viernes, 18 de enero de 2008

El amigo invisible y «El alquimista» de Paulo Coelho

En su infancia era de Reyes. Luego, tuvo sobrinos y, por aquello de que los niños tienen más tiempo para disfrutar de los juguetes en esos días de vacaciones, pasó a ser de Papa Noel. Ese año los amigos le plantearon, en lugar de reyes o papanoeles, hacer lo del amigo invisible. «Cada uno coge un papelito, en el papelito hay un nombre, que es el nombre de la persona que le ha tocado para hacerle el regalo». Bien, cada uno cogió su papelito y se fueron despidiendo. Llegó a su casa, cenó la pasta que había sobrado del almuerzo frente al televisor. De pronto escuchó unos pasitos por el pasillo, se abrió la puerta y una voz en off le dijo «Hola, soy tu amigo invisible», y sí que debía de serlo, pues sólo veía un paquete verde con un lazo dorado que se acercaba hacia él levitando. «Toma, tu regalo». El paquete cayó sobre sus muslos, el sonido de los pasos se alejó y se cerró la puerta. Sería exagerado decir que sintió miedo tras lo sucedido, más que miedo o susto sintió aprensión, como un poco de asco. Abrio el paquete y se encontró con un esquijama amarillo a rayas con un enorme Pluto de Disney sonriente serigrafiado en la pechera y el libro El alquimista de Paulo Coelho. «Pues invisible es, pero amigo seguro que no, que si fuera amigo no me hubiera regalado este par de mierdas», se dijo.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con Ud. Sr.Sonfór. He de decirle que a mi me regalaron un pijama naranja y, como fué la familia, no pude decir nada. Pero créame, es ponérmelo y hay desvelo seguro. Al menos,me libré del libro, que seguro al desvelo lo acompañaba jaqueca.
Un placer.

Anónimo dijo...

Pues si este era el amigo invisible, no quiero ni pensar lo que le habría regalado el enemigo invisible. Aunque el pijama, aún.

Miranda dijo...

Ay, que me suena todo todo.

Que yuyu...

Beso.

Anónimo dijo...

Es evidente que Harry no ha captado la sutileza de Hermes Trimegisto, el tres veces grande, válgame payo la redundancia, devenido amigo invisible para ofrecerle ,tras ese envoltorio verde, La Tabla Esmeralda y sus diez verdades gnósticas esenciales.

Si es que no estamos a lo que tenemos que estar...

Anónimo dijo...

Harry, no te lo vas a creer: Acabo de ver una foto de una amiga de la señora montrealina en la que iba vestida, la amiga, con una camiseta negra que ponía "Ojalá Te Mueras" y detrás estaba Ana Rosa Quintana.

[Faren, que le envío otro saludo más y que sus fotos son preciosas].

[Y sus gatos también].

[Y su señor marido, también; questá cuadrao, oiga].

Harry Sonfór dijo...

Oiga, es verdad, me ha costao pero he encontrado la foto que dice usted, sí. Ana Rosa ahí al fondo, sí. Es algo inquietante ver a Ana Rosa ahí, pero así es.
Qué cosas. Está en todos sitios.

Harry Sonfór dijo...

Huy, pues sí que está mazas el marido de Faren, sí.

Anónimo dijo...

A ver si se piensan ustedes que la señora faren es tonta, que una con el tiempo ha aprendido a elegir.
Pero cómo escrutan mis fotos, lo de Ana Rosa había pasado desapercibido ante mis ojos, que estaba allí yo en ese momento.
Besos, queridos.

Harry Sonfór dijo...

Lo que realmente da más miedo es que cuando hizo usted esa foto la televisión estaba apagada y realmente lo que se ve es el espíritu de Anarosa como en la película «Postergueis».
Qué miedo.
(Ayer vi la película «La cosecha», que es una película malísima pero mala con Hillary Swank corre que te corre durante todo el metraje. Es mala, muy mala, pero me lo pasé bien. Miedo no da. Es sólo mala, pero no tan mala como «El número 23». Tan mala como «El número 23» no es. Bueno es que como «El número 23» no hay de tan mala que es).