Woody Allen encontraba suficientes razones para seguir viviendo mientras veía la película Sopa de Ganso de los hermanos Marx en una sala de cine. A servidor le pasa algo parecido, si sirve el símil, viendo esta escena de King of Jazz, de John Murray Anderson (1930). El señor que bailotea moviendo mucho las piernas es Al Norman en el número «Happy Feet», con la orquesta de Paul Whiteman. Son muchos pies contentos. No me canso de verlo.
sábado, 24 de octubre de 2009
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8 comentarios:
Y ya que la entrada va de pies...
he desarrollado una teoría acerca de la bolsa de camel: sirve para meter zapatos, esos zapatos que uno mete en la maleta y que manchan de barro la ropa limpia.
El otro día me regalaron una bolsa de tela con unos zapatos y me acordé de la misteriosa bolsa de camel (que a mi nunca me han regalado, será porque compro las cajetillas de una en una)...
Una no puede evitar trasladar significados y utilidades, así que...
O quizá sirva para meter esas medias baguettes de pan que fabrican para los solteros y solteras, viudos y viudas, ermitaños y ermitañas
Le juro por lo más sagrado, lady in the radiator, que me acaba de llegar ahora un mensaje en el móvil de mi señora, que se ha ido al Alcampo a comprar harina de fuerza, pastillas de caldo Santiveri y alguna cosa más que dice que hace falta. A lo que voy, que antes de marchar le he dicho «Pues ya que vas, cómprame un cartón de Camel en el puesto ese de tabaco que hay en el pasillo del Alcampo». Su mensaje dice «Me han dao la mantita azul con el camel again!». O sea, que siguen regalando la mantita azul. Vale para todo esa mantita. Yo aún no le he encontrado utilidad, también es verdad, pero ahora, con dos, ya no sé qué voy a hacer. Bueno, secarme dos veces cuando salga de la piscina, por ejemplo.
Mas le valía no fumar. Igual es que juntando muchas se puede hacer un sudario pa cuando el tabaco acabe con uno.
unos tanto y otros tan poco
Pues si es que no tengo fuerza de voluntad de esa, Miguelgato...
Pero no crea, lady in the radiator, que en cada bolsa de esas solo cabe o un zapato muy pequeño o dos patucos. Un zapato del 36 ya no cabe.
hoy leyendo una revista vieja he visto que han editado un libro llamado "the big book of legs", y me ha venido un pensamiento hacia usted y este post.Ya lo conocerá usted, seguro...
Pues no lo conocía, no, Anagadner. Taschen saca tanta cosa que es imposible conocerlo todo. Pues me lo voy a pedir pa reyes.
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