana que por la mañana habían cazado los dos ángeles de la Virgen María. Tras liberar a la iguana, Jesucristo se libera de sus ataduras y sale de su habitación el Espíritu Santo, que, como el cisne, canta su último poema antes de morir. Pasan los días en Puerto Vallarta y, tras el entierro del Espíritu Santo, la Virgen María le pide a la Samaritana que se haga cargo de su templo, pues ella se siente cansada. Al mismo tiempo, Jesucristo pide a la Samaritana que le deje ir con ella. La Samaritana dice que no a los dos y se va, pues ya ha hecho su trabajo dando de beber al sediento. Jesucristo habla con la Virgen María y deciden pasar el resto de su vida juntos.
—¿Estás seguro de que hablas de la misma película?
—Que sí, lo que pasa es que he hecho una versión como más de catecismo, pero es la misma.
—Pues a Tennessee Williams igual le gustaba.
—Pues igual.
—Era raro el Tennessee Williams.
—De cojón.
—Y bueno.
—Bien bueno.
En la foto, Sue Lyon, Deborah Kerr, Ava Gardner y Richard Burton en una foto promocional durante el rodaje de la película. Miren qué guapos están todos. Ava Gardner está como en ninguna otra película. Guapa, madura, acogedora, cercana. Sue Lyon está, bueno, Lolita. Y Deborah Kerr y Richard Burton, ay, cómo están de bien. Ay. ¿Que les había dicho que me gusta mucho La noche de la Iguana? Ay.
Y continúa el misterio de la tela azul de Camel
Nada, que no hay manera. A todos aquellos humanos que decían que en internet está todo hay que decirles que está todo menos la solución a qué carajo es la tela azul metida en una bolsa que regalan con los cartones de Camel. Ya somos tres, dos señores que han buscado en Google y han caído aquí, y servidor. Ya somos casi legión. Queremos saber. Yo tengo la bolsa con la tela dentro ahí encima de la encimera de la cocina desde el día 1 de agosto. Un mes sin saber. Un mes que miro y remiro la bolsa con cara de circunstancias. Un mes que, día sí, tres días no, abro la bolsa, saco la tela, la toco a ver cómo está y la vuelvo a meter. Lo del Código da Vinci, el Experimento Filadelfia y el Rosebud de Kane eran acertijos de niños comparado con el enigma de la tela azul.
Cuando Edipo llegó hasta la Esfinge, ésta le preguntó: «¿Cuál es el animal que por la mañana tiene cuatro pies, dos al mediodía y tres en la tarde?» Edipo contestó correctamente y cuando ya se despedía de la Esfinge, que estaba hecha unos zorros, ésta le preparó una nueva pregunta, el enigma puñetero: «¿Y para qué sirve esa tela azul que viene en una bolsa de plástico que te regalan si compras un cartón de Camel?» Edipo se hincó de rodillas y gritó con los brazos en alto «¡Por Apolo que no lo sé!», a lo que contestó la Esfinge: «Bueno, pues como has respondido muy bien a la primera pregunta te concedo el privilegio de casarte con tu madre, pero como del segundo acertijo no has acertado ni papa te voy a echar la maldición de que te las van a hacer pasar canutas, todos los ciudadanos de Tebas te señalarán como culpable de la muerte de tu padre y además tu esposa te tendrá hasta el fin de los días regañándote porque no haces la habitación, porque no la ventilas y te atormentará día y noche con la zapatilla en la mano echándote en cara que más que una habitación eso parece una leonera».
Añado fotografía de la bolsa con la tela de color azul tiza. Para que se hagan una idea de las medidas, he fotografiado la bolsa aupada por tres robots. La Señora Robot, el Robot Tirillas y el Robot Chiquet. Bueno, que si no saben ustedes lo que miden los robots tampoco se van a hacer una idea. A ver. Mide veinte centímetros de largo. Así a ojo. Psché, sí, veinte centímetros.