El hombre se levanta de la cama, va al baño, se lava la cara con agua templada y jabón de manos, se la aclara de nuevo con agua y observa su rostro reflejado en el espejo. Ve su rostro enrojecido, con densas extensiones de sombras verdes en la zona de la barba. Ve amarillos cadmio en las sienes y azules intensos y granates alrededor de los ojos y en las mejillas. Ve una nube de pájaros que saltan al vuelo en bandada desde un árbol, tras una detonación. Ve un alto risco de tierra rojo brillante del que cae una cascada de agua blanca y sediciosa. Ve la cara de un ciervo de pelo gris con una mancha pálida en la frente y el hocico húmedo y brillante, como una trufa húmeda y brillante, que le mira fijamente. Ve un edificio enorme de ladrillo oscuro con una fachada llena de pequeñas ventanas iluminadas; se fija en todas y cada una de ellas y descubre que puede ver con nitidez lo que sucede en todas las habitaciones. Ve un pozo profundo de color azul prusia en cuyo interior el agua parece aceite de motor usado, denso y oscuro, borbotante. Ve un enorme pelador industrial de patatas girando, mete su mano, acaricia la superficie rugosa del interior del tambor y se lastima las yemas de los dedos. Ve un huevo de cáscara rugosa cayendo a cámara lenta desde el estante superior de plástico del frigorífico. Ve cinco cazabombarderos de panza azul claro sobrevolando en formación que dejan cinco estelas grises en el cielo. Ve una puerta pintada de blanco con un cerco oscuro alrededor del pomo. Ve una habitación totalmente cubierta de gruesa moqueta gris; suelo, paredes, techo y muebles. Ve una cucharilla de plata ennegrecida con volutas vegetales simétricas en el mango que reposa sobre un paño bordado en hilo. Ve un jarrón de cristal tallado transparente con un bulbo del que brotan muchas raíces lanosas de color lechoso que cubren todo su interior. Se ve a él mismo dentro de un féretro forrado en capitoné rojo carruaje, caliente, que huele a madera y barniz de barco. Ve ampliado un nido de pasta al huevo con estrías en la superficie que parecen cordilleras y que facilita la adherencia de la salsa. Ve una hilera de álamos blancos que gritan, espantados y sin nadie que les escuche, en mitad de la noche. Ve un bol lleno de garbanzos en remojo, mete la mano en el agua, toma un garbanzo, lo chasca, cae la semilla en dos partes y se queda con la piel entre los dedos. Ve la cortina de la ducha extendida con cercos de suciedad en los bajos. Ve un cielo naranja muy extenso con una mancha oscura, borrosa y temblorosa en el centro. Ve un jersey de lana roja ampliado y observa la luz del sol a través de los agujeros del tejido. Ve los poros de su piel, los surcos, el vello creciendo, crepitando, como la sal en el fuego.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
12 comentarios:
Es muy bonito. Ni Jack Vance.
Tojunto
«cascada de agua blanca y sediciosa». Maravillosa esa agua «sediciosa». Lo demás, estupendo también. Pero esa agua, esa agua, por favor, don Harry, me ha llegado a fondo a las mismas entretelas. Francamente, me la pido.
Un abrazo agradecido
Sí.
mas
Muchas gracias a todos por los piropos, Tojunto, Javier, Vicente, y nen nen.
La cascada sediciosa es toda suya, Javier, no tiene ni que pedirla. Pero mire que es difícil meterla en ningún lado (la cascada sediciosa, quiero decir). Abrazos.
Las carcajadas atronadoras en esta sala son algo incómodas porque (salvo excepciones) la gente por lo común va y te mira mal, como si reírte de esas maneras en un centro público no fuese serio. Y, claro, no lo es y hace bien en no serlo...
Pero cómo se le agradece la provocación, don Harry, pese a todos los escándalos o por ellos mismos...
Yo me pido los álamos acojonaos, si no es molestia.
¿Y a mi que me queda? ¿El bol de garbanzos? Aves de garrapiña...
Pues no es mala cosa, Javier, llevar la alegría y la felicidad a los centros públicos. Si es que me deberían subvencionar.
Ole, para Helter los árboles acojonaos. Marchando una de árboles acojonaos.
Que me lo quitan de las manos, que me lo quitan de las manos. Lo traigo gordo, lo traigo fino. El bol de garbanzos para Badil. (Oiga, ayer media tarde pelando garbanzos para hacer una jartá de falafeles para congelar. Un no parar).
Oiga Sonfór, extraordinariamente paranoico, vea. Justo he escuchado explotar un petardo ahí afuera y he tenido que ir a cerrar la ventana. A ver si todavía entra una bala y me da en un ojo. Salud!
Publicar un comentario