miércoles, 24 de junio de 2009

Un robado

Hoy, el supremo ha dado la razón a una revista en la que sacaban unas fotos de María Reyes, ex-Miss España, en pelota en una playa pública. La modelo puso una demanda contra la publicación por la cosa de que le hicieran esas fotos sin su consentimiento pero el juez se pronunció a favor de la revista aduciendo que son «de interés informativo». Y me he dicho, qué carajo, pues voy a hacer lo mismo, voy a robar una entrada de otro blog a ver qué pasa, a ver si me demanda o no me demanda el autor. No es un robado completo, que solo pongo un trozo, un topless que se dice.

A veces, por la mañana (porque esto sólo pasa por la mañana), cuando acudes con el carrito al súper dispuesto a cumplir la faena cotidiana, te fijas en la gente. No pasa siempre: lo habitual es que adoptes el mecanismo automático: no te fijas en nadie o la gente pasa por delante o al lado de tu carrito sin más; es gente homogeneizada, son todos iguales, o es una misma persona repetida múltiples veces
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4 comentarios:

Javier de la Iglesia dijo...

¡Dios Santo! Pero...pero...Acabo de verlo algo tarde porque ayer -excepcionalmente, pero sí- estuve un poquito de farra escolar hasta las tantas(una comida de fin de curso con prolongada sobremesa). Zombie absoluto esta mañana, sólo ahora caigo en el aparato y ¡qué veo!, don Harry. Veo ese "robo".
...
Además del abrazo con que le apretujo desde aquí y que seguro que ya estará notando, no sólo no le "demando" (¡qué sosada ésa de la gente venga a demandar, qué pelmas son todos...!)sino que le ofrezco mi persona y hacienda para que haga usted con ellas lo que se le antoje. A mandar, pues...

El abrazo tremendo (aquí en la Rioja, cosa que me encanta, lo pronuncian "chemendo". Pues ese abrazo regional y concreto)
de
Javier

Harry Sonfór dijo...

Otro abrazo chemendo, Javier. Sabe que lo quiero. Pues voy a tener que buscarme a otro que me demande pues.
¡Tiene que contar esa farra, pero ya!

Javier de la Iglesia dijo...

La verdad es que no fue una farra demasiado memorable. La lubina la pone en casa mi señora bastante mejor sin tanto ringorrango de sociedad gastronómica y tal. Nos metieron a unos setenta (entre activos y jubilados y jubilantes) en un cuartito enano con dos mesas corridas. El apretuje, vamos. Me tocó a mi derecha M.(felizmente jubilado hace dos años, de dibujo, es decir, pintor y proclive a los bebedizos) y a mi izquierda, L. (también jubilada, de más años, y ex-colega de Lengua). Procuraba atender a la vez a los dos flancos ¡tan contrarios! y que más bien invertían ideológicamente la adcripción espacial. Debo reconocer que corrió con cierta
asiduidad el vino y, de postre, mi amigo M. insistió en pedir varios chupitos de lo que se empeñaba reiteradamente en
llamar "agua de fuego" (orujo gallego) y, claro, pedía también otra ración para mí. Acabó la comida propiamente dicha y creo que hubo después unas especie de bailoteo lánguido con canciones y tonadillas tradicionales. Un tanto recalentado con aquel musiqueo, tengo la idea vaga de que besé mucho a la gente (a las señoras que se dejaban, en especial, y se dejaban casi todas). De allí salimos a la calle, y aunque era de día, en realidad ya se había hecho bastante tarde. Por la calle me enzarcé con un compañero de física, también oriundo de Bilbao, que resultó haber formado parte en tiempos de Akelarre y otros grupos, con Iturri y demás y que te conocía, Miranda. No me preguntéis detalles sobre el final de la farra porque todo es un poco "leyenda". Ya no me acuerdo nada bien. Parece que algunas mujeres optaron por acceder a un Karaoke o similar (sí que recuerdo la pantalla gigante y las letras amarillas, pero no me pregunten más). Al día siguiente, en el trabajo, los compañeros me llamaban la atención sobre mi aportaciones "cantábiles" delante de aquella pantalla de las letras amarillas. Juro que no recuerdo nada de eso. Quizá intenté leer las letras amarillas pensando en una película de arte y ensayo subtitulada o algo así, pero cantar, por favor, no. Algunos sostenían al día siguiente que desafiné con verdadera entrega y obstinación en los "gallos" aunque mi paisano de física sostenía que, en verdad, no lo hice nada mal...

Harry Sonfór dijo...

Oiga, pues un fiestón de estos de vez en cuando es más que saludable. Todos los días no, pero de vez en cuando es cosa buena.