domingo, 11 de mayo de 2008

Carne y pescado


Alicia, la bella carnicera del puesto 41 del mercado, fileteaba con desgana una enorme pieza de ternera. José, el mozo pescatero del puesto de enfrente, la miraba de reojo mientras apilaba las cajas de calamares en el mostrador. Alicia ahora pesaba un kilo de hígado de cerdo, José escamaba una merluza.
—¿Estos calamares son de anzuelo?
—¿No ve que son de anzuelo? si fueran de arrastre que iban a tener así de bien la piel.
José amaba a Alicia. Alicia partía con un golpe certero una cabeza de ternasco por la mitad.
—No me pongas las vísceras del pollo, que no las uso.
—No, si ahora ya vienen limpios.
—Vale.
—¿La molleja tampoco?
—La molleja sí.
Un día José se armó de valor y escribió con sardinas sobre el mostrador inclinado la frase «Alicia ¿quieres ir mañana al cine conmigo?», punteando sobre las íes con perejil.
Alicia, que algo barruntaba desde hacía meses pues cada vez que levantaba la cabeza se encontraba con José mirándole de reojo y bajando la cabeza de golpe como si tuviera un mal en el cuello, escribió sobre el mostrador un bonito «SÍ» con dos intestinos gruesos de vaca. Ese fue el inicio de una hermosa historia de amor. A los dos años se casaron, tuvieron tres hijos y los once años de divorciaron. Luego Alicia volvió a casarse y José tuvo tres novias, vendió su pescadería, que era herencia familiar, y montó un bar, que le medio va, sobre todo los fines de semana y cuando hay partido.

En la foto: jóvenes ayudantes de quirófano del hospital de St. Andrew de la ciudad de Circa posan desenfadadas y sonrientes ante la cámara con sus mascarillas de trabajo (1809).

5 comentarios:

Arkab dijo...

Señor Harry, señor Harry, que yo diría que hay al menos dos quirofaneras que no se están riendo.

[Jamás en mi vida habría pensado que el verbo desescamar no existía].

Harry Sonfór dijo...

Pues desescamar sería algo así como volver a colocar las escamas que previamente se han quitado a un pez. Pero bien, tampoco. Desescamar no existe pero suena bien. Servidor piensa que sería mejor descamar, pero bueno, así es la vida.

Helter dijo...

¡Oh, qué bonito! ¡Mataría porque alguien me diera el sí así, a la Buñuel, con intestinos de vaca!

Trikki dijo...

Caramba, qué matrimonio más rico en proteinas, que digo yo que cuando salieran a cenar por ahí, ¿quién decidiría si carne o pescado?

Helter, ¿Pero a usted no se lo pidieron con siete aviones de la legión escrito en el cielo?

Helter dijo...

No, no, igual no me entendió bien. Fue con señales de humo hechas con un cenicero y una gamuza de limpiar las gafas.