domingo, 8 de febrero de 2009

Volvemos con Helen Duncan

En la foto: la médium Helen Duncan durante una sesión espiritista en su casa, materializa el espíritu de una mujer.
Helen MacFarlane (27 de noviembre de 1897 – 6 de diciembre de 1956) nació en Callander, Perthshire (Escocia) y sus fantasmas eran, eso, británicos. Los rasgos del espíritu (en algunas fuentes, llamado Peggy; en otras, Peggy es el nombre del espíritu de una niña, que aparece en la fotografía de la entrada anterior), recuerdan al títere tradicional Judy, la esposa de Punch, la adaptación inglesa del personaje Pulcinella de la Commedia dell’arte (Judy sale mal parada en las representaciones; deja al hijo de ambos al cuidado de Punch en la casa, el niño no para de llorar, Punch se pone nervioso y lo tira por la ventana. Judy vuelve a la casa, pregunta por el niño, discuten y Punch tira a su esposa por la ventana. Cabe destacar que en ocasiones aparecía otro títere, que era Judy convertida en fantasma. El fantasma de Judy). Los espíritus materializados de Helen Duncan solían salir de un armario; un dato relevante pues será contar que el marido de Helen, Henry Duncan, era ebanista, fabricante de armarios.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

que comenté en el anterior, pero que no llegó por lo que veo: lo intentamos de nuevo, que venía a decir que lo que ha cambiado mucho es el atrezzo de los medium (en plural media, pero para no liarnos lo dejamos en mediums, que ya se sabe...), que hoy día las medium van mucho más arregladas y son más guapas y salen en los canales de luis hay
pero vamos, que esta mujer encontró un filón, y el marido sin salir del armario

Javier de la Iglesia dijo...

Como sugieren sus fotos, don Harry, parece que la pobre señora Duncan equivocó la profesión: debió haberse dedicado a los títeres de Punch & Judy. No lo hizo y la condenaron a nueve meses en 1943 y le aplicaron la ley de Brujería de 1735 porque resulta que lo de "vagos y maleantes" no bastaba y había cometido la indiscrección de adivinar el hundimiento de algún barco y era tiempo de guerra y no son bromas y la gente se puso nerviosa y casi la empapelan por espía etc. Dicen que a Churchill no le caía del todo mal, que le parecía de mucho peor gusto eso de sacar del archivo la ley de Brujería...Qué historia. ¿Es la última bruja condenada?

Badil dijo...

Harry ,¿tenían además un amigo o pariente maravilloso en el arte de la iluminación? Es que si no los creyentes tenían que ser mu tontos. Pero mu tontos.

Harry Sonfór dijo...

Koldo, yo una médium muy guapa me la creo menos. No sé, será un prejuicio tonto, pero me la creo menos. Y si además está muy operada y parece que vive en Beverly Hills, pues menos aún. Que eso igual no tiene nada que ver con contactar o no contactar con espíritus, pero me la creo menos.

Harry Sonfór dijo...

Sí, Javier, los espiritistas dicen que es la última persona que sufrió la ley de brujería de 1735. La justicia inglesa decía que no, que es que había montado unas cuantas estafas y así no podía ir por la vida, tragando telas impregnadas en mantequilla y luego regurgitándolas en plena actuación como si fueran espíritus, que eso era poco serio. En todo caso, a mí me parece que era muy creativa y muy resuelta, mucho más que los de la New Age y sus auras, que si no las ves es que no eres sensitivo y punto pelota. Yo me la imagino ahí fabicando sus muñequitos, sus telas, con el marido montando fondos falsos en los armarios y me resultan muy entrañables.

Harry Sonfór dijo...

Pues también, Badil, imagino que sí, que para las fotos que hacían los expertos pues darían la luz, pero las actuaciones serían casi a oscuras, que da más repelús. Ahora las médiums no sacan todo ese atrezzo, dan menos espectáculo y también cobran.

Zacarías Plissken dijo...

Me cuesta imaginarme una sesión de espiritismo de éstas. ¿Cómo lo hacían para colocarle la gasa en la boca, o en los ojos, sin que se note, sin que se vea la mano de su marido colocándosela?
La verdad es que lo único que me puedo imaginar es el clásio truco de apagar/encender la luz, al más puro estilo de Hércules Poirot.

Harry Sonfór dijo...

Imagino que había un poco de todo, Elradia. Se cuenta que la Duncan tragaba telas enteras de gasa o estopilla muy fina que previamente había impregnado de mantequilla. Ahora imagine que usted está en una sesión en casa de la Duncan. La médium sentada en una silla junto al armario, comienza su estado de trance, hace ruidos guturales, se remueve, baja la cabeza y regurgita el paño (Es posible que haya visto alguna vez que hay sanadores que quitan "los males" lanzando sonoros eructos). Por otro lado, su marido u otro manpulador, saca por una ranura del armario la figura del títere espíritu, sirviéndose de una varilla inferior, ayudada por las voces raras que hiciera la médium. Si a eso le añade una luz tenue coloreada ya tiene una bonita representación de teatro negro. Impresionar, pues impresionaría, sí. Un espectáculo completo. ¿Y el parecido de algunos espíritus con los muertos de los asistentes? imagino que funcionarían con buena información: «El lunes vendrán los señores de tal», pues hacían una búsqueda de datos sobre esa familia. Si de cada sesión sacaban unas perras, bien pudieran pagar unos dineros a los informantes. El resto, el resto se suple con una buena predisposición para creer en lo que se está viendo.