El señor con gesto adusto de la imagen es un robot-contestador telefónico que diseñó en 1964 el vienés Claus Scholz. Tengo mis dudas, pero creo que no prosperó mucho este invento. Ahora las compañías de teléfonos te ofrecen el mismo servicio y además no ocupa espacio en el pasillo. Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad. Pero también se ha perdido ese trato cercano, amable, que te da un robot que descuelga el teléfono al fondo del pasillo. Y los sustos, también se han perdido esos sustos.
Ahora, en el siglo XXI, ya no tenemos tiempo para inventar robots humanoides de poca utilidad. Eso sí, robots con aspecto de banqueta con la habilidad de hacer botar una pelotita sobre su asiento durante largo rato sí.
La foto es de Keystone Features / Getty Images.
Añado un segundo invento del profesor Claus Scholz de Viena: el robot que da fuego y pasa el aspirador. Qué cosa más grande. O es el mismo que el que cogía el teléfono o va a ser que este hombre los hacía todos clavaos.
viernes, 18 de septiembre de 2009
Un robot obediente
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Buenas noches con Dormidín
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12 comentarios:
Lo bueno es el traje que lleva el robot supongo que pa tapar sus mecanismos. Es como una intención de hacer ver que somos muy avanzados pero sin pasarse.
Sí señor, eso es para darle un toque rústico y hogareño, como los cascos que me llevaban los de «Galáctica Estrella de combate», que tenían la forma del tocado de la máscara funeraria de Tutankamon.
Ahora, los sustos que te dan las máquinas te los dan hablándote por teléfono: suena el teléfono, te saca de la ducha (por usar el tópico; pero también te jode la siesta, por ejemplo), vas corriendo a cogerlo y te oyes "Buenas tardes. Ha sido ampliada la red ADSL..." Y te jiñas en sus muertoides, aun a sabiendas de que te escucha (es un decir) una máquina.
¿Habéis oído los anuncios ésos de no sé qué seguros (ay, no sé si es muy eficaz la publicidad en mi caso) que te dicen que ellos atienden personalmente, y no con máquinas? Ay, qué risa:
--Di-ga su pro-ble-ma.
--¡Sale humo del motor de arranque!
--Us-ted ha di-cho: "Da-le zu-mo al se-ñor de a-lan-te".
Nada, donde esté la utilidad evidente que muestra la banquetica que hace botar la pelotica, que se quiten los reproductores de voz.
Madre mía, que cosa más asombrosa, más útil y más de todo lo de esa banquetica..me la voy a pedir para Reyes.
Es que estoy pensando que lo mismo la enchufas a la luz y te saltea los guisantes como hace Arguiñano.
Digo guisantes como puedo decir cebolla, champiñones, gambas ....
PD Me gustaron más los roboticos que nos puso el otro día. Esos peques. Que majos oiga.
Y la compañía que hace la banqueta que bota la pelotica. La pones en una esquina del cuarto de estar y hale a botar todo el día. Ojo, que algunos dirán que qué poco uso tiene ese robot, pero yo prefiero mil veces que una parte de mis impuestos se vaya a esos experimientos de banquetas botadotas de pelotas que al ropero de Leticia Ortiz, que la revista Vanity Fair la ha elegido la mujer más elegante del mundo. Todo el día de Gucci, todo el día de Gucci hasta un oso hormiguero parece elegante vestido de Gucci, cofón.
Seguro que este robot no te dice aquello de: "Le atiende Manoli..." ¡Parece que elijan en un casting a la chica con más voz de putón de todo el barrio! ¿Tendría quizás el robotito una de esas típicas musiquillas horribles tipo Cloose to me que te ponen para esperar (o atormentarte)?. Borgo.
A mí los robots nunca me cayeron bien, así que es un alivio no vivir en la era del robot (no sé si mi era es la pasada o la futura a esa era, pero igualmente es un alivio).
Yo es que si me pongo un robot así al fondo del pasillo, por la noche no me atrevería a levantarme a beber agua.
Y no soy miedosa señor Sonfór, es por si me tropiezo.
Madre mía, miquel, que acabo de encontrar un artículo del mismo inventor del robot contestador automático, Claus Scholz, que también inventó un robot que daba lumbre a las chavalas y además les pasaba el aspirador. Este hombre era portentoso.
¿Que no le caen bien los robots, Yahuan? Tampoco los robotines que salen en la película «Naves misteriosas», que hacen llorar al más insensible?
Pues hace bien, Labegue, que los tropiezos con trastos en los pasillos cuando se va descalzo por la noche son muy peligrosos. A mí el otro día, por ir descalzo, se me cayó una taza de café justo en el dedo medio del pie y llevo la falangeta al jerez.
Me temo que el robot era todas las veces el mismo, y lo he reconocido: ¡se trata del Profesor Franz de Copenhague, en la época en que estuvo de prácticas en los USA!
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