jueves, 17 de febrero de 2011

Grande y querido

Hoy celebramos el 81 cumpleaños de Daniel Gil (Santander, 17 de febrero de 1930 - Madrid, 14 de noviembre de 2004), diseñador editorial y tipógrafo, que en el tiempo comprendido entre 1966 y 1992 realizó numerosas cubiertas para la colección de bolsillo de Alianza Editorial. Daniel Gil forma parte ineludible de nuestra memoria colectiva y todos guardamos una parte de él en nuestras librerías. Muchas cubiertas bonitas, todas diferentes.
Nuestros respetos, maestro.

12 comentarios:

Badil dijo...

Pregunta: ¿para hacer la portada hay que leerse el libro? Es que , al principio, me había parecido que era un trabajo chulo. Luego ... le seré sincera, me han entrao mis dudas.

El Ente Dilucidado dijo...

Qué grande, don Daniel Gil.

Por cierto ¿Se han dado cuenta voacés de lo horribles que son las portadas de El Libro De Bolsillo (ni siquiera sé si se sigue llamando así) de Alianza ahora mismo?

Algo espantoso, informe, blasfemo, inconcebible, enloquecedor.

[Ejem... ¿Se nota que los primeros libros de Alianza (que no los únicos) que me fui pillando, de jovencico, fueron los de Lovecraft?].

Harry Sonfór dijo...

Pues esa duda la tenía yo ya cuando a los once años me compraba mis primeros libros de Lovecraft y las antologías de cuentos de terror de Alianza Editorial, Badil. Miraba la cubierta, luego la contracubierta y me encontraba con la firma de Daniel Gil. Me decía «este hombre tendrá que leerse todos los libros, que siempre acierta, que no da puntada sin hilo». Aún no sé si se leía todos los libros, si se los miraba por encima o si le entregaban una sinopsis de cada libro, pero que afinaba mucho es un hecho.

Harry Sonfór dijo...

Ah, como que ya no está Daniel Gil, El Ente Dilucidado...
¡¡¡Ph'nglui mglw'nafh Cthulhu R'lyeh wgah'nagl fhtagn!!!

Harry Sonfór dijo...

Qué ricos, qué imagen, El Ente y servidor, con petos vaqueros con rodilleras y el pelo a lo bolo, rebuscando libros de Lovecraft en esos expositores giratorios de las librerías que al moverlos hacían «ñiiiiiiiiiii-wo ñiiiiiiiiiii-wo.

Anónimo dijo...

Yo conocí a Daniel Gil, incluso tuve el honor de presentarlo en un acto. Estaba tan nervioso que hice el ridículo de forma muy aparatosa. Sin embargo, creo recordar que le pregunté si se leía todos los libros y me dijo que no. Pero no estoy seguro. Sólo recuerdo con claridad la vergüenza que pasé.

cano

Harry Sonfór dijo...

Pues si acá estamos tres con la pregunta de si Daniel Gil se leía todos los libros antes de preparar la cubierta... imagine la de personas que se lo han preguntado. Que se lo han preguntado a sí mismos y se lo han preguntado a Daniel Gil, don Cano.
Por cierto, su entrada «Las tribulaciones de un pintor de provincias en Madrid o lo que cuesta mantener el Círculo de Bellas Artes» (http://joseluiscano.blogia.com/2011/021602-las-tribulaciones-de-un-pintor-de-provincias-en-madrid-o-lo-que-cuesta-mantener-.php) no tiene precio. Bueno, si hubiera que asignarle un precio ascendería a unos 16000 euros, lo que viene a cobrar un vigilante, vaya.

Anónimo dijo...

Oiga, don Harry, ¿pero se ha fijado en que la chorro- ballenaza esa de abajo y el barba-bigote este del libro parece que se estén riendo del mismo chiste?
A que tienen la misma risa. A que sí.

Tojunto

Harry Sonfór dijo...

Como que tanto la ballena como el señor de la cubierta del libro han cogido el chiste de Freud que le contó una paciente y que a mí me ha hecho siempre mucha gracia, Tojunto (luego, claro, Freud lo desarrolla con el asunto del yo, del reconocimiento de la propia muerte, del superyo, de las pulsiones de muerte y todo eso):
«Cariño, el día que uno de los dos muramos, cambiaré la tapicería del sofá».

El Ente Dilucidado dijo...

Iä Iä Shub-Niggurath!!
Iä!!

Pues eso.

El Ente Dilucidado dijo...

Ayyyy...


Las Antologías de cuentos de terror de Rafael Llopis. Qué maravilla.

Con esas portadas en las que salían plumillas del siglo XIX o lápices.

Los primeros cuentos del inmenso Arthur Machen (El Pueblo Blanco, El Gran Dios Pan). Esa maravilla de Wenceslao Fernández Flores titulada El Claro Del Bosque.
La primera vez que supe quién era M.R. James.
Las traducciones de Valverde (¿Era Valverde?) de Proust y las de Cortázar de Poe. La Biblia En España de Borrow (y Azaña) y Las Brujas Y Su Mundo de Caro Baroja.
O La Historia De La Brujería de Donovan, El Diablo En España de Torres Arroyelo y La Diosa Blanca de Graves (Los Mitos Griegos, del mismo, valen también).

Antiguas Brujerías y Los Sauces del Algernoon Blackwood.

Qué cosa... la juventú.

P.D.
Algún día tengo que contar lo que me pasó en un Corte Inglés de ultramar (cuando era jovencio y estaba sirviendo al rey) con el Blackwood éste y sus cuentos de miedo (que a la gente de Greenpeace les parecerán simples textos de divulgación, por cierto).

Harry Sonfór dijo...

Pues cuente, cuente, El Ente, que por lo que dice para mí que rebuscábamos en los mismos estantes. Claro, así estamos. Si en lugar de tanto leer a Lovecraft nos hubiera dado por el rap, ahora estaríamos ahí haciendo unos vídeos buenos metidos en jacuzzis con chavalonas en bikini moviendo el trasero y nosotros con cadenones de oro rapeando y moviendo las manos así. Pero no, que leímos a Lovecraft, y eso marca para toda la vida.