Belcebú es un demonio malo pero malo. Por algo es el señor de las moscas. Ahora mismo, en la habitación anda rondando uno de sus sirvientes. Es una mosca gorda modelo kamikaze, que pertenece a la subespecie de las moscas pesadas que cuando estás delante de la pantalla del ordenador tienden a volar cerca de los oídos y a golpearse con ganas contra la cabeza. Te golpea, la espantas, se queda un rato quieta sobre la lámpara y luego vuelta otra vez. Belcebú no sólo señorea a las moscas, también es dueño de los mosquitos. Ya van cuatro en lo que va de semana; cuatro mosquitos con hambre, cuatro habones como cuatro soles. El uno en el dorso de la mano, el otro en el antebrazo, el tercero en el empeine y el cuarto en el cuello. De mañana no pasa, me compro algo contra el picor de las picaduras, contra las picaduras y contra los mosquitos. Belcebú, como tiene mucho séquito en la ribera, no los echará en falta.
martes, 24 de abril de 2007
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