Existe algo que nos dice en lo más profundo de nuestro cerebro que Hannibal Lecter nunca dibujaría así, tan relamido, tan feo, tan cutre. Hannibal Lecter, el orgulloso descendiente de los Visconti y los Sforza, un tipo de educación exquisita, gourmet apasionado, podrá dibujar bien o mal, pero nunca así de relamido. No puede ser. Pero sí. En la película El silencio de los corderos (1991) Hannibal Lecter dibuja de pena. El retrato a lápiz que hace de Clarice Starling posando como una madonna renacentista con un cordero peludo en los brazos que mira al espectador, con una valla baja al fondo que parece hecha por un niño de ocho años, con ese camino que conduce a un calvario con tres cruces que a su vez conducen a la risa (esas sombras sin sentido, ese cielo emborronado con el dedo) es posiblemente el peor retrato de la historia del cine. Es una mierda enorme. Clarice, en el dibujo, no es Clarice, es la cara de Jodie Foster posando para una ficha de actores pegada a un cuerpo grueso y sin forma. El manto que lleva sobre la cabeza que cae flotando sobre el pelo es ridículo y no sigue ninguna ley física. Todo el dibujo es ridículo. Malo. Horroroso. Cutre. Zaborrero. Hannibal Lecter, nuestro Hannibal, dibujaría de otra forma. O no dibujaría, pero no se le ocurriría perpetrar esa mierda tan grande. Y miren que la película me gusta pero, por el amor de dios ¿en qué estaba pensando Jonathan Demme cuando contrató a ese dibujante? ¿Le metió esa patata el productor? ¿Fue culpa de los decoradores? ¿El de atrezo? ¿Por qué el director no decidió eliminar ese plano en algún momento del montaje?
jueves, 26 de febrero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
7 comentarios:
Jolines, ya me has picao.
A ver como demonios consigo ahora ver de nuevo esa escena....(que barbaridad, como si una no tuviese otra cosa que hacer...)
Menos mal, pensé que era el único que sufría al ver semejantes despropósitos. No puedo estar más de acuerdo. Es más, no es difícil imaginar lo que hubiera hecho el verdadero Lecter con el autor de esos bodrios sin gracia...¡Buen provecho, doctor!
Tal vez la idea sea demostrar que Hannibal era un niño, en el fondo.
Con su inocencia bien escondida.
laMima, merece la pena volver a ver la película aunque solo sea para pasar ese mal rato.
ornitorrinco, bienvenido. Lecter le hubiera comido los carrillos guisados con cebollitas francesas y salsa de oporto, sí.
Koldo, el problema es que no dibuja como un niño, dibuja mal, horroroso y relamido. No tiene excusa.
Pues pa dibujar con el culo no está tan mal. Si lo haces con los pies aún puedes mirar el retrato. Pero de espaldas y dando brinquicos no tié que ser nada fácil
Ayyyy, cuántos días sin poder leer con tranquilidad un post ni un nada!
Mestoy resarciendo. Arfs.
Que no he podido ni recoger el premio de Badil, que va a pensar que soy una sonsa y una estúpida. Y no, ¿eh?
Corra a recoger los premios, Inde, que tenemos a Badil hecha unos zorros, que encima que nos da premios le ponemos la cabeza como un bombo. Corra, que un premio de Badil vale por dos, y si son dos, pues valen por cuatro o por más. Que no hay cosa más grande que la Badil.
Publicar un comentario