sábado, 5 de septiembre de 2009

Mi sepelio

Ya he decidido mi entierro, y lo quiero como el de las fotos. Quiero un entierro con muchas carrozas victorianas tiradas por muchos caballos, bandas de música tocando piezas fúnebres tristísimas y muchos elefantes. En realidad no sé por qué quiero muchos elefantes pero siempre me han parecido unos animales muy fúnebres cuando se ven sometidos por los humanos. Quiero un entierro con muchos elefantes. Si uno de ellos se desmanda, se salta el protocolo de proboscídico amaestrado, sale del desfile, asusta a unos cuantos viandantes y rompe el escaparate de alguna tienda al paso de la comitiva, mejor que mejor. Más espectáculo. No quiero muertos, ojo, solo un pequeño susto con un elefante desbocado. No quiero muertos que desvíen la atención, que para muerto ya estaré yo. Mi último deseo es el de un entierro íntimo lleno de mucha gente desconocida. Y elefantes. Marcharán los elefantes a paso lento, pesado, pero con la delicadeza y elegancia que tienen los elefantes cuando pisan. En mitad de las piezas fúnebres interpretadas por la orquesta los elefantes barritarán tristemente y eso producirá una profunda congoja en todo el que lo mire. No deseo un entierro de esos en los que los amigos del difunto abren botellas y se emborrachan con retenida alegría. Quiero un entierro bien triste, en el que los amigos se queden con mal cuerpo y que ese mal cuerpo les dure, al menos, una semana. Y si les dura más, mejor. Y muchos elefantes barritando. Y perros vagabundos corriendo y ladrando detrás de los elefantes. Y un caballo que se desboca y relincha porque un perro le acaba de morder las cernejas. Y que sea una tarde bien gris y plomiza. Así sería un entierro bonito. Luego, a mitad del desfile, que se abran las nubes y llueva, sin parar, que llueva más que en el entierro de Zafra y parte de la comitiva se cubra las cabezas con los bolsos, con periódicos, con bolsas de plástico, con lo que tengan a mano, y murmuren entre ellos. Quiero un entierro humilde, sencillo, pero espectacular. Al final, con el tiempo, a los muertos se les recuerda más por sus entierros que por sus actos. Así que quiero un entierro bonito. Será un entierro íntimo, con restricciones. No podrán formar parte de él ni cofrades de semana santa ni creacionistas. A todo el que sea una u otra cosa, lo oculte y se cuele en el entierro, los ojos se les encenderán en llamas y quedarán ciegos hasta el fin de sus días (para algo tendrá que servir morirse, alguna cosa buena debe de tener, y tampoco pido mucho, un poco de piroquinesis aplicada de andar por casa). Y muchos elefantes, y carrozas y caballos a paso marcial. Quiero un entierro, triste, fúnebre, nada de esos actos asépticos que preparan en las capillas de los cementerios modernos, que parece que el muerto no se ha ido para siempre sino que se ausenta por unos días o que está en la sala de cuidados intensivos a ver si mejora. Deseo un entierro bien triste, dramático. Con muchos elefantes barritando, caballos resoplando, perros que aúllan y ladran y gente apenada. Cuando el féretro se encuentre cerca de la capilla, los que me quieren se verán obligados a discutir con algún familiar que desee darme un entierro cristiano (ay, esa familia tan tradicional cuando es menester, más preocupada por lo que les conviene que por los deseos del finado). Así que les tocará reñir, oponerse, forcejear para que mi cuerpo no pase, no cruce, no roce el umbral de la iglesia. De tanto forcejeo, es posible que el féretro caiga de la carroza, choque contra el suelo embarrado y mi cuerpo salga descoyuntado como un fardo blando, salpicando a los de la primera fila. Será una escena desagradable para los presentes, pero dará una nota de color. Y entonces arreciará la lluvia y los elefantes barritarán, los caballos relincharán y los perros ladrarán como locos. Alguien dirá que aquello es una escena dantesca, pero no le hagan caso, en toda la Comedia no encontrarán una escena así; es una escena fúnebre. Y, al día siguiente, les ruego que no hagan caso de las letras que escriban los que no hablaron de servidor en vida, pues serán o letras vacías o letras falsamente sentidas. Pobres de los que se alimentan de los sepelios pues les espera el infierno de los tibios. Para la comitiva, he pensado también en poner un bonito grupo de majorettes, pero no sé si colocarlo al principio o al final del desfile. Igual pongo dos, uno al principio y otro al final. Serán majorettes tristes, vestidas de negro, que harán twirling muy despacio, pero serán majorettes a fin de cuentas, que siempre dan un punto alegre. En todo caso, espero que me quede mucho tiempo para decidirlo. Y por favor, a todos los que presencien el entierro, digan a mis allegados que en vida fui bueno, miéntanles si fuera necesario. Que se sientan orgullosos, felices de haberme conocido. Díganles que me querían. Eso les quedará. Poco cuesta.


18 comentarios:

MACARENA GOVANTES dijo...

A mi personalmente me parece un sepelio divino muy chic muy Lacroxi, muy Valentino. Me encanta. Me haces el favor de agregarme a tu aganda para que el dia de tu muerta, Dios o Santa Coco Chanel no lo quiera, me das un toque al iphon de diseño exclusivo lagerfedl y me mandas la invitacion para asistir a tu funeral, vamos ni yo ni ninguna de mis mejores 85 amigas estariamos dispuestas a perdernoslo.
Besos repletos de un rouge Chanel Fascinante. Macarena Govantes.

Harry Sonfór dijo...

Tenga por seguro, Macarena, que antes de morirme le mando la invitación para que venga usted con las 85 amigas, aunque sea lo último que haga. Que si ya me vienen todas de Lacroix, Valentino o Chanel y, porfavorselopido, con esos sombreritos cortos modelo Jacqueline con un tulcito de esos que quedan a mitad de cara que llevan unos topitos negros, si me vienen con eso soy capaz de revivir, gritar «¡La fiesta terminó, ha merecido la pena!» y volverme a morir tranquilo.
Y sea bienvenida a esta casa, Macarena Govantes.

Inde dijo...

Pues entonces no se te ocurra morirte en Zaragoza. Que el tanatorio de Torrero es la cosa más aséptica, funcionarizada, fría y fea que he visto en la vida y los muertos en la muerte. El jol parece el de un aeropuerto: "Muerto número 12 en el velatorio 3; la misa a las 11:30 en la capilla 1". Y así una ristra de muertos con sus números, horarios, capillas y hora del responso, en letras rojas, en un panel de leds colgado del techo.

En los pueblos, la verdad, la cosa tampoco está mucho mejor.

Hay que buscar un lugar "chic" para morirse y hacer bien las cosas, está claro. No lo había pensado. Jo.

Arkab dijo...

Ay, Harry, muchísimas gracias. Oiga, que Patti McGuire en la camita con su osito de peluche tampoco me habría disgustado, pero es que no se puede tener todo en este valle de lágrimas, ay.

Harry Sonfór dijo...

Ay, Patti McGuire, pajaro...

Spanique dijo...

De Lacroix no irán que hasta que se muera "usté", vamos, creo que cierran este año (Lacroix, digo)

Ante todo disculparme, porque siendo mayor que "usté" igual estoy obligada a declinar la invitación, pero le aseguro que si por causa mayor me es imposible asisitir, no se apure que ni le prepararé el camino, ni nos veremos ni ná de ná porque se muere uno y ya está, no vaya a creer ;-))

Inde dijo...

Ay, amigo Sonfór, me doy cuenta de que le he apeado el tratamiento en el comentario que le dejé ayer. Un desliz. Le ruego me disculpe.

Harry Sonfór dijo...

¿Que Lacroix cierra, Spanique? ¡Adónde vamos a llegar!

Harry Sonfór dijo...

Inde, no se preocupe, por favor. Es más, que a mí eso del tratamiento de usted no me gusta del todo. A mí me gustaría que me trataran de «vuecencia» o de «vuecelencia» parriba, pero no hay manera. Si es que se han perdido los balones.

A filla do mar dijo...

Oiga, pero habrá canapés, no?
Que no es cuestión de cruzarse España de lado a lado y no comerse ni una triste fruta de Aragón.

(Pero vamos, que yo voy igual, eh? Y así visito a mi prima que vive por ahí, en la avenida de Valencia, creo.)

Harry Sonfór dijo...

Ay, pues me había olvidado de los canapés, A filla do mar. Bien, habrá canapés también (al final el presupuesto de este sepelio se me está yendo de las manos entre elefantes, caballos y canapés).

laMima dijo...

Jolines Harry, ¿de veras piensa en eso?¿con elefantes y todo?..pues va a dejar a la familia sin un clavel oiga, que lo que cuenta tiene que salir carísimo.
Tarde un poco, que se pase la crisis. No sea malo con sus allegados que seguro que querrían complacerle. Respire, ya sabe: respirar, RESPIRAR, a pleno pulmón, A PLENO PULMON, la brisa marina...(que fin de semana llevo con el pañuelico, ay).
¿Que de que hablo?, de nada, de nada. Cosas mías.

Harry Sonfór dijo...

Carísimo, y más caro ahora con el añadido de los canapés, que no había contado con ellos.
¿Que está con la depre posvacacional, laMima? ¿pero no sabe que lo mejor para no sufrir depre posvacacional es no hacer vacaciones. Vivir sin etapas, sin distingos, sin parones, todojunto, sin parar, y así no hay depres posvacacionales?

Javier de la Iglesia dijo...

O sea que Vicente Huidobro, el pobre, tendrá expresamente prohibida la asistencia... y eso a pesar de todas las gestiones que estoy seguro que a estas horas ya estará haciendo ante las autoridades infernales para que le concedan el preceptivo permiso de creacionista-jefe y máximo condenado por creacionista-jefe y que con todo y con eso no lo vaya a coger así de improviso y sin las gestiones hechas...?
Pues mira que, mira que ya es usted riguroso con las normas...

Será el chirriar de dientes eterno del pobre Huidobro. ¡Qué chirridos "creacionistas" se van a escuchar..!

Harry Sonfór dijo...

¿Ha visto que debajo del epitafio de la tumba de Huidobro, frente al mar, el que dice:

Aquí yace el poeta Vicente Huidobro
Abrid la tumba,
Al fondo de esta tumba se ve el mar.

pone, escrito con tiza y varias faltas ortográficas: «falso, la he abierto y no he encontrado más que huesetes, lombrices y huesetes». Pues ya sabe quién fue, Javier.

Javier de la Iglesia dijo...

Ah, pero ahora que me fijo...no era a esos "creacionistas" (los del tipo Huidobro) a los que usted se refería. Igual hasta le cae bien don Vicente...No, es a los otros, a los de la cosa de los monos y Jehová...
Es a esos, ¿no?
¿El Huidobro libra y puede asistir...? Confirmémelo, por favor.

Javier de la Iglesia dijo...

Ah, pero ahora que me fijo...no era a esos "creacionistas" (los del tipo Huidobro) a los que usted se refería. Igual hasta le cae bien don Vicente...No, es a los otros, a los de la cosa de los monos y Jehová...
Es a esos, ¿no?
¿El Huidobro libra y puede asistir...? Confirmémelo, por favor.

Harry Sonfór dijo...

Es a esos, Javier, es a esos. Huidobro, el hombre, no me ha hecho nada malo. Si escribía bonito. Me refería a los creacionistas del mono, sí, y me olvidé de los recreacionistas, que son esos señores que se disfrazan y montan batallas conmemorativas. Madre mía: creacionistas, cofrades y recreacionistas. Nada, que no hay manera...