jueves, 2 de agosto de 2007

Voglio fare una cassa fonda

Voglio fare una cassa fonda
da potersi stari in tre:
il mio babbo e la mia mamma,
lo mio amore insiem con me.
Ed in cima di quella cassa
un bel fior si vò piantá:
voi piantarlo nella sera,
la mattina fiorirá.
Y le genti che passeranno
gli diranno: —¡Oh che bel fior!
Egli è il fior de la Rosina
che l' è morta per amor.

(Quiero hacer un ataúd hondo
donde puedan estar tres:
mi padre y mi madre
y mi amor, junto conmigo.
Y encima del ataúd
voy a plantar una flor:
la plantaré por la noche
y por la mañana florecerá.
Y las gentes que pasen
dirán: —¡Oh, qué hermosa flor!
Es la flor de Rosina,
que murió de amor.)

Canto popular toscano, recogido por Rubieri en «Historia de la poesía popular italiana» y de éste por Carlos Mendoza en «La leyenda de las plantas».

Traigo aquí esta canción, que me recuerda el comentario de una paciente de Freud, que decía algo tal que así refiriéndose a ella y su marido:
—Cuando uno de los dos muramos, cambiaré la tapicería del sofá.
(Si Freud viviera ahora y presentara un talk-show en la tele, ahora vendrían unas risas).
En esta canción sucede algo parecido: el que canta quiere hacer un ataúd para su padre, su madre, su novia... y ya no caben más, aunque dice que la quiere junto a él. A no ser que mezcle los huesos de sus padres para convertirlos en un solo cuerpo, las cuentas no salen. A no ser que el que canta quiera a su novia cerca, pero no a su lado: que el ataúd esté cerca de su casa. Es probable que desee eso, ya se preocupa él de plantar una flor sobre el ataúd, vivo, bien vivo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Harry, estoy un poco preocupado. Esta tarde he ido con mi hijo pequeño y Dani, un amigo suyo, al cine a ver la película de los Simpson. PaKa, mientras tanto, se ha quedado destrozando la VISA en el Factory. Cuando terminó, apenas una hora y media, que lo tienen todo medido, los he llevado al macdónales para que se atiborraran de colesteroles y recibieran por eio un regalo en forma de llavero con pingüino de iceage. Pues dejo a los dos allí comiéndose un helado con émanens, con pinta de ser menos light que los michelines del negro que has puesto en lo de la publicidad de los Torquemada del pombo, y me voy a la Gambrinus de enfrente a tomarme una cerveza en tanto llegaba mileidi de vuelta con la VISA fundida. Empiezo a pensar en la película, que es sólo un capítulo bueno y largo de los Simpson, y recuerdo para mis adentros lo curioso de haberme dado cuenta que los Simpson sólo tienen cuatro dedos en sus manos. Vuelven los niños y les digo "oye, ¿os habéis dado cuenta de que sólo tienen cuatro dedods en las manos?" y me dice mi hijo Enrique,"claro, papá, todos los dibujitos tienen cuatro o menos dedos, ¿no has visto a Mickey?" y Dani, su amigo, me apostilla "y Doaraimon también". Y después ha llegado PaKa acalorada, con ojitos de haber dejado todos mis ahorros de heredero consorte menguados hasta el infinito, y se ha tomado una cerveza y me ha notado ojos de tristeza, claro, ¿no me los va a notar?; en fin, que voy a pegarle fuego a mi colección de El Víbora, que vaya dotes de observación que tengo. Y eso que me compré el libro de Berger que me recomendaste.

Pena me da, oyes.

Harry Sonfór dijo...

Oye sí, muchos dibujos animados tienen cuatro dedos.. pero no todos. Te voy a dar unas nociones básicas de dedismo gráfico para que a la primera de cambio se lo sueltes a tu hijo y al amigo de tu hijo y así quedar como un señor observador. Veamos, dicen que ya al principio de los tiempos de la animación los dibujantes llegaron a la conclusión de que eliminar un dedo de cada mano del personaje quitaba mucho trabajo, así se puede ver en los dibujos animados de Betty Boop y en otros (en el Alice in Wonderland de 1923 de Disney la mayoría de los animalillos no tienen ni dedos, parece que llevan manoplas). También cabe destacar que muchos de los personajes de los dibujos animados son animales antropomorfos y que eso de las manos con cuatro dedos queda más cercano a la pata de un gato que a la de un humano, vaya, que los animaliza y quedan más graciosos. Pero... siempre hay excepciones y a Disney a veces le da por hacer cosas raras. En una misma película, Blancanieves, la protagonista luce cinco dedos y sin embargo los pobre enanitos... cuatro (será que decidieron que un enanito no es del todo humano). Aún así, lo de los cuatro dedos para personajes animados de comedia es algo bien extendido. Aquí en España, Santiago Romagosa, el de la serie de Don Quijote, por no seguir las normas de los cuatro dedos, puso cinco en cada mano, y encima largos. El resultado es que mucha gente aún piensa que (de tanto dedo que se veía moviéndose) Romagosa puso 6 dedos en cada mano para hacer la puñeta. No, eran cinco, pero ni con cuatro ni con tres ni con seis hubiera conseguido que la serie fuera... menos mala. Pero también en el cómic hay seguidores del cuatrodedismo y seguidores del cincodedismo: Mortadelo y Filemón tienen cinco dedos y Zipi y Zape tienen cuatro. Los Freak Brothers de Gilbert Shelton tienen cinco dedos, pero su gato cuatro, sin embargo Fritz the Cat, de Robert Crumb, tiene cinco... Como ve, hay para todos los gustos...