viernes, 4 de septiembre de 2009

Sueño 7

Me acerco despacio a la entrada de la caverna y alcanzo a ver en ella algo que me impresiona grandemente; dentro hay dos puercos humanizados que manipulan una vagoneta vieja, de las que se usan en las minas; la ponen en los carriles que van al interior de la caverna. Dentro de la vagoneta alcanzo a ver seres humanos normales; parecen muertos pero sé que están dormidos.
No sé si éste es otro sueño o continuación del anterior... creo que me desperté pero no estoy seguro. El comienzo es el mismo, otra vez me estoy acercando a la boca de la caverna. Dejo atrás el sol y el cielo azul. Me adentro y veo en el fondo un resplandor muy intenso; cuando llego allí me maravillo al ver una ciudad extraordinariamente moderna; todo está lleno de luz que sé es artificial: eléctrica. Es una ciudad totalmente de acero y vidrio: el futuro. Sigo caminando y de pronto comprendo que no he visto ni un solo animal ni una sola persona. Ahora me hallo ante una gran máquina, una suerte de enorme transformador eléctrico, muy moderno, conectado con muchos y gruesos cables, como cables de alta tensión. Parecen mangueras negras. Se me ocurre pensar que esos cables están conduciendo sangre; me siento muy excitado y hallo en el bolsillo del pantalón un objeto que reconozco inmediatamente: es una navajita que me regaló mi padre cuando yo tenía unos doce años. Me acerco a la máquina y corto uno de los cables con mi navajita; súbitamente salta algo y me empapa. Es sangre. Me despierto muy angustiado y bañado en sudor.

Sueño de un profesional triunfante en «Variedades de agresión y destructividad, la agresión maligna: necrofilia», Anatomía de la destructividad humana de Erich Fromm, Siglo XXI editores, Madrid, 1975.

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