Me levanto de la cama. Voy al baño y en el espejo del pasillo descubro que me he convertido en Eva Mendes. Al instante llaman al móvil. Es el sastre, que llama para recordarme que tengo cita con él a las once de la mañana para la última prueba del traje. Le digo que me resulta imposible ir, dadas las circunstancias. Aplaza la cita para el próximo viernes. Le digo que bien, que intentaré personarme ese viernes a las once de la mañana y que si me resultara imposible acudir llamaría antes para cancelar la cita. Uno no sabe cuánto tiempo va a durar el nuevo aspecto de Eva Mendes. Vuelven a llamar. L. me dice que debo pasar por la oficina a recoger los balances. Le digo que intentaré pasar por la oficina antes de las ocho, pero que no se lo aseguro. Vuelvo a mirarme en el espejo. Me preparo un café y y pienso en lo complicado que se ha puesto el día. Me llevo la taza a la boca mientras camino por el pasillo, tropiezo con una caja de cartón que hay en el suelo y se derrama un poco de café sobre mi muslo bronceado de Eva Mendes. Pues igual hoy me cojo fiesta. Que sí.
jueves, 25 de diciembre de 2008
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9 comentarios:
Pues tiene razón la señora mayor:es usted un genio de esos.
Pues muchas gracias, Small Blue Thing, y sea usted bienvenida. Es un placer.
Una duda que me surge: ¿Debemos suponer entonces que Eva Mendes al despertar se encontró en su cuerpo?
Que sepa que es un castigo de Dios por no santificar sus fiestas.
¡Ya lo he cogido, ya lo he cogido!
Esto es un sueño y luego es cuando venían a comer los de Bilbao-Bilbao.
Pues no lo había pensado, Yahuan. Y lo más terrible de todo, que no sé cuál de los dos sale ganando.
Bueno, sí que lo sé. Sí.
Por no santificar las fiestas, por eso va a ser, Badil.
Señorita Mendes ¿Donde es la Fiesta? ¿Me concederia un Baile o lo que sea?
Oiga Harry, ¿y la voz? ¿no acompaña al cuerpo o qué?
Pues ese es el problema, que la voz no me ha cambiado. Yo lo aviso, Javi y Marieta, que luego no se diga que no lo he avisado.
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