lunes, 31 de agosto de 2009

De las cosas

—Si me preguntaran el nombre de mi director de cine favorito, diría, sin dudarlo, que Andréi Tarkovski. Ningún director nos ha representado tan bien como él, ninguno como él mostró todas nuestras texturas, los reflejos de luz sobre nuestra superficie, las manchas y desgarros del tiempo anidando sobre la pintura —dijo la pared.
—Si me preguntaran el nombre de mi director de cine favorito, diría, sin dudarlo, que Andréi Tarkovski. Ningún director nos ha representado tan bien como él, ninguno como él mostró todas nuestras texturas, los cristales viejos deformados, las capas y capas de pintura acrílica sobre nuestra superficie —dijeron las puertas y ventanas.
—Si me preguntaran el nombre de mi director de cine favorito, diría, sin dudarlo, que Andréi Tarkovski. Ningún director nos ha representado tan bien como él, ninguno como él mostró nuestra caída, nuestros colores pardos, los dibujos entretejidos que nos conforman —dijeron las cortinas.
—Me hubiera gustado ser un jarrón de cristal, grande y transparente, lleno de agua limpia, con unas pocas flores silvestres sobre mi cabeza y salir en una de sus películas, sobre una mesa de madera, frente a una casa que está frente al bosque —dijo el vaso.

PS: y, además, las campanas.

4 comentarios:

Inde dijo...

¿Y la gente? ¿Qué dice la gente? Ay, que no voy a poder dormir...

Harry Sonfór dijo...

Ay, Inde, pues habrá de todo. A mí es que me gusta un puñao. Que me deja como un trapo cada cosa que le veo, también, pero me gusta un puñao. El Tarkovski para mí es como un masajista que me toca zonas que ni sabía que tenía. Me las toca y, placa, me deja como un trapo.
Pero también habrá gente que diga que es muy pesao, que es muy lento o que es más raro quel culo un mono.

Inde dijo...

No, no; yo decía que qué dice la gente que sale en sus películas...

Harry Sonfór dijo...

Ah, pues de todo, dirán de todo.