jueves, 28 de octubre de 2010

Un palacio neo renacentista en Nueva York

En 1958, cuando yo entré en Random House, era una destacada editorial americana que publicaba libros de interés general, pero su guía de teléfonos interna, que incluía al centenar aproximado de empleados, no ocupaba una hoja del tamaño de una tarjeta postal. Para nosotros, en aquellos tiempos, Random House era una segunda familia, insólitamente feliz, cuyo domicilio diurno cabía cómodamente en el ala derecha de la antigua mansión Villard, en la esquina de Madison con la calle 50, con su vestíbulo de mármol blanco y negro, su inestable ascensor y su patio, donde teníamos derecho a seis preciosos espacios de aparcamiento: los otros doce pertenecían al arzobispado de Nueva York, que ocupaba las secciones central y meridional de la mansión. Mi despacho, de paredes verde oscuro, suelo de parqué gastado y un balcón a lo Julieta que daba al patio, había sido un dormitorio, y algunas veces, cuando llegaba al trabajo, encontraba a un autor caprichoso que había pasado allí la noche, no siempre solo.

Jason Epstein, La industria del libro, pasado, presente y futuro de la edición, Anagrama, Barcelona, 2002, p. 20.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Héroes olvidados de la I Guerra Mundial

Un bonito tributo a los héroes olvidados de la I Guerra Mundial, con fotos muy interesantes. De Fanny Riffel, desde Buenos Aires, en La vida invisible.

lunes, 25 de octubre de 2010

Sobre las moscas australianas

Las moscas son sin duda pesadas en todas partes, pero la variedad australiana se distingue por su particular persistencia. Si una mosca australiana se te quiere meter por la nariz o la oreja, no hay forma de impedírselo. Golpéala cuanto quieras, se pondrá fuera de alcance pero volverá en seguida. Es imposible frenarlas. En algún descubierto del cuerpo hay un punto del tamaño de un botón que la mosca quiere lamer y pellizcar y revolotea delirantemente a su alrededor. No es sólo su persistencia, sino sus objetivos. Una mosca australiana intentará chuparte la humedad del globo ocular. Si no la apartas constantemente, intentará meterse en partes de tu oreja que un palito de algodón no podría ni soñar. Morirá feliz por la gloria de descargar en tu lengua diminutos excrementos. Cuando tienes treinta o cuarenta bailando a tu alrededor, la locura está a la vuelta de la esquina.

Bill Bryson, En las antípodas, Rba, Barcelona, 2006, p. 194.

Ya les he dicho alguna vez que En las antípodas es el libro de viajes más divertido de todos los libros de viajes, o más. En él encontrarán políticos devorados por tiburones; modelos de pasarela devoradas por cocodrilos; todos los animales mortalmente venenosos que se puedan imaginar; exploradores muertos en mitad de la nada de un desierto; exploradores bebiendo su orina y la de sus caballos para no morir deshidratados; exploradores comiendo crías de marsupiales y dingos —con piel y todo— para no morir de inanición; pueblos fantasma, carreteras y vías de tren rectas que no tienen fin; figuras reclamo gigantes; árboles todo terreno adaptados a todo tipo de climas y terribles plagas de conejos. No se puede pedir más en 414 páginas. Y lo mejor de todo, que tras leer todo eso, te entran unas ganas locas de viajar a ese país más que a ningún otro lugar del mundo. ¿Qué me queda por decirles? que escriban en su buscador de imágenes "Bill Bryson" para que vean lo guapete que es y así se convenzan del todo.

sábado, 23 de octubre de 2010

Mrs. Marilyn para Mis Adarmes

Mrs. Marilyn es guapa, elegante, presumida, y viste un bonito vestido verde pistacho con franjas negras y topos naranjas. Nos hemos conocido hoy, en el jardín. Le he preguntado si le podía tirar unas fotos y me ha dicho «No faltaba más, caballero, proceda, proceda». Mrs. Marilyn es coqueta como ella sola.

De las noches luminosas

Imaginen la escena de una playa. Una playa vacía en un día luminoso. El mar está tranquilo, las olas lamen la orilla y se llevan consigo granos de arena. Vaya, lo que viene siendo una playa. ¿Ya han imaginado la playa? Bien, ahora imaginen que en la parte superior del plano aparece una cartela con letra gorda, en helvética extra bold por ejemplo, en la que pone «Es de noche». Pues ya me ha dado miedo. Ojo, es un miedo de los que dan gusto por dentro, pero miedo a fin de cuentas. Me dan miedo las noches luminosas. Me da miedo cuando Nosferatu llega en barco a la ciudad de Wismark en pleno día y descarga los ataúdes. La escena está rodada en pleno día, y así la percibimos, pero todos reconocemos que «en realidad» es de noche. Nuestro sentido común nos dice que es de noche. Esa noche luminosa me da miedo. Como esas noches luminosas de luna llena en las que todo, un jardín, un descampado, un parque, se nos muestra como un plató iluminado. Me dirán que esto ya lo había contado. Pues es verdad, ya lo he contado varias veces y de diferentes maneras. Pero comprendan que les estoy hablando de uno de esos miedos que dan gusto a la vez. A ver cómo vamos a contar una cosa así en una sola entrada.

martes, 19 de octubre de 2010

¡Vitalizer!

Hace aproximadamente medio siglo se comercializó en Estados Unidos con gran éxito el «vitalizer», un aparato fraudulento, supuestamente revitalizador, consistente en una linterna eléctrica unida a una varilla de metal por un cable. Esta varilla se introducía por el ano del usuario, encendiéndose a la vez la linterna. De este modo, una corriente eléctrica recorría todo el cuerpo, llevando (según los estafadores que lo lanzaron al mercado) la juventud y la revitalizada fuerza al cuerpo de quien siguiera este sencillo procedimiento.

De El libro de los hechos insólitos de Gregorio Doval, Alianza Editorial, Madrid, 2005.

domingo, 17 de octubre de 2010

La ludopatía, ese vicio tan malo del demonio



Hagan el favor de no perderse el plano de la bailarina haciendo la croqueta con escasa elasticidad sobre el tapete de la mesa de juego. Hagan el favor.

La señora que canta es Kay Starr (21-7-1922) y el tema, The Wheel of Fortune (1952).

Y, de paso, vamos a felicitar a laMima, que hoy es el cumpleaños de laMima, que hace los años el mismo día que Segundo de Chomón, que hoy cumple 139 años. Segundo de Chomón, digo, que laMima cumple muchos menos. Pero muchos menos.

sábado, 16 de octubre de 2010

Sobre el deseo infantil

Así que vengo leyendo últimamente que se utiliza como motivo recurrente en algunos escritos que es bueno que el adulto albergue y conserve en su interior al niño que fue en el pasado. Yo creo que sí, que es bueno. Es bueno sobre todo ese deseo infantil de que desaparezca definitivamente todo lo que hay a su alrededor que le crea problemas, todo lo que le molesta. Los niños desean fervientemente que se muera su compañero de clase cuando les hace la puñeta. Desean que se mueran sus familiares cuando los castigan. Desean ver a sus profesores humillados y torturados cuando les llaman la atención por una mala conducta. Ese deseo hermoso, de pequeño demiurgo cretino que tiene el poder divino de acabar con la vida de los demás, nos ayuda a vivir el día a día y a levantarnos cada mañana felices y vigorosos. Pero, maldita sea, luego, como todo lo bueno, no se cumple. Por mucho empeño que pongas, por mucho que implores, al día siguiente, las víctimas están ahí, frescas y lozanas, como si nada. Nos queda, pues, recrearnos imaginando cómo tal persona cae por un peñasco, se queda colgada de un risco y los buitres le comen las vísceras, pacientemente; o imaginar cómo ese otro tropieza en un bordillo, cae de bruces y le pasa por encima un autobús, luego una apisonadora y luego una banda de música entera tocando una versión del Louie Louie, con majorettes. Claro que la imaginación no lo es todo, pero a los rencorosos nos sirve para pasar ratos bien buenos. Pero buenos buenos.

viernes, 15 de octubre de 2010

Carta de Kafka a su editor, Kurt Wolff

Praga, 25 de octubre de 1915

Muy señor mío, Recientemente me comunicaba Vd. que Ottomark Starke dibujará una portada para la Verwandlung. Esto me ha producido un pequeño sobresalto, sin duda harto innecesario en tanto que tan sólo conozco al artista por el Napoleón. Pues se me ha ocurrido, dado que Starke en efecto ilustra las obras, que tal vez podría querer dibujar el insecto en cuestión. ¡Eso de ninguna manera, por favor! No pretendo coartar su libertad de expresión sino que se lo pido desde mi condición de —obviamente— mejor conocedor de la historia. El insecto en sí no puede ser dibujado. Ahora bien, ni siquiera puede mostrarse desde cierta distancia. Si de entrada no existiese intención de hacer tal cosa y, por consiguiente, mi ruego resulta ridículo, tanto mejor. Le quedaría muy agradecido si transmitiera e insistiera en este ruego mío. Si yo mismo tuviera oportunidad de hacer alguna sugerencia para una ilustración, escogería escenas como, por ejemplo, los padres y el procurador ante la puerta cerrada o, mejor aún, los padres y la hermana en la estancia iluminada mientras se ve la puerta abierta que da al cuarto vecino, completamente a oscuras.
Habrá recibido ya las diversas correcciones y comentarios.

Mis cordiales saludos, suyo afectísimo,
Franz Kafka*

Kafka envió esta carta a G. H. Meyer, de la editorial Kurt Wolff, que editaría la obra La Metamorfosis un año después. Meyer (o Wolff) se puso en contacto con el ilustrador de la cubierta, Ottomar Starke, y le informó de que el deseo expreso del escritor era que no apareciera dibujado en ningún caso el insecto. Como Starke era un buen profesional, le hizo caso, y dibujó al padre llevándose las manos al rostro ante una puerta abierta que muestra una habitación a oscuras. Todos sabemos que el insecto está allí, en el cuarto oscuro. No ha sido necesario mostrarlo de otro modo.
Kafka
moría ocho años después y, muerto el autor, los siguientes dibujantes que ilustraron La Metamorfosis, más chulos que un ocho, dibujaron el insecto en mil posturas y con mil aspectos, con apariencia de escarabajo, como una cucaracha, como un insecto alado con cabeza de calavera...
Recuerden... cada vez que un ilustrador desinformado dibuja a Gregorio Samsa con aspecto de insecto... ¡el pobre Kafka se revuelve en su tumba y sufre rechinar de dientes durante dos días seguidos! y con la cantidad de ediciones que lleva el libro y la cantidad de ilustradores que hay en el mundo que si no dibujan un escarabajo para la Metamorfosis parece que les va a dar un algo... ¡es posible que Kafka se revuelva en la tumba tres veces por semana, como poco! Qué manía con ilustrarlo todo. Con lo bonitos que quedan los libros sin ilustraciones. Qué manía y qué desperdicio de tinta y de papel en muchos casos.

*La carta está extraída del libro Autores, libros, aventuras. Observaciones y recuerdos de un editor, seguidos de la correspondencia del autor con Franz Kafka, de Kurt Wolff, Acantilado, Barcelona, 2010. Un libro delicioso, por cierto.

jueves, 14 de octubre de 2010

En memoria de Errol Flynn

Hoy se cumplen 51 años de la desaparición de nuestro querido Errol Flynn. Lo echamos de menos todos los días.
En la foto, Errol Flynn con su esposa Lily Damita (la misma que le rompió una botella de champagne en la cabeza un día que llegó tarde a cenar), navegando en sus días felices.

Sirva también esta entrada para informarles de que A princesa no xardín ha convocado en su blog un concurso para descubrir los desconocimientos sobre asiriología de sus lectores. Tienen de tiempo hasta el 18 de octubre (así que corran), y se sortea un formidable kit de iniciación a la Asiriología no disponible en tiendas. Servidor ya ha participado, claro. Con lo que me gustan los concursos.

martes, 12 de octubre de 2010

Moonstone, El Brindador


Recién llego del sur de Francia y ya les estoy trayendo novedades, no se me vayan a enfadar, que no pone novedades, que no pone novedades. Pero ojo, que les traigo novedades de las buenas. Y hoy les vengo con el vídeo de la canción Moonstone, adelanto del disco de El Brindador, que sacará el sello Grabaciones en el Mar a finales de año. El vídeo lo ha dirigido y realizado el grande Karl Marie Petrov, del que ya vimos un vídeo anterior de Bigott. (Fotografía: Adriana L. Petrov. Iluminación: Feco y Miss Monet. Decorados: La Cafetera Atómica y Saint Mathew Village).
Que, luego, tras ver el vídeo, se dicen «pues ahora como que me apetece comer guacamole, tengo los ingredientes pero nunca he hecho guacamole», pues le dan aquí y hale, guacamole listo. Que no tienen todos los ingredientes, pues se bajan al Auchan y seguro que los encuentrar. Ay, copón, quiero decir al Alcampo, que ya estoy en España de nuevo.
Y ¿que no han visto a Minicota, la mascota ganadora del I Concurso de Mascotas de Cambio Radical posando en color? pues le dan aquí, en el blog Mis Cromos (el blog en color de Mis Adarmes) y la verán en color, posando bien pincha.

viernes, 8 de octubre de 2010

I Concurso de Mascotas de Cambio Radical: el ganador

Finalizado el plazo de votación, queda cerrada la encuesta para la elección de la mascota del I Concurso de Mascotas de Cambio Radical, su blog de confianza.

El resultado de la votación es el siguiente:

Accésits:
Sadomascota
, de Badil
Padre Pío, de Tojunto
¡Plat! de Neverending
que han obtenido 7 puntos cada uno.

Segundo Premio:
Bogavante no hay camino...
, de Badil,
que ha obtenido 13 puntos.

Primer Premio:
Minicota
, de Vicente,
que ha obtenido 41 puntos.

Por tanto, el ganador es ¡Minicota!


Que a partir de este momento se convierte en la mascota de Cambio Radical, su blog de confianza. ¡Enhorabuena, Vicente!
Y muchas gracias, de corazón, a todos por participar y votar.
Y esperen que, para dentro de poco, estamos cocinando un nuevo concurso, que va a llevar regalo y todo. ¡Que sí!

domingo, 3 de octubre de 2010

Kynodontas

Ah, qué bien me lo he pasado con la película Kynodontas (Canino), de Yorgos Lanthimos (2009). La recuerdo, me miro de nuevo alguna escena y aún me gusta más. Muy bonita. Muy bien. Qué bien. Qué buen rato.

sábado, 2 de octubre de 2010

Taputaki migila

Como suele ocurrir, un traspiés me hizo aprender esta regla del savoir vivre trobiandés. Uno de mis acompañantes en Omarakana, llamado Moradeda, tenía unas facciones que me habían llamado la atención y fascinado desde el primer momento por la extraña similitud que presentaban con el tipo aborigen australiano: cabello ondulado, rostro ancho, frente baja, nariz muy gruesa con el caballete hundido, boca ancha de labios salientes y mentón prognato. Cierto día me sorprendió la aparición de un hombre que parecía la misma imagen de Moradeda, por lo que pregunté cuál era su nombre y lugar de residencia. Se me dijo que era el hermano mayor de mi amigo, habitante de una aldea lejana, a lo que exclamé… ¡Ah, con razón! pregunté quién era usted porque su rostro es igual... igual al de Moradeda». Se produjo tal silencio entre la concurrencia que lo advertí inmediatamente. El hombre se dio vuelta y nos dejó; una parte de los presentes miraron, entre turbados y ofendidos, y pronto se dispersaron. Entonces mi informante confidencial me hizo saber que yo había faltado a la costumbre y cometido lo que se denomina «taputaki migila», expresión técnica aplicada sólo a este acto, que podría traducirse por «profanar-comparando-a-un-pariente-su-rostro». Lo que más sorpresa me causó en esta discusión fue que, a pesar del notable parecido entre los dos hermanos, mis informantes se negaban a admitirlo. En verdad, hablaban del asunto como si nadie pudiera parecerse jamás a su hermano ni a ningún pariente materno. Causé bastante enojo a mis informantes al insistir sobre este punto.

Otra metedura de pata de Bronislaw Malinowski, en su estudio «Singulares pretensiones de la paternidad sociológica», en La vida sexual de los salvajes del nordeste de la Melanesia (1929). Desconozco si alguna vez se ha llevado la vida de Bronislaw Malinowski al cine, pero les aseguro que saldría una película bien divertida. Lo bueno de Malinowski era que fallaba, metía la pata, intentaba convencer a los trobiandeses de sus ideas occidentales como, por ejemplo, que la fecundación se producía con el acto sexual (y no con unos espiritejos habitantes del lago), y los lugareños se le choteaban, se le reían en la cara al pobre hombre. Otros antropólogos hubieran callado esas escenas humillantes pero, sin embargo, Malinowski las cuenta con detalle y saca de ellas interesantes conclusiones. Por eso se nos hace tan humano Malinowski, con sus fallos, su desconocimiento de las reglas de etiqueta trobiandesa y sus meteduras de pata hasta el corvejón. Qué majo hombre.