¿Han parado alguna vez a pensar lo placentero que resulta sentir todo el cuerpo cubierto de barro fresco en una cálida tarde de verano? La mortificada y ardiente piel se refresca, exprime con gozo la humedad salina de lo más profundo de la tierra, el calor corporal absorbe por capilaridad cada gota de agua y se forma sobre su superficie, con la caricia del sol, una fina capa de arcilla seca, arenosa, que cruje, se desprende y rompe en pequeñas piezas saltarinas. Tep, tep, tep, crepetep, tep, tep, tep, tep, tep. Ah, señoras y señores, es un placer inmenso. Me recuerdo así, feliz, radiante, entre mis compañeros, con mi cuerpo cubierto de barro reluciente observando con pereza los arrumacos aéreos de dos odonatos de estructura azul brillante, iridiscente, casi metálica, mientras mi compañera frotaba su lomo contra el mío. Bastó un segundo. Menos, mucho menos que un segundo. El horror, acompañado de una inmensa tristeza, entró en nuestros cuerpos por la boca, por los ojos, por los oídos, por la nariz, por cada poro y orificio de nuestra piel; crujieron nuestros huesos, todos los vellos de nuestros cuerpos se erizaron. La profunda angustia, un agudo dolor en el pecho y en los riñones, nos empujó a salir del charco y correr enloquecidos ladera abajo, unos a otros nos empujamos en la carrera, más de uno cayó rodando, otros se mordían en las orejas, en el cuello, en las manos. Y gritos, y gritos lastimeros que encenagaban nuestros oídos, gritos, gritos, chillidos y el chirrido de las pezuñas resbalando en las piedras. Y fuimos cayendo al profundo abismo, lentamente, casi en un vuelo. Contemplé, aún en el aire, los cuerpos de mis compañeros rebotando sobre los riscos como sacos de estiércol. Cómo sus miembros se desgajaban, cómo sus vientres hinchados reventaban tras la caída. Y tuve tiempo para pensar que no había ser en el mundo capaz de concebir semejante maldición, tan atroz.
sábado, 20 de noviembre de 2010
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17 comentarios:
Pues nunca lo había mirado desde ese punto de vista, don Harry.
Por cierto, las legiones las componían unos cinco mil soldados (algo más). La piara no sería tan grande ¿Verdad?
Harry, hay unq exposición sobre Perec en La Coruña, ¡qué pena que no pueda ir!
Un chiste, un chiste...
Un periodista está entrevistando a un anciano en plena calle. El entrevistado se expresa del siguiente modo:
— Soy hijo de exiliados. Hasta los 27 años y poco, antes de la transición, no puede volver a España por Franco. Ahora tengo 70 años. Hace meses me sacaron el 30 % de un pulmón. Mi mujer es inmigrante. Tengo tres hijos con ella. De los tres sólo trabaja una, la del medio,.... pero no cobra nada. Todos, incluidos los nietos, viven de mi asignación. La mayor se acaba de divorciar. Mi yerno se daba a las drogas y al alcohol, y la ha dejado con dos hijos. El pequeño de mis hijos aún no se ha ido de casa y además se ha casado con una divorciada y la ha traído; esa señora antes trabajaba pero desde que vino a mi casa ya no. Ahora tienen dos niñas que también viven bajo nuestro techo, y para colmo este año casi no nos hemos podido ir de vacaciones y, si me apuras, ... ni he podido celebrar que España haya ganado los Mundiales.
A lo que el periodista responde:
— Majestad, no creo que su situación sea tan mala.
Tojunto
Otro, otro...
Se monta una señora de 150 kilos (canal) en un taxi con taxista de Pedrola, pidiendo un recorrido de lo menos 100 Kilómetros.
Cuando llegan a su destino le dice el taxista que el servicio vale 300 €.
La señiora comprueba en ese momento que no lleva ni un chavo en la cartera y piensa que para salir del embolao pagará en especie. Se quita la braga, se remanga la falda hacia el taxista y le dice:
¡Cobrese de aquí si quiere!
El taxista se vuelve y tras el corcóvo correspondiente le responde:
¿No tiene mas pequeño?
Fernando Fernan.
Tojunto
¿Y el del Cipriano?
Están unos cuantos de Botorrita en la plaza del pueblo viendo pasar las moscas y demás bichos. De repente, aparece un Rolls-Royce. El coche se para en la mitad de la plaza y baja la Claudia Schiffer. Señala al Cipriano con el dedo y le dice:
— ¿Quieres venir conmigo?
El cipriano sin saber qué hacer, venga mirar paqué y payá, tó asustado, mientras los otros le animan. "Venga Cipriano, que es pa tí! ¡Menuda suerte!.
El Cipriano se acerca al coche, la Schiffer le dice que suba, y al momento el Rolls-Royce arranca y sale del pueblo a toda castaña.
Pasa media hora y se ve que vuelve el Rolls con el Cipriano solo adentro; así que los amigos le preguntan cuando se baja:
—Cipriano, có, ¿que ha pasao?
—Pues na, que hemos bajao del coche... se ha quitao la ropa, la ha dejao en el suelo y me ha dicho:
—Toma lo que quieras... Así que mi traido el coche.
— Y has hecho bien, ¿pa que quieres la ropa, si no tienes hermanas...
Caray con el Hijo del Hombre, que cuando la tomaba con algo, ya se podrían preparar, a saber que le habrían hecho los pobres gorrinicos y las pobres higueras.
Por cierto que googleando encontré un texto que decía que los pastores de la piara se le quejaron a Jesús y le dijeron que no le querían volver a ver por ahí... Y el escritor diciendo que qué tontos, que mira que no darse cuenta que tener al mesías delante, y pensar sólo en sus cerdos (Si a ese escritor le fastidia el negocio alguién, por muy Hijo del Hombre que sea, también se hubiera mosqueado, digo yo)
Sí que me imagino una piara grande, El Ente, sí, pero cinco mil cerdos son muchos cerdos. Lo que tienen que ocupar.
¿Perec el del Borriquito, koldo?
¡Hala chistes!
Pues ahí le ha dao, Gloria, que un día la higuera que no le daba higos y otro día los pobres tocinos. Para temblar si se paseaba cerca.
ole, ole y ole
¿Qué clase de hierba fumas, tío?
Ay, ay, maese Harry.
Que se ha muerto Ingrid Pitt.
Ay, ay, ay.
El mundo tiene un poquico menos de sentido.
Ay, pobre Ingrid Pitt, con lo bonica que era, con esa narizuca tan graciosa que tenía y los bocaos tan buenos que daba. Siempre se nos van los mejores (y hay otros que no hay manera).
Yo me estoy acordando del corderico que sustituyó a Isaac. ¿No contó usté alguna vez algo sobre aquel pobre bicho?
Criaturas de dios, les/nos dicen...
Así es, Inde. Si es que es la misma historia. La de Isaac y la del endemoniado. Bueno, no es la misma, pero al final los que salen perdiendo son los pobres bichos. Y no se olvide de la historia de la higuera. Pobre higuera. Caprichines que era.
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