viernes, 14 de noviembre de 2008

Tabaco y mujeres


Unas señoritas vestidas de paquete de tabaco gigante durante una promoción de los cigarrillos Old Gold, año 1956, que demuestra que las cosas que nos gustan por separado a veces combinan mal si las juntamos.

12 comentarios:

david dijo...

Pues yo lo veo práctico para el cigarrito de después

Zacarías Plissken dijo...

Hombre, no se yo qué decirle, con esas patorras igual les daba una caladita. Me pregunto si será rubio o negro.

Anónimo dijo...

Pues justamente ayer me explicaba una compañera de trabajo que allá por los 80 ella y otro amigo para ganarse unos duros tuvieron que vestirse de tigres. Una cadena que se llamaba "El Tigre" y que si no recuerdo mal se dedicaba a las alfombras y cosas por el estilo. Pues nada, el trabajo consitía en vestirse de tigre y patinar sobre una pista durante horas. Todo bien, el único problema es que los trajes despedían un olor insoportable casi o más que a "tigre". Vete tu a saber a lo que huele dentro de esas cajas de tabaco y no te digo si uno anuncia merluza :)

Miranda dijo...

Uy!
Como las vea Gallardón se la ganan.

Hablando de disfraces...¿Por qué estaba disfrazado de oso aquel de El Resplandor?

¿Han visto cómo son los disfraces, habrá visto alguno el Kubrick?
Todos tienen la cremallera o el velcro en la espalda.

Qué escena más inquietante...

M.

El Ente Dilucidado dijo...

Sí, sí, sí!!!

La escena ésa de El Resplandor, de Kubrick, en la que Shelley Duval (iba a decir Verónica Forqué) se asoma a una habitación y ve a dos personas, un tipo vestido con smoking y tumbado/sentado en una cama y otro disfrazado de oso de peluche arrodillado frente a él...
Cuando Shelley Duval los ve, ellos dejan de hacer lo que quieraqueestabanhaciendo y se vuelven, mirándola a ella. Impasibles, silenciosos, quietos. No hay nada más. Y ella se va de allí espantada.

Diosmiodemivida... Es una de las escenas de película de terror más inquietantes que he visto nunca.

Brrr...

P.D Y que conste que, siendo bastante aficionado al cine de miedo en general (al clásico, al detodalavida, no a esa especie de manual de despiece para aspirantes a sacarse el carné de manipuladores de alimentos en lo que se ha convertido ahora) y a don Stanley Kubrick en particular, El Resplandor no es, precisamente, una de mis películas favoritas... No me gusta mucho, no...

Pero esa escena es verdaderamente inquietante y desazonadora.

Salut Les Compains.

Harry Sonfór dijo...

jodo petaca, david y elradia, anda que no apuntan fino ustedes.

lubis y miranda, les confieso que a mí la gente disfrazada fuera de carnavales me da cosa. En carnavales o en semana santa, o en despedidas de solteros no, pero así, en un día normal, me dan como miedo. Y estoy piense piense pero que no recuerdo al hombre disfrazado de oso de El Resplandor. Me acuerdo perfectamente hasta del personaje de Dick Hallorann con la voz de Rafael Taibo, oiga, pero del hombre disfrazado de oso no me acuerdo...

Harry Sonfór dijo...

La ley, sí, ahora me suena, sí, un hombre con smoking y otro vestido de oso. Que perversión, por el amor de dios.

Anónimo dijo...

No recuerdo ni lo del oso ni que se fuera espantada. Dios mío! pierdo neuronas y me vienen falsos recuerdos.
Vale! era un osoconejocerdito y te puedes imaginar lo que quieras. Buenas tomas subiendo la escalera

Harry Sonfór dijo...

Ah, sí, pues así vista en youtube parece de Muchachada Nui. Sí señor, el señor oso haciendo sexo oral al señor vestido elegante, una especie de pre-Eyes Wide Shut. Da cosa, sí.

Helter dijo...

Cierto, la combinación de cuerpo de paquete (de cigarrillos) y piernas de señora no es una maravilla. Es muchísimo mejor, ande va a parar, un cuerpo de señora (o señor) con piernas de cigarrillo. Eso sí, si llueve mejor que no salga de casa.

Farencica dijo...

Por Dios, qué miedo más atroz. Cuando era adolescente mis amigas y yo jugábamos a quién escribía al revés más rápido la frase de Jack Nicholson: «Wendy, cariño mío, luz de mi vida, no quiero hacerte daño, sólo quiero machacarte los sesos».

Harry Sonfór dijo...

Ah, sí, faren, es una frase muy bonita para jugar con las amigas, sí. Yo tengo un dedico que aún me habla, no le digo más.