El demonio de la fiebre habita en todas las casas, pero sólo sale de su escondite de vez en cuando. Del demonio de la fiebre unos dicen que es por entero de color negro, otros, sin embargo, dicen que es de un blanco lividísimo. El demonio de la fiebre, en fiestas, toca la vihuela. El demonio de la fiebre es el encargado de colocar telarañas entre las ramas de los árboles por las que transita gente para que se peguen a sus caras. El demonio de la fiebre escribe números de colores y estructuras poliédricas móviles imposibles en la pantalla negra de los durmientes. Dicen que el demonio de la fiebre en un tiempo fue un rico orfebre de la ciudad de Edirne y que una noche, al salir de su taller, encontró en un callejón a su esposa besándose con un esclavo; loco de celos acuchilló a los dos, los metió en sendas bolsas de arpillera y los tiró al río Tundzha. También se dice que los dos cuerpos descansan en el fondo del río el uno sobre otro agarrados por manos y pies formando un círculo y que los peces de colores pasan a través de ellos, pero eso más bien parece una leyenda moderna con poca base histórica. El demonio de la fiebre es el encargado de formar migrañas, dolores en las articulaciones, sequedad en la boca y mucosidades varias en los enfermos. El demonio de la fiebre a veces se entretiene moviendo de su sitio los mechones de pelo de los enfermos. El demonio de la fiebre se alimenta de los vapores etílicos que desprenden las compresas empapadas de agua de colonia que colocan las enfermeras en la frente de los moribundos. El demonio de la fiebre es huraño, tosco y grosero y es sabido que le gusta meter insectos diminutos bajo la piel de los que lo sufren. El demonio de la fiebre suele trabajar más cómodo a partir de las ocho de la tarde, pero no tiene hora fija. Al demonio de la fiebre le gusta, en particular, el color morado oscuro, y lo suele combinar con el verde musgo, si es formando estampados ajedrezados o de rombos, mejor. El demonio de la fiebre tiene los ojos muy grandes y brillantes y la voz aguda.
sábado, 5 de abril de 2008
El demonio de la fiebre
Etiquetas:
fenómenos extraños fenomenales
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
Y sabe si cantó en los Bee Gees?
Este hombre le saca partido hasta a su gripe.
Oiga, que decía el corrillo de ancianas de mi pueblo cuando creían que nadie las oía que si a alguien odia el demonio de la fiebre es al arcángel Paracetamol. No sé si es cierto, pero récele una coplilla que igual le ayuda.
Nada, que ya voy mejor. Presentable, lo que se dice presentable aún no estoy, pero me veo mejor. Claro está, que llevo desde el lunes, así que antes o después se pasará. No hay drama. Yo creo que la semana que viene ya estaré casi recuperado.
Paracetamol no he tomado esta vez, pero el bote de la couldina ha estado china china cina chana en un abrir y cerrar de tape todo el día.
Madre qué gripe más mala.
Espero que esté mejorcico, Harry.
Sí, sí, que ya estoy mejor. Muchas gracias, faren. Ando aún con la cabeza como un bombo, pero mejor.
Publicar un comentario