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[...] Cuando yo llegué a esta casa hace veintisiete años, este río estaba tan lleno de salmones y truchas que contratamos a un vigilante para que no se los llevaran los domingueros. Pero vinieron los ecologistas y dijeron a los agricultores: «No pongáis nitratos en vuestros huertos porque son perjudiciales para las personas». Entonces, los agricultores decidieron sustituir los nitratos por estiércol y cuando cubrieron los campos de estiércol y purines la lluvia los arrastró al río y mató a los peces. Hoy, el río prácticamente no tiene vida. El problema con las ideas de los verdes es que son bienintencionados, pero nunca piensan en las consecuencias.
James Lovelock, especialista en química atmosférica y uno de los padres de la teoría Gaia en el libro de entrevistas Cara a cara con la vida, la mente y el universo de Eduard Punset. Destino, Barcelona, 2006.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
¡Venga purines!
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5 comentarios:
Pos no estoy de acuerdo. Los nitratos matan más que la caca, en primer lugar. Y eso de que "la lluvia llevó los purines al río" es un argumento más cogido por los pelos que la puñeta.
No molan los comeflores tontos perdíos; pero mola menos la gente que retuerce los argumentos o se los inventa directamente pa joder, y lo digo por el amigo Punset.
Estamos en lo de siempre: meterse con los melenudos ecologistas, o con los ciudadanos en general, es gratis. A mí me gustaría que esta gente "que pone los puntos sobre las íes" y "dice cuatro verdades" fuese igual de inflexible con los poderosos. Ah, pero con esos no nos metemos. Ah, con esos no.
(Venga, ya he dejao de echar espumarajos. Hhhhh, inspirar; hhhhh, espirar. Además, igual los espumarajos matan salmones, truchas, renacuajos... o desestabilizan a la alondra dupont.)
!Eso, eso! !Cambio climático, ya!
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Charla-coloquio
"Explanación del Moncayo. Pros y contras"
A cargo de:
Aberlardo Celma. Especialista en movimientos de tierras y manejo de maquinaria pesada.
Modera: Agustín Martín.
Organiza: Ayuntamiento de Cunchillos.
Viernes, 11 de septiembre.
Hora: 7.30 horas de la mañana.
Lugar: Salón Cultural (Horno).
Es curiosa también la historia del Sr. Paul Felix Armand-Delille y los conejos. Busque, busque...
¡Inde, por el amor de dios, que me está matando al mensajero que es el señor Punset, que él solo transcribe lo que le ha dicho James Lovelock!
Métase con Lovelock o, mejor, métase conmigo, que hay que ser puñetero para, de un libro de 496 páginas, elegir ese párrafo cuando podía haber elegido ni se sabe la de párrafos bonicos sobre el planeta. A mí me gusta mucho imaginarme a ese señor especialista en química atmosférica preocupado porque le han jorobao las truchetas que tenía bien gordas en los alrededores de su casa en la campiña de Cornualles. Si yo tengo unas truchas bien gordas en el río de alao y luego me quedo sin truchas, me meto con los ecologistas, con los agricultores que hicieron caso a los ecologistas y con el susum corda. La cuestión es que se ha quedado sin truchas.
«Ya, lo que pasa es que a usted se le hace el culo gaseosa cuando lee algo de un señor que ha trabajado para la NASA», pensará. Pues es verdad, para qué vamos a negarlo, que se me hace el culo gaseosa con la gente que ha trabajado para la NASA. Es una debilidad, lo reconozco.
Lo que está claro, Helter, es que hacer cualquier cosa con conejos, a no ser que consista en cocinarlos al ajillo o criarlos en casa como Spanique, es contraproducente. Lo de Paul Felix Armand-Delille es gordo, pero mire que lo de Thomas Austin también es para verlo.
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