La mancha negra y borrosa se arrastra por el suelo y, cuando se encuentra a su paso con un obstáculo como la pata de una mesa, se bifurca rodeándolo como una gota de tinta china espesa, vuelve a unirse y continúa su recorrido hasta alcanzar el rodapié. La mancha negra y borrosa sube reptando por la pared, se queda quieta, tiembla durante unos minutos y reanuda su marcha hasta el techo. Otras veces, la mancha negra y borrosa se introduce entre los cristales y la fina capa de estaño de los espejos azogados de los escritorios y observa inmóvil a los que duermen. Pocas veces la mancha negra y borrosa queda así, tan quieta, pues su naturaleza la lleva a retemblar, a caer de golpe desde lo alto como una salpicadura o a titilar como si sintiera frío, sólo tras el espejo se sosiega y es entonces, cuando en la habitación no hay ni un solo ruido, que se puede sentir su respiración, muy leve, casi imperceptible, pero si goza de oído fino y presta atención la podrá escuchar.
—¡La mancha hiptálmica!
—¿Cómo dice?
—¡La mancha hiptálmica!
—¿Me está bromeando? ¿A qué se refiere?
—¡Está usted hablando de la mancha hiptálmica! Federico sufrió de lo mismo que le sucede a usted, señor mío.
—¿Y acaso tiene cura?
—Lo lamento, pero no sabría aconsejarle ningún remedio.
En la foto, fotograma de la instalación «Peruna perhe käy Keskuskauppakamarin Valkoisessa talossa» del artista finlandés de origen italiano Andrea Montanotti para la exposición colectiva Olemme kentällä nojalla jalat.
lunes, 30 de marzo de 2009
La mancha negra y borrosa
Etiquetas:
Criaturas del señor
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4 comentarios:
Qué angustia. ¿Es esta la misma mancha que inquietaba tanto a Lady Macbeth que no podía hacer otra cosa en todo el día que lavarse las manos una y otra vez?
Antes de leer el cuento de Quiroga, me parecía una mancha "pantera rosa": ahora me parece una mancha rara rara
Que repelús oiga...
Harry, que yo también venía a decirle que el sábado vi a la Chayo esa en la tele venga de llorar y de llorar...pobre chica ¿no?.
Lo que no me enteré muy bien de la cosa, porque cambiamos enseguida. Mi santo y yo, que no aguantamos ná.
Ah, yo también la vi, sí, laMima. Yo la vi entera, eso sí. Qué documentazo. Cosa más grande no hay.
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