miércoles, 30 de abril de 2008

El perrito Pooky (segunda parte)


¡Ya disponemos de documento gráfico enviado por Badil para ilustrar el artículo sobre el perrito Pooky!

lunes, 28 de abril de 2008

Otra perla del Pacífico de Le Bon

El deseo de darles la misma educación y, como consecuencia, de proponer para ellas los mismos objetivos, es una peligrosa quimera... El día en que, sin comprender las ocupaciones inferiores que la naturaleza les ha asignado, las mujeres abandonen el hogar y tomen parte en nuestras batallas; ese día se pondrá en marcha una revolución social y todo lo que sustenta los sagrados lazos de la familia desaparecerá.

Texto citado en el ensayo «El cerebro de las mujeres», de Stephen Jay Gould (El pulgar del panda, Ed. Crítica, Barcelona, 1994.

domingo, 27 de abril de 2008

El gorila bicéfalo y el cerebro femenino

Es posible que usted, amable lector, se haya despertado un día con una idea fija que le ronda por la la cabeza. Una idea que con el paso de los minutos, la ingestión del café y el asentamiento en la realidad mañanera muda y se convierte en la siguiente pregunta: ¿Ha existido en este mundo alguna persona que haya comparado a una mujer inteligente con un gorila de dos cabezas? Esa pregunta que tantas veces ha rondado por su cabeza tiene respuesta aquí y ahora. La respuesta es «Sí, ha existido», la persona es Gustave Le Bon.
Gustave Le Bon (1841-1931) fue un destacado psicólogo social francés de la escuela de Paul Broca que escribió, entre otras cosas, sobre antropología, sobre arqueología, sobre la superioridad racial y sobre el comportamiento de las masas. También, como físico aficionado, descubrío la luz negra, una clase de radiación que luego resultó que no existía. Aunque la razón para traerlo hasta aquí es por el siguiente escrito. Sí, además de todo lo anterior, Le Bon era un misógino de narices, qué digo misógino de narices, era El Gran Misoginón. No me digan que no es de bofetón:

En las razas más inteligentes, como entre los parisienses, existe un gran número de mujeres cuyos cerebros son de un tamaño más próximo al de los gorilas que al de los cerebros más desarrollados de los varones. Esta inferioridad es tan obvia que nadie puede discutirla siquiera por un momento; tan sólo su grado es digno de discusión. Todos los psicólogos que han estudiado la inteligencia de las mujeres, al igual que los poetas y los novelistas, reconocen que ellas representan las formas más inferiores de la evolución humana y que están más próximas a los niños y a los salvajes que al hombre adulto civilizado. Son insuperables en su veleidad, en su inconstancia, en su carencia de ideas y lógica y en su capacidad para razonar. Sin duda, existen algunas mujeres distinguidas, muy superiores al hombre medio, pero resultan tan excepcionales como el nacimiento de cualquier monstruosidad, como, por ejemplo, el de un gorila con dos cabezas; por consiguiente, podemos olvidarlas por completo.

Texto citado en el ensayo «El cerebro de las mujeres», de Stephen Jay Gould (El pulgar del panda, Ed. Crítica, Barcelona, 1994.

sábado, 26 de abril de 2008

jueves, 24 de abril de 2008

El perrito Pooky



El 24 de abril del año 1921, Pooky, un adorable perro anaranjado de la raza Pomerania, murió en una calle de la ciudad de Circa a la edad de dos años y cuatro meses víctima del cemento fresco. Poooky correteaba alegre esa primaveral mañana por el tramo de la calle Mansfield que cruza con la calle Steubenville y no cayó en la cuenta de que ese mismo día los oficiales de construcción del ayuntamiento estaban reparando un socavón producido por el terremoto que asoló la ciudad ese mismo año. En realidad donde cayó fue en el cemento fresco. Varios vecinos circenses hicieron lo imposible para salvar al pobre perrito, pero todo esfuerzo fue en vano. Desde ese día, el Comando Internacional de Perritos por el Reconocimiento de los Compañeros Muertos por culpa del Cemento Fresco, fundado en la ciudad de Circa, 1922, tienen su particular forma de reivindicar el recuerdo de Pooky dejando la huella de sus patitas en todo el cemento fresco que encuentran a su paso. Muestra de las actuaciones de este comando pueden encontrarse en todas las ciudades del mundo.
En la foto, uno de los homenajes al perrito Pooky, el perrito pomerania que murió víctima del cemento fresco, realizado por uno de los componentes del Comando Internacional de Perritos por el Reconocimiento de los Compañeros Muertos por culpa del Cemento Fresco y enviado por Badil, compañera bloguerista que ha hecho la fotografía con la cámara de su celular Nokia 5200. ¡Muchas gracias, Badil!

Fin de la celebración del cumpleaños de Silvana Mangano

Pero eso no quiere decir que nos olvidemos de ella, tanto en Anna


como en Riso Amaro.

miércoles, 23 de abril de 2008

Cumpleaños de Silvana Mangano y no se hable más


Hoy es el cumpleaños de Silvana Mangano y por eso dejo estas fotos de ella mientras le cortan el pelo en la película Cinco mujeres marcadas. (1960) de Martin Ritt. Observarán que en las seis primeras fotos lo que recortan es una peluca. En las dos siguientes le cortan el pelo para el rodaje, y en la última foto, Silvana luce con el pelo corto. Que sí: también esta guapa con el pelo corto.

lunes, 21 de abril de 2008

Wo gibt es Haar, es ist Freude


En espera de la celebración del cumpleaños de Silvana Mangano, el 23 de abril, les dejo esta foto tan bonita en la que vemos a una jovencísima Lucía Bosé colocando la cinta de Miss Italia a una sonriente muchacha. Ahora dirán ustedes «Harry, usted ha puesto esta foto por la axila de la ganadora». Vale, bien, no lo niego, es una de las razones. ¿Que no les parece sexy?

domingo, 20 de abril de 2008

De la importancia del uso de las mayúsculas

Estaba ahora leyendo en un libro que habla sobre reliquias que el cerebro de San Pedro se conserva en Ginebra y me ha dado por pensar que eso de utilizar las mayúsculas es buena cosa.
Antes de los ordenadores, a esas letras las llamaban los tipógrafos de «caja alta», y las minúsculas, de «caja baja». La razón para darle ese nombre es bien sencilla: todas esas pequeñas letras de plomo que los tipógrafos colocaban pacientemente con ayuda del componedor se guardaban en una gran caja con 122 espacios o cajetines. La caja se colocaba sobre el mueble del tipógrafo, que se llamaba comodín, o también chibalete, cuando su cubierta estaba inclinada. Arriba a la izquierda, las mayúsculas; arriba a la derecha, las letras de menor uso (o «caja perdida»); abajo, las minúsculas, los números y los signos de puntuación.
Ahora ya no mucha gente usa lo de «caja alta» y «caja baja». Servidor lo tiene grabado a fuego (así lo aprendí) y no hay dios que me lo quite.

viernes, 18 de abril de 2008

El último deseo

Era su último deseo. Tras la misa, incineraron el cuerpo de R. F. y los familiares y amigos tomaron sus cenizas y las llevaron a la fábrica pirotécnica de la carretera que cruza el polígono B-120. Allí les aguardaba preparado un gran cilindro de cartón en el que introdujeron las cenizas mezcladas con arena y un compuesto de carbonato de estroncio (12 %), dextrina (3%), hexamina (7%), magnalium (5%), óxido de cobre rojo (8%) y perclorato de amonio (65%), que produciría una preciosa flor en cascada de color púrpura brillante sobre la bahía en las fiestas patronales del pueblo de R. F. Dos semanas después montaron el cohete con los restos de R. F. en el castillo pirotécnico situado frente al ayuntamiento. Una hora después cayó una enorme tromba de agua que inutilizó alguno de los cohetes. Esa noche, a las doce en punto, con motivo del fin de las fiestas patronales, prendieron la mecha del castillo y los vecinos del pueblo disfrutaron de una magnífica sesión de fuegos artificiales que duró aproximadamente veinte minutos. El cohete con los restos de R. F. nunca explosionó. Las cenizas de R. F., revolviéndose en la arena mojada, se dijeron «qué mierda de último deseo».

miércoles, 16 de abril de 2008

Buñuel, la jirafa y Giacometti


En la foto, Buñuel, la jirafa y Giacometti.
El texto íntegro sobre la obra, en la entrada del blog de Badil.
Es de esos textos que uno no debería perderse. Ustedes verán.

martes, 15 de abril de 2008

Gary Larson


Si hay que buscar una prueba en el universo para creer en la existencia de Dios, esa es Gary Larson. Sólo un ente superior puede crear semejante ser humano. Confieso que soy fan de Gary Larson desde hace mucho años y siempre me hace la misma gracia, aunque lea la misma tira veinte veces. Gary Larson es lo más grande que hay. Otro dibujante que me hizo mucha gracia de pequeño era Brant Parker (de niño cayó en mis manos un librito de «El Mago de Id», unas tiras cómicas sobre un reino medieval con un rey muy pequeño, un mago con una esposa gorda y un soldado con la nariz de gancho. Tenía una tira preciosa en la que saía una rana que le decía a una princesa «si me das un beso, me convertiré en lo que era antes», «¿Qué eras antes?» le pregunta la princesa. «Un renacuajo», le responde la rana. Brant Parker murió hace un año). Gary Larson es lo más grande que hay. Por internet pueden encontrar alguna imagen, que suelen estar escaneadas muy pequeñas pero que se llegan a leer. Gary Larson es el dibujante más grande que hay y el más querido por los físicos, los químicos y, sobre todo, los biólogos. Tantos años dibujando sobre el comportamiento de los animales y su interactuación con los humanos es lo que tiene. Es más, todo biólogo que se precie debería tener un chiste de Larson sujeto con una chincheta en el tablón de corcho de su despacho. Si no, no es un buen biólogo. Gary Larson tiene un insecto con su nombre: el Strigiphilus garylarsoni, un piojo que sufren algunos búhos. Lo descubrió en 1989 Dale H. Clayton, jefe de la Comisión de Biología Evolutiva de la Universidad de Chicago y decidió ponerle su apellido. A Larson parece que le hizo mucha ilusión, lo contaba muy contento en la introducción de uno de sus libros. No me digan que no es un detalle bonito. Gary Larson es lo más grande que hay y no se hable más.
Arriba, dos dibujos de Larson, dos variaciones sobre un mismo tema. Es posible que ya los conozcan, pero ¿no les hace la misma gracia?

lunes, 14 de abril de 2008

No lo intenten con su gato

...algunos organismos que nos parecen primitivos gozan de un grado de organización celular que hace parecer el tuyo despreocupadamente pedestre. Disgrega las células de una esponja (haciéndolas pasar por un cedazo, por ejemplo), échalas luego en una solución y ellas solas encontrarán el medio de volver a unirse y organizarse en una esponja. Puedes hacerles eso una y otra vez y se reconstruirán obstinadamente porque, como tú, como yo y como todos los demás seres vivos, tienen un impulso imperativo: seguir siendo.
Bill Bryson Una breve historia de casi todo

Victoria regia


La Victoria regia, también conocida como Victoria amazonica es el nenúfar más grande de todos: su hoja puede tener hasta tres metros de diámetro.
Si visitan la entrada de wikipedia del Victoria amazonica verán que pone lo siguiente:

[las hojas de esta especie] pueden soportar hasta 40 kilos, si se encuentran bien distribuidos en su superficie.

Y para muestra, el botón de la niña que felizmente se encuentra de pie sobre la planta en el grabado de 1849. Eso parece, la niña no se cae, no se moja las enaguas y aparentemente se encuentra bien tranquila. Ahora bien, si visitan la entrada a Wikipedia del río Amazonas leerán lo siguiente:

En las lagunas a lo largo del Amazonas florece la planta Victoria Regia, una especie de nenúfar cuyas hojas circulares alcanzan más de un metro de diámetro y en ocasiones, hasta 5 m, lo que ha dado pie al mito de que una de estas hojas puede sostener a una persona, lo cual es falso.

Pero vamos a ver ¿con qué versión debemos quedarnos? ¿se sostiene una persona sobre la hoja o no? ¿Ustedes creen que la niña del grabado (que posiblemente pese menos de cuarenta kilos) distribuye bien su peso en su superficie? No sería mejor que repartiera su peso sobre la hoja en otra postura, por ejemplo, tumbada, haciéndose la muerta? ¿El diámetro de una hoja da pie a algo? ¿Es posible que debajo del nenúfar hayan colocado un taburete? Pero bien, si somos prácticos y creemos en el grabado, la niña lleva 159 años de pie sobre esa hoja y todavía no se ha caído. Está bien. Las hojas del nenúfar gigante Victoria regia pueden soportar el cuerpo de una persona que pese menos de cuarenta kilos.

viernes, 11 de abril de 2008

El principito en la playa


—Por favor..., ¡Dibújame un cordero!
Me despertó una vocecita chillona rechinando en mi oído derecho.
—¡Dibújame un cordero! —repitió mientras me tironeaba insistentemente de la manga de la camiseta.
Me puse de pie de un salto, como golpeado por un rayo. Me froté los ojos. Miré bien.
Allí, en mitad de la nada de la playa de Calella, al punto de la mañana, un niño pequeño me miraba fijamente.
—¡Dibújame un cordero!
—Niño, déjame en paz, vete a jugar por ahí —le respondí contrariado meneando una mano como cuando se espanta a las abejas.
—¡Dibújame un cordero! —volvió a la carga.
—Que no sé dibujar corderos.
—¡Dibújame un cordero!
—Anda, ven, trae —arranqué un cuaderno cuadriculado de su mano y saqué un bolígrafo de la mochila.
—¿Me vas a dibujar un cordero?
—Que sí, que te voy a dibujar un cordero —espeté (bueno, como estaba en Calella, espetec).
Tomé el bolígrafo y en cuatro trazos dibujé algo parecido a un cordero.
—Ah, no —dijo el niño arrugando la nariz—, ese cordero está muy enfermo, dibújame otro cordero.
Le dibujé un segundo cordero.
—No, eso no es un cordero —dijo el niño ladeando la cabeza—, es un carnero ¿no ves que lleva cuernos?
—Cordero, carnero ¿no te da lo mismo?
—No, en absoluto. Yo no te pedí un carnero, te pedí que me dibujaras un cordero.
Rehíce el dibujo, tracé con mi bolígrafo un cordero, esta vez sin cuernos.
—Ah, eso sí que es un cordero, pero está muy viejo. Yo quiero un cordero mucho más joven, para que me viva muchos años.
Arranqué la hoja y me dispuse a dibujar otro cordero.
—hmmm..., no, ese cordero tiene poco pelo. Yo quiero un cordero bien forrado de pelo. Con mucho pelo.
Hice otro dibujo más.
—Ese se acerca, pero tiene los ojos muy juntos. No quiero un cordero con los ojos juntos. Los corderos tienen los ojos más separados.
Y otro.
—No, no, ese cordero tiene las orejas muy pequeñas.
Arranqué otra hoja del cuaderno y me dispuse a dibujarle algo diferente para que me dejara en paz.
—Mira, niño. Aquí tienes tu cordero.
Le dibujé una caja de cartón rectangular con tapa, con tres perforaciones en una de las caras. No era un Durero, pero creo que me quedó más que resultón.
—Aquí está mi cordero? —preguntó extrañado el niño.
—Ahí dentro está —respondí cansado.
—Está bien, me gusta.
—Me alegro mucho —sonreí—, ahora, niño, déjame, que tengo cosas que hacer.
—Oye —me dijo—, ¿como sé si el cordero que hay dentro de la caja está vivo o muerto?
—Bueno, pues... porque te lo digo yo. El cordero está vivo.
—¿Y si estuviera muerto?
—No, no, niño. El cordero está vivo.
—Oye, señor —me increpó el niño—, soy muy pequeño para entender el experimento conceptual de Schrödinger, no me vengas con corderos dentro de cajas. Dibújame un cordero, ahora fuera de la caja.
Hastiado, arranqué la hoja, hice una pelota con ella, la tiré bien lejos y le dibujé de nuevo un cordero. Esta vez mucho más detallado, con sus orejas redondeadas, sus fosas nasales, sus pestañas, sus brillos en los ojos, sus bucles de lana cubriendo todo su cuerpo y hasta la marca a fuego sobre la piel de la ganadería ovina.
—Este cordero sí que te va a gustar. Mira —le enseñé el dibujo orgulloso de mi obra.
—Ah, ese cordero sí que es un cordero. Me gusta mi cordero.
Soplé aliviado.
—Oye, señor ¿qué es esto que le sale por aquí al cordero?
—¿El qué? —pregunté interesado.
—Esto —dijo señalando muy firme.
—Ah, eso es el rabito —le respondí.
—¿El rabito? —preguntó el niño—, eso no es un rabito. Eso es una polla como una olla.
—Niño, eso es el rabito del cordero.
—¡Qué no! —gritó enrabietado— ¡Eso es una polla!
—Que no es una polla, niño —le dije intentando que se calmara—, que es el rabito del cordero.
—¡Una polla es el rabito del cordero! —chilló— ¡¡¡eso es una polla como una olla y ya está!!!
—Niño, tranquilízate —dije suplicando en bajo al niño, pues estaban llegando los primeros veraneantes de la mañana a la playa y me enpezaban a mirar raro—, lo que he dibujado es un ra-bi-to. Nada más. Pero si quieres se lo borro y ya está. ¿Se lo borro?
—¡Ni se te ocurra borrarme la polla! —gritó el niño— ¡La polla no! ¡La polla no! ¡¡¡La polla nooooo!!!
En ese momento el niño se levantó sacudiéndose a palmetazos la arena y corrió llorando como alma que lleva el diablo hasta desaparecer de mi vista. A los pocos minutos volví a escuchar cómo se acercaba la voz chillona del niño.
—¡Paaaaaaaapaaaaaaaaaaaaaaa! ¡un señor cerdo me ha dibujado una polla!
Momentos después, el niño volvía de la mano de su padre. Un hombre enorme y lleno de pelo por todo el cuerpo salvo en la cabeza.
—Ese hombre es, papá —dijo el niño señalándome con su dedito acusador.
El padre se acercó a mí a grandes zancadas, tirándome arena con los pies a la cara.
—¡Eh! ¿Qué le ha dibujado a mi niño?
—Un cordero —respondí.
—¿Un cordero? el niño dice que le ha dibujado una polla.
—No, señor, le he dibujado un cordero con rabito.
—¿Un cordero con rabito? ¿Y no tiene otra cosa que hacer que dibujar guarradas a los niños?
—Oiga —contesté—, que yo no le he dibujado ninguna guarrada, que he dibujado lo que me pedía el niño.
—¿Insinúa usted que mi niño le ha pedido que le dibujara una polla? —El padre sacó un móvil del bolsillo trasero de su bañador— Esto no se va a quedar así. Ahora mismo llamo al 091. Será cerdo.
Mal inicio para una mañana.

Aniversario de la muerte de Joseph Merrick (1862-1890)

Is true that my form is something odd,
But blaming me is blaming God;
Could I create myself anew
I would not fail pleasing you.
Joseph Merrick

(Es cierto que mi forma es algo extraña,
pero culparme por ello es culpar a Dios;
si yo pudiese crearme de nuevo
me haría del modo que te agradase.
Joseph Merrick
).

jueves, 10 de abril de 2008

Un lector de este blog, un segundo voto. Si no hay segundo voto, maldición


David, en su blog davidblogcartoon.blogspot.com escribe:
Aunque caeremos en cuartos como siempre... el dibujo del marciano tatuado ¡¡Ha pasado a la siguiente ronda!!
De los mil doscientos veintidos dibujos enviados al Austrian Cartoon Award ya sólo quedan 120 supervivientes, y sólo dos de ellos españoles.
De nuevo hay que votar para superar esta última y decisiva fase en
http://www.cartoonaward.com/
perdiendo un minuto entrando en "voting gallery", registrándose y buscando en los dibujos de la ronda final vota el dibujo Tatoo y realiza tu buena acción del mes.


¡A votar!

miércoles, 9 de abril de 2008

Un elefante que camina


Lamento pisar la idea del proyecto de fin de carrera a miles de estudiantes de Bellas Artes mostrando esta imagen, pero bien, todo tiene una explicación: hoy es el centésimo septuagésimo octavo cumpleaños de fotógrafo Eadweard Muybridge y habrá que celebrarlo.
¡Viva Eadweard Muybridge!

lunes, 7 de abril de 2008

Lo literaturizable


El circo es literaturizable. Funciona mucho mejor como falso recuerdo imaginado, como pensamiento abstracto, como ilustración o como texto que como hecho vivencial. El circo como hecho vivencial tiene ese algo sórdido que queda bien en las novelas y en las películas pero que en directo pone más bien nervioso. Si me preguntan que si me gusta el circo les diré que creo que no, pero que, puestos a pedir, que no lo cambien. O bien, que sea como el circo de siempre, con sus trapecistas, sus domadores, sus payasos y con esas señoritas que hacen posturas con aros suspendidos en el aire, pero que no se preocupen por sacar nuevos números con imitaciones de los personajes de la tele que están de moda en la actualidad. Recuerdo que me tocó ver en un circo en directo un número sobre el «Comando G» y a partir de ahí ya no me gustó el circo. Lo que más asusta de la magia del circo es cuando no la encuentras por ninguna parte. Para perder la magia no hace falta ir al circo, a veces sucede esa sensación mala de estar en un bar y notar de golpe que te encuentras en una habitación grande con música, luces y mucha gente. La magia de los bares suele irse cuando te fijas en las paredes. Mala cosa. Yo creo que perdí la magia del circo cuando me preocupé por pensar cómo eran los acróbatas que había dentro de los trajes de «Comando G», cómo serían los camerinos de las roulottes, qué comerían los animales, si el cura del circo iba con sotana y cómo se las apañaban los profesores de los circos para enseñar EGB a los hijos de los circenses. También hay música literaturizable que luego pierde cuando ves la actuación. Tengo un recuerdo bonito de ir en un taxi por la ciudad con la radio a todo meter sonando If you leave me now de Chicago. Oigan, estaba atardeciendo, caía una lluvia fina en el centro de la ciudad pero el cielo estaba luminoso y veraniego, y la gente caminaba al ritmo de la canción. Eso era magia, cursi, sí, pero magia auténtica. Luego ves el vídeo de 1976 del youtube con el cantante interpretando el tema con ese pelazo rubio y la magia se pierde, al menos hasta que coincida de nuevo con ese taxi que sonaba bien en esa calle y con la gente caminando y llevando el ritmo a la vez. También los asesinatos son literaturizables, pueden quedar bonitos en una película pero luego verse con un cadáver a trozos en casa tiene que resultar poco agradable. También, la ópera es literaturizable, también el ballet clásico. También. El ballet sobre hielo con patinadores vestidos de animales de Disney no es ni literaturizable. Es muy odioso.

En la foto: elefante circense abriendo la ventana del dormitorio donde descansa la señorita Mary S. Higgins, momentos antes de despertarla y provocarle un terrible susto que derivó en fobia histérico-aprensiva a los elefantes hasta el final de sus días. Circa, 1910.

sábado, 5 de abril de 2008

El demonio de la fiebre


El demonio de la fiebre habita en todas las casas, pero sólo sale de su escondite de vez en cuando. Del demonio de la fiebre unos dicen que es por entero de color negro, otros, sin embargo, dicen que es de un blanco lividísimo. El demonio de la fiebre, en fiestas, toca la vihuela. El demonio de la fiebre es el encargado de colocar telarañas entre las ramas de los árboles por las que transita gente para que se peguen a sus caras. El demonio de la fiebre escribe números de colores y estructuras poliédricas móviles imposibles en la pantalla negra de los durmientes. Dicen que el demonio de la fiebre en un tiempo fue un rico orfebre de la ciudad de Edirne y que una noche, al salir de su taller, encontró en un callejón a su esposa besándose con un esclavo; loco de celos acuchilló a los dos, los metió en sendas bolsas de arpillera y los tiró al río Tundzha. También se dice que los dos cuerpos descansan en el fondo del río el uno sobre otro agarrados por manos y pies formando un círculo y que los peces de colores pasan a través de ellos, pero eso más bien parece una leyenda moderna con poca base histórica. El demonio de la fiebre es el encargado de formar migrañas, dolores en las articulaciones, sequedad en la boca y mucosidades varias en los enfermos. El demonio de la fiebre a veces se entretiene moviendo de su sitio los mechones de pelo de los enfermos. El demonio de la fiebre se alimenta de los vapores etílicos que desprenden las compresas empapadas de agua de colonia que colocan las enfermeras en la frente de los moribundos. El demonio de la fiebre es huraño, tosco y grosero y es sabido que le gusta meter insectos diminutos bajo la piel de los que lo sufren. El demonio de la fiebre suele trabajar más cómodo a partir de las ocho de la tarde, pero no tiene hora fija. Al demonio de la fiebre le gusta, en particular, el color morado oscuro, y lo suele combinar con el verde musgo, si es formando estampados ajedrezados o de rombos, mejor. El demonio de la fiebre tiene los ojos muy grandes y brillantes y la voz aguda.

martes, 1 de abril de 2008

Del derecho y del revés


En la foto, Helena P. Blavatsky (1831-1891) y Henry Steel Olcott (1832-1907) en Londres, octubre de 1888.