viernes, 8 de junio de 2007

La queratina y un hombre que se quita el sombrero para saludar


En el año 1976 Richard Dawkins publicó el libro «El gen egoísta». Olviden la frase anterior, olviden la teoría del gen, la del huevo egoísta que crea gallinas. Olviden todo lo anterior. Olviden también las teorías antropocéntricas. Olviden la imagen de Adán poniendo nombre a los animales. Adelanten unos cuantos siglos después y lleguen hasta Linneo, olviden también la imagen de Linneo poniendo de nuevo nombre a los animales, pues Adán lo hizo medio bien medio mal y en el siglo XVIII resultaba más cómoda la nomenclatura binominal que llamar al perro perro y al pájaro pájaro. Olviden todo eso. Sepan que si estamos aquí es por y para la queratina. La queratina, esa hermosa y revolucionaria proteína malditamente azufrada que hace que por nuestras uñas y cabellos circulen cuernos de corzo, púas de puercoespín, pelos de dromedario, plumas de aves del paraíso, aves comestibles, canarios y perros, salmonetes, codornices, orcas, cuervos, tapires, gallos, gallinas, ratas, topos, serpientes, ratones, cebras, ciervos, gorilas de montaña, rinocerontes, castores, águilas de cabeza blanca, alces, tiburones, cornejas, bisontes, vacas, elefantes, canguros, zorros y lobos, mamuts, lagartos gecos, mapaches, onagros, caimanes, trigres, peces de colores, buitres, gorriones, morenas, cocodrilos y lagartijas, jirafas, gatos monteses, ballenas, peces gato, monos tití, murciélagos, ardillas voladoras, emúes, quebrantahuesos, chimpancés y osos almizcleros. Así que tras tantos siglos buscando el sentido de la vida, no hay otro que el de mantener la queratina a buen recaudo, en nuestras uñas, nuestros cabellos y nuestra piel, y así la besamos y así le rendimos culto. Mi único dios es la queratina, la queratina será la razón de la existencia de todos los vertebrados, y así sera.

En la foto, un hombre, señalado con un círculo, saluda inerte a los lectores desde el año 1914, durante un espectáculo de Harry Houdini.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues voy a empezar a guardar en una cajita todas las uñas que me vaya cortando. El pelo no, que cuando me lo cortan se cae al suelo y se mezcla con el de los demás. Que cada uno guarde su pelo, hombre!.