Los dedos de los pies hacen, al igual que los dedos de las manos, el número de cinco, o de diez, para ser más exactos. A diferencia de los dedos de las manos, los dedos de los pies no suelen contar ni señalar; sólo en casos contados, cuando su dueño se encuentra tumbado boca arriba en un sofá leyendo una revista y otra persona le pregunta «¿Dónde has dejado las tijeras? —por ejemplo—», entonces los dedos de uno de los pies señalan con desdén el objeto buscado. En otros casos, los dedos de los pies sujetan cigarrillos encendidos y los llevan a la boca de su dueño, pero eso sólo suele darse en las contorsionistas, que algunas veces son orientales vestidas al estilo parisino y otras son francesas vestidas al estilo «chinoise». Es una costumbre extraña lo de ser de un lugar y vestirse como si se fuera de otro que también se encuentra entre prestidigitadores y magos en general.
lunes, 30 de abril de 2007
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