Sobre el sofá chester de dos plazas tapizado en cuero bermejo reposa un sobre. Sobre la límpida superficie del sobre, tres letras: D-e-e. Dee. Bajo el sobre, bajo el sofá, bajo la alfombra, bajo las tablas barnizadas del entarimado, un río de agua densa y oscura corre hacia el sur. Sobre el río denso y oscuro, surca una cápsula de vidrio verde vejiga, brillante, río abajo, que choca contra una piedra y salta. Tras el sofá, tras el papel de flores doradas que cubre la pared, tras la pared, tan solo a unos pies, un campo de trigo susurra: somos uno, tan solo. Frente al campo de espigas, pasado el camino de tierra y piedras, pasada la valla roja despintada, pasado el macizo de flores, pasada la pared, pasado el lienzo que cuelga de la pared, pasada la capa de óleo y barniz que cubre el lienzo, en la pared opuesta, un espejo de marco dorado. Dentro de él, todo lo demás. Las calles están vacías, desiertas; de las casas, todas las puertas y ventanas cerradas. El hombre pincha la aguja en un acerillo, se incorpora, aparta la cortina con su mano y mira a través del cristal de la ventana. Los ojos se le encienden, literalmente.
sábado, 11 de diciembre de 2010
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8 comentarios:
Como los míos, al leer lo que has escrito...
Mesapagan. Leo todo el día textos escritos con los pieses. Y además me duele la tripa.
Oiga, Harry, ahora que me fijo. Yo juraría que el primer comentario no lo puse esta mañana a las 9:57, sino anoche tarde, que menuda putada quemesencendieran los ojos justo antes de irme a planchar oreja, cachindioro catarata... ¿Pué ser o mestoy indo del bolo?
Que puede ser, Inde, pero que no sé yo muy bien el horario que lleva este blog, que igual está con el horario de las islas Feroe. Que todo puede ser. Lo importante es ¿que le ha gustao? pues ponga una entrada en su blog que diga «Me cago en el copón bendito y en todo lo que se menea, cosa mejor no he leído en todos los años que llevo de vida leyendo cosas. Esta comunidad autónoma no se merece algo tan grande» o algo así, que uno vive de la promoción. Bueno, que no es verdad que viva de la promoción, pero como no estoy acostumbrado, pues me hace ilusión.
Don Harry, que tengo que corregir y es que no hay manera y todo y el Todo se alían y me lo impiden desde hace una semana por alguna suerte de confabulación cabalística. Ahora esta delicia de John Dee que usted me recuerda y que a su vez usted también se acordará, supongo, como hago yo esta mañana, de los dos deliciosos libritos traducidos en el FCE de doña Frances Yates, me refiero al Iluminismo Rasacruz y la Filosofía Oculta en la Época Isabelina, el uno centrado en Fludd y John Dee y el otro especialmente en John Dee y aquella deliciosa corte de Rodolfo II en Praga; se añade también el gran libro sobre Giordano Bruno y la tradición hermética en Ariel. ¡Ay, mis viejas lecturas de neoplatonismo hermético antiguo y renacentista para un mítico trabajo sobre ocultismo y poesía que yace él también residiendo en algún pleroma olvidado! Ha sido un rato evocador que le debo a su delicado texto. Dios, qué leche: en Internet está todo: la Monas en latín, en inglés, y sobre todo esas charlas con los ángeles-niñitas que Kelley y él sostuvieron. Arbor raritatis. Sí, señor.
Pues mire, Javier, que cuando puse Dee más me refería al río que cruza la ciudad de Chester, aunque el bueno de John también andaba por ahí. Y cómo me ha gustado siempre ese espíritu que se le aparece a John Dee y Edward Keeley en el grabado, que parece que va en camisón y con gorrito de dormir. Bua, es que es un grabado muy bonito, muy lúgubre.
Sí, sí; pero a mí lo que me da es mucho miedo. Que soy muy impresionable, oiga.
Yo creo que Lady Godiva esperaba que alguien se asomara. Si no ¿Quién iba a contarlo alguna vez, cómo iba John Collier a pintar el cuadro ése prerrafaelita...?
La peli de 1960 es, literalmente, maravillosa.
¿Y si le digo a voacé que en 1987 o 1988 yo tenía en la cabeza una canción que se titulaba así? Me la había inventado yo. Pero claro... Yo no sabía tocar nada. Ni escribir música. Así que ya no me acuerdo cómo era.
Ay... Cuando uno es viejo se da cuenta de lo malo que es no haber estudiado y haber malgastado la juventú con los bares, las mujeres, las cervezas, los discos y las novelas baratas.
Sin hacer nada de provecho.
¿Nos lo tendrá en cuenta Dios, o al final verá que, en el fondo, somos buenos?
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