domingo, 5 de julio de 2009

Vértigo

Hoy he vuelto a ver Vértigo, que los cinéfilos le apostillarán con un «de entre los muertos» moviendo los deditos como si dibujaran en el aire comillas inglesas los tontolabas de ellos, pero en fin, eso, que he visto Vértigo. Cuando la vi de chaval recuerdo que me pareció una película mala, entretenida pero mala, con un guión bastante cutre. También recuerdo que en su momento me pareció interesante la simbología freudiana que Alfred Hitchcock utiliza en la película y esta vez la simbología freudiana que Alfred Hitchcock utiliza en la película me ha parecido torpe, chabacana y facilona. Me ha gustado más, sin embargo, cómo le queda el vestido verde de punto sin sostén a Kim Novak en la escena del hotel cuando hace de Judy Barton. Será cosa de la evolución, la madurez o la senectud, que se dice. Eso, pero que le he encontrado una nueva interpretación a la película. Que toda la peli gira alrededor de que James Stewart primero conoce a Kim Novak y le gusta, ahí toda teñida con el moñete; luego la pierde; luego la reencuentra convertida en Chayo Mohedano, toda chana; luego hace lo imposible para convertirla en Kim Novak y que el aspecto de Chayo Mohedano desaparezca de su ser y la tiñe y le vuelve a poner el moñete; al final la convierte de nuevo en Kim Novak con el teñido y el moñete y, claro, Dios media, llega una monja, le da un susto de monja y la vuelve a perder. Así el guión mejora. Yo creo que me ha gustado más que la primera vez, y todo eso se lo debo a Chayo. Que sí.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

¿no era en blanco y negro?

Harry Sonfór dijo...

qué va, koldo, si lo mejor de la peli son los colorines, cuando Kim Novak sale del baño con el moñete hecho y su cuerpo aparece cubierto de una bruma luminosa del letrero de neón azul piscina. Eso es lo mejor.
Y el restaurante tapizado en rojo pasión. Y el coche verde de la Kim Novak.

Javier de la Iglesia dijo...

Koldo, tengo una carpeta con TODOS los fotogramas que ofrece la red de Kim Novak en "Vértigo". Todos.
Nadie ha sabido reflejar en cine (que yo sepa), como Hitchcock en esa película un momento visionario de carácter erótico. Se me ocurren tres escenas: cuando Stewart la sigue a la floristería, cuando la ve de rojo en el Restaurante y la "aparición verde" del Hotel. Los tres más que supremos...

Harry Sonfór dijo...

Reconózcame, Javier, ahora que nos lee nadie, que la Novak teñida de castaño es una mezcla entre Chayo Mohedano y Rociíto Carrasco y que mejora sobremanera cuando se recoge el pelo teñido de rubio ceniza.

Javier de la Iglesia dijo...

El moño ese es clave, es un verdadero vórtice.
No, castaño nunca. Verde con rubio ceniza (sí, señor, ese punto) o un vestido rojo vino de burdeos que, claro, también se repite muy poderosamente en la escena de Lara con cinta negra al cuello y vestido rojo vino, la escena del burdel elegante en "Doctor Zhivago" (ya sé que no le gusta "Zhivago", que sí muy americana y tal; pero a mí esa escena me impresionó en su época y también la tengo catalogada; ya sabe: la de cuando se le escurre un poco de vino con que el malvado vividor la quiere "animar", etc.)

Harry Sonfór dijo...

Huy que sí, un vórtice el moño, si casi parece que se le va a caer el ojo a James Stewart dentro del agujero del moño como si fuera una vuelta al útero materno en un veriginoso zoom de cámara en la escena del cuadro cuando la Novak está ahí sentada mirándolo con el ramillete de flores.
Hoy he estado viendo «Expiación» de Joe Wright. Keira Knightley está tan guapa como siempre. He llorao como una magdalena. Ay qué de llorar.

Yahuan dijo...

jajaja luego la reencuentra convertida en Chayo Mohedano????? jeje, me hizo mucha gracia eso. La verdad es que a mí las películas de miedo no me..., que no, vaya, que no soy capaz de ver yo esas películas.

Mire que a mí doctor Zhivago sí que me gustó, pero fíjese que expiación no tanto, aunque sí ahora, es decir que no me gustó, pero que ahora sí me gusta, es decir, que lo que me gusta de la película es el recuerdo que deja pero no la película, y también me gustó la banda sonora, todo hay que decirlo.