– Está la cosa floja. Allí en el pueblo, antes, que si se tomaba uno unas cañas por la mañana, que si vamos a organizar una merienda, venga, yo compro para comer y con unos vinos, total, que al cabo del día, ¿qué se podía haber gastado uno? ¿Veinte euros?, pues, tira. Pero, ahora... Seguir leyendo en De profesión incierta.
miércoles, 25 de agosto de 2010
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