Recientemente [1996], los científicos de la estación zoológica de Nápoles encontraron, para sorpresa de la mayoría de sus colegas, que los pulpos pueden aprender observando a sus semejantes. Los científicos colocaron dos bolas, una roja y una blanca, en una piscina. Luego entrenaron a un grupo de pulpos para atacar a la bola roja y a otro grupo para atacar a la bola blanca. Los dos grupos de pulpos demostraron entonces su nueva habilidad a los pulpos no entrenados. Aquellos pulpos que habían visto a los atacantes de bolas rojas atacaban a la bola roja, y aquellos que habían visto a los atacantes de bolas blancas atacaban a la bola blanca. Hasta entonces la mayoría de los científicos habían pensado que sólo los seres humanos y otros vertebrados podían aprender observando a su propia especie —un proceso que se considera que es algo preliminar al pensamiento conceptual—.
Ann Rae Jonas, Las respuestas y las preguntas de la ciencia, Crítica, Barcelona, 2006.
*Y sí, que qué título más bueno me ha salido. «De pulpos y bolas de colores», que lo mismo vale para un capítulo de Stephen Jay Gould, que para una novela moderna, que para un disco de música pop. Carajo, qué fácil es. Voy a abrir una oficina de patentes de títulos quedones.
El pulpo Paul ya murió. Un respeto. Nada de buscar similitudes entre el pobre pulpo, la roja, el fútbol y todo lo que lo rodea. Ya se ha pasado. Ahora toca hablar de WikiLeaks. Pero que los pulpos son gente muy maja y entrañable es un hecho. Llegará un día que nos resultará más fácil hablar con pulpos que con nuestros vecinos. ¿Un día? ¡Tráiganme un pulpo y lo demuestro ahora mismo!
jueves, 9 de diciembre de 2010
De pulpos y bolas de colores*
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7 comentarios:
* Aceite, 4 cucharadas
* Cebolla, 4 pequeñas y tiernas
* Tomate, 2
* Pimentón, 1/2 cucharada
* Pimiento rojo, 1
* Arroz, 2 cucharadas grandes
* Pulpo, 2kg.
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Se pone a cocer el pulpo. Una vez cocido, en una cazuela de barro con aceite se rehogan las cebollas picadas, el pimiento y los tomates y el pulpo troceado, removiendo continuamente para que no se pegue. Una vez dorado, se agrega una cucharada de agua de cocer el pulpo y se deja todo en el fuego durante unos minutos, agregándole más agua si fuera necesario. Cuando está todo a punto, se añaden los dos cucharones rasos de arroz. Se deja rehogar unos minutos y se agregan a continuación 10 cucharones de agua aproximadamente. Se sala a gusto y se deja hervir durante 20 minutos.
Se sirve bien caliente.
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Tojunto
slurp
Oiga, Harry, pues yo últimamente le he tomado manía a todos los que pronuncian, en público o en privado, la palabra maridaje. Es que los mataba a todos. Qué nervios que me ponen, oiga, tolsantodía conjugando el verbo maridar.
¿Ha puesto ya el árbol de Navidad? ¿Le mira fijo el pavo que está engordando? ¿Va todo bien por ahí arriba? Contésteme sólo a la última pregunta.
Los chipirones digo yo que jugarán con peloticas, con pitos, o sea, con canicas, bolas de pelusa...
Si serán espabilados que ya desde pequeños hablan. Hablan desde pulpito.
¡Qué malo! ¡Qué malo!
yo insisto: el pulpo como animal de compañía es posible, bajando a bucear a su cueva. Lo malo es que cualquier día descubres que algún otro se lo ha llevado para prepararlo a la gallega
Yo creo en la teoría de que Assange es un octópodo disfrazado de yuppie molón con casa en Burgo de Osma...
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