martes, 22 de julio de 2008

Matthew N. Payne


Poco o casi nada sabemos de la vida y obra del poeta Matthew N. Payne, precursor del libreversismo y autor influyente en la obra de Walt Whitman. Matthew N. Payne (bautizado Matthew Singer) nació en Camden, Nueva Jersey, en la primera década del siglo XIX. Hijo de una familia protestante, se diplomó en derecho y trabajó como abogado la mayor parte de su vida, alternando su puesto en un bufete de Nueva Jersey con el oficio de escritor. En vida, publicó dos libros, La luz a través de los árboles encerados y Cantos de la tierra mojada, publicados respectivamente en 1845 y 1847 en Trenton (actualmente reeditados).
Su poema épico Dolor, angustia de lo perdido (quinto poema de Cantos de la tierra mojada) le brindó cierto reconocimiento entre los poetas y críticos americanos e ingleses de la segunda mitad del siglo XIX.

DOLOR, ANGUSTIA DE LO PERDIDO

Dolor, intenso dolor
angustia de lo perdido que
se desvanece
como arena entre los dedos.
Dolor, intenso dolor
miedo
que se adentra en lo más oscuro del espíritu
tan lejano
tan profundo
en la inmensidad del alma.


Al final de sus días, Matthew N. Payne renegó de la casi totalidad de su obra poética, especialmente de las piezas compuestas como versos libres, y volvió a las clásicas estructuras métricas. Así lo expresaba a su amigo M. T. R. en una carta fechada en 1876:

«...Repudio el verso libre. No sabes en qué medida me arrepiento de haber creado (y en mi juventud, propagado con tanto entusiasmo) el verso libre. Ahora, quebrantadas las bases de la métrica, cualquier patán zampabollos se cree poeta escribiendo versos cortos y largos según le plazca, al libre albedrío de la tontuna superficial y amanerada de un perfumista mezclador de palabras que suenan bien, que se repiten en unos y otros hasta la náusea».

Matthew N. Payne no pudo ver editado su nuevo libro compuesto con métrica tradicional Cantos de Otoño, pues días antes de su publicación fue atacado por una jauría de perros rabiosos en un bosque cercano a Trenton. Sus restos descansan en el cementerio de Middlesex.
Posteriormente, los defensores de la métrica tradicional tomaron el suceso acaecido con los perros como un castigo divino por transgredir las normas clásicas de la composición poética. Al mismo tiempo, los defensores de la métrica libre lo tomaron como un castigo divino por su retorno a la métrica tradicional. Por último, los perros rabiosos lo tomaron crudo.

4 comentarios:

Helter dijo...

Pues a mí me gustan los versos libres, sobre todo si tengo que traducirlos. ¿Por qué algunos artistas se ponen nerviosos al darse cuenta de que lo que ellos hacen podría hacerlo cualquiera?

Anónimo dijo...

el problema siempre es el ego, y mira que dicen que el ego espiritual es el más grande, pero benedicto sigue siendo un artista incomprendido, a pesar de sus aires de teólogo triunfador;
solo que no hay perros comedores de papas que hayan sido invitados a esta ceremonia

Arkab dijo...

Qué bonitas todas las cosas que encuentro de Walt Whitman. ¿Ha visto usted la casa de Camden en la que murió? Es curioso, se fue a morir al mismo sitio en el que nació el señor Payne. Muy curioso, sí.

Harry Sonfór dijo...

Huy, sí, Arkab, tanto la casa donde nació como la casa donde murió, las dos son bonitas. Pero oiga, entre nosotros, lo que más me gusta es ese mausoleo en el cementerio de Camden que parece que se lo ha hecho Pedro Picapiedra.