jueves, 24 de julio de 2008

Avellanas


—Dame avellanas.
Me dice; y yo, despacio, rascándome el costado bajo la camisa y representando el gesto de darle poca importancia, como si fuera un acto natural y rutinario, camino por el pasillo hasta la cocina, abro el tarro de las avellanas, tomo un puñado, las echo en un plato pequeño de loza que guardo para ese fin en el armario y vuelvo hasta la habitación con el platito en la mano, lleno de avellanas tostadas, unas con piel, otras peladas; lo dejo sobre el mantel, que está sobre la mesa, mientras el niño del abrigo me sigue, paso a paso, con la mirada. «Puedes comer», le digo, y entonces el niño del abrigo acerca su pálida manita al plato, coge una avellana, me mira durante un instante y se la lleva a la boca. La pasea durante un rato por la boca, de un carrillo a otro, y luego la mastica con ganas. El niño del abrigo me mira fijamente y yo le digo «puedes comer más» y el niño del abrigo vuelve a sacar su manita del bolsillo, la acerca al plato manteniendo una distancia y luego, rápidamente, como un pillo callejero, roba otra avellana, se la lleva a la boca, la pasea de un lado a otro y, al rato, la mastica. Al niño del abrigo le gustan mucho las avellanas, cada vez que viene me pide avellanas. Yo, mientras, me sirvo un vino en el vaso de vino que uso cuando viene el niño del abrigo. Y espero. A la cuarta o quinta avellana, el niño del abrigo se rasca la cabeza, se acomoda en la silla y comienza a contarme cómo es su vida allí lejos. Es cierto que casi siempre me cuenta lo mismo, pero yo siempre lo escucho como algo nuevo. «Puedes comer más, son todas tuyas», le digo, y el niño del abrigo me cuenta todo eso que no podría ahora explicarles. Bien, quisiera narrarles detalladamente todo eso que me cuenta, pero comprendan que me resulta muy complicado, también doloroso. Él me cuenta que allí donde está siempre hace frío, que es un frío que se siente en la piel, en la carne y en los huesos, y dentro de los huesos, más adentro del tuétano, también. En el tuétano del tuétano del tuétano de los huesos tienen frío, constantemente. Él me cuenta que el vacío que nosotros imaginamos como vacío está mucho más habitado que el vacío que perciben los que están allí. Allí hay días muy largos donde no hay nada (mucho menos que nada para nosotros), y días que se topa con grandes grupos de gente que van y que vienen, que se empujan unos a otros, que gritan, lloran, se desesperan y que se enfadan porque no saben dónde están. La oscuridad vacía que tienen allí es de un blanco lechoso que no les deja descansar, sin día y sin noche. Eso me cuenta mientras come avellanas. Yo sé que el niño del abrigo ya no aprecia el sabor de las avellanas, pero me dice que le gusta su sabor y su forma, y se las lleva a la boca, las mastica, los carrillos se le colorean de un bonito tono rosado y los ojos se le iluminan y brillan como si tuvieran vida. ¿No es más que suficiente eso? Pasado un rato, el niño del abrigo me dice que tiene que irse, que lo llaman, yo le pregunto que quién lo llama y él me dice:
—Me llaman, debo marchar.
Entonces, acerca su manita al plato, coge de un puñado todas las avellanas que puede y las guarda en el bolsillo derecho de su abrigo. Luego su imagen se diluye y me deja aquí solo, esperando su vuelta, pues no tiene hora fija para aparecer.

17 comentarios:

Helter dijo...

Pues a mí me viene una por las noches que me pide un sacacorchos para abrir una botella de vino que se bebe ella sola ante una mesa con dos copas. Yo creía que era una vecina, pero...

Arkab dijo...

Oiga Harry, estoy volviendo a ver el daguerrotipo del poeta Matthew N. Payne y tiene una pinta de relojero amargado que no puede tirar de ella.

Y lo del niño, con el chorro de frío que tengo aquí detrás mío por el aire acondicionado, me ha dejao el cuerpo cortao. Vaya carita, desde que vi los vídeos del sobrino de Trikki no lo había pasado tan mal.

Trikki dijo...

Vale, entonces lo de el montón de rubias de play-boy ¿Sólo se me aparecen a mí?

Helter dijo...

Yo he pedido hora para que se me aparezca W. y aún estoy esperando...

Arkab dijo...

No se equivoque, Trikki. Lo que le pasa a usted es que su cuerpo hace un viaje astral y se mete en el cuerpo de Hugh Marston Hefner. Es una experiencia muy común entre tdos los que hemos sido dobles, de cintura parabajo, de Rouco Sigfredi Cruguer. No tiene nada de sobrenatural. De verdad. Oiga, ¿cómo va lo de Vilallonga?

Trikki dijo...

Oiga, a mi me da que Soler no vende a 75, ahora que si está loquito por la música.Si entra Villalonga y se vá Lopera, me hago del Betis.

Miranda dijo...

Es que parece más un enano que un nene.

Que cosa...

david dijo...

Yo creo que efectivamente es un enano; retratado en su niñez, pero enano.

Harry Sonfór dijo...

Vale, venga, sí, para ustedes la perra gorda, es un enano de pequeño. Pero no me negarán que tiene el mismo derecho a aparecerse igual que un niño, un señor mayor, una señora de mediana edad o un caniche con el corte de pelo estilo león. El mismo derecho tiene. Pero ¿no les parece precioso ese abriguico? ¿y esos zapatines?

Spanique dijo...

Pues pequeñico y cabezón seguro que es un extraterrestre, (según el astronauta)

Arkab dijo...

Harry, otra vez Exponique por aquí, por allá y por acullá. Va a tener usted que invitarla a su famoso vermúconolivicasylimadelagüena, que se está dejando querer en el mundo bloguero. Un día de estos aparece como el niño enano, pidiendo avellanas y le recita a los pies de su cama la crónica del concierto de Paul Weller en Zaragoza. Al tiempo.

Harry Sonfór dijo...

¡Oé oé oé! ¡Exponique vuelve!

Helter dijo...

Exponique, si no puede derrotarnos, únase a nosotros. ¡Queremos un blog suyo YA!

Farencica dijo...

Pues sí que es cuco sí el abriguico cruzado blanco y ese taburetico con mantel que le han puesto al apuesto enano.

Spanique dijo...

Blog mío, ¡qué va! ya tengo uno para la cosa "profesional", esto es, para mis alumnos de castellano y lo tengo mas "dejao". Encima, como los suelo ver todas las semanas en vez de escribir en el blog, me dicen de viva voz "pues muy interesante esto o lo otro" pero na que no escriben, así que es un depósito de ficheros.
(y que no escribo nada de personal)
Luego participo en tropecientos sitios, y donde trabajo, ahora tienen todos portales que tengo que poner al día regularmente con ejercicios y cosas, así que no doy mas de "mí"
Y las "tesinas", que tengo tres por hacer para principios de septiembre y ni he "empezao" la bibliografía ¡ay mísera de mí, ay infelice!

Helter dijo...

Vale, entonces su problema es que trabaja demasiado. ¡No trabaje tanto, leñe! ¿Usted se cree que si yo trabajara a su ritmo tendría tiempo de pasarme media mañana haciendo el vago?

Arkab dijo...

Oiga, pues ponga un blog secreto en el que usted no tenga que escribir entradas y nosotros le vamos poniendo cosas para que usted se sonría de vez en cuando y todas las cosas del mundo sean más llevaderas y Harry no se pase el día diciendo que hay que ver con la Exponique que no meseaparece por mi blog ... y ya tengo que parar que mesederrite el helao en el teclao.

Beso.